Adquirir una planta en cepellón, con las raíces envueltas en una malla o bolsa de plástico, abarata el coste de los nuevos ejemplares y es una buena elección para plantar árboles en el jardín.
No obstante, hay que tener en cuenta que las raíces pueden dañarse en el viaje, si no están bien protegidas. Si su protección consiste en una malla no es necesario retirarla al plantar el cepellón, ya que las raíces podrán desarrollarse a través de los agujeros de ésta, pero si se trata de un plástico si que deberá quitarlo.
El agujero en el que se plantará el ejemplar deberá ser más grande que el propio sistema de raíces de la planta, para facilitar que se expandan una vez plantado. Es recomendable cavar un hoyo de al menos el doble del tamaño del cepellón del ejemplar adquirido.
Se debe plantar el ejemplar recto. Para ello tal vez sea necesario colocar un listón de madera al que sujetarlo y que le ayude a mantenerse derecho. Una vez que se hayan colocado el palo y el árbol hay que taparlos con tierra y afirmarlos pisándola. Tras el proceso de plantado riegue la tierra, que es recomendable haber humedecido previamente para realizar el hoyo con mayor facilidad.
Para que no sufra el cepellón hasta ser plantado debe estar guardado en un lugar fresco y seco, y la tierra que envuelve las raíces mantenerse húmeda hasta que vaya ser emplazado definitivamente.