El estudio concluye que la pobreza infantil en Europa oriental y Asia Central se ha disparado a raíz de la guerra en un 19 %. La guerra en Ucrania ha empujado a cuatro millones de niños y niñas más a la pobreza, y los ha convertido en los más afectados por la crisis económica. Si bien los niños y niñas constituyen el 25 % de la población, representan casi el 40 % de los 10,4 millones de personas adicionales de la región que viven en la pobreza este año.
El efecto dominó de un aumento tan pronunciado de la pobreza infantil podría ir mucho más allá de las dificultades financieras inmediatas que enfrentan las familias. Solo este año, 4.500 niños y niñas más podrían morir antes de cumplir un año y 117.000 podrían abandonar la escuela, dejando suspendido su proceso de aprendizaje.
El coste de la inflación
Cuanto más pobre es una familia, mayor es la proporción de sus ingresos que se destina a necesidades como alimentos y combustible. Cuando los costos de los bienes básicos se disparan, el dinero disponible para satisfacer otras necesidades como la atención médica y la educación cae. La guerra de Ucrania y la subsiguiente crisis del costo de vida está llevando a que los niños y niñas más pobres tengan aún menos probabilidades de acceder a los servicios esenciales y corran un mayor riesgo de violencia, explotación y abuso.
Para muchos, la pobreza infantil dura toda la vida. Uno de cada tres niños y niñas nacidos y criados en la pobreza vivirá su vida adulta en la pobreza, lo que conducirá a un ciclo intergeneracional de penurias y privaciones.
Los desafíos que enfrentan las familias que viven en o al borde de la pobreza se profundizan cuando los gobiernos reducen el gasto público, aumentan los impuestos al consumo o implementan medidas de austeridad en un esfuerzo limitante para impulsar sus economías en el corto plazo, ya que esto disminuye el alcance y calidad de los servicios de apoyo de los que dependen las familias.
Medidas propuestas por UNICEF
Los gobiernos tienen que tomar decisiones difíciles, pero los resultados económicos cortoplacistas a menudo son miopes, devastando familias vulnerables y obstaculizando la recuperación a largo plazo. El apoyo social a las familias vulnerables debe ser protegido y ampliado. Si se implementan medidas de austeridad veremos que el camino hacia la pobreza se acorta y el camino de salida desaparece por completo, sometiendo a las familias a una vida de lucha financiera y privaciones.
Ante esta situación, para proporcionar a los niños y niñas una salida de la pobreza y evitar que más hogares caigan en la misma, UNICEF insta a los gobiernos a adoptar estas medidas:
- Proporcionar prestaciones universales para los niños y niñas, y garantizar la seguridad de unos ingresos mínimos.
- Ampliar los beneficios de la asistencia social a todas las familias con niños y niñas a cargo, incluidos los niños y niñas refugiados.
- Proteger el gasto social, especialmente para la infancia, adolescencia y familias vulnerables.
- Proteger y apoyar la prestación de servicios de salud, nutrición y atención social a madres embarazadas, bebés y niños y niñas en edad preescolar.
- Introducir regulaciones de precios en alimentos básicos para las familias.
Mitigar el impacto de la pobreza infantil en Europa
UNICEF se asoció recientemente con la Comisión Europea y varios países de la UE para poner en marcha la iniciativa Garantía Infantil Europea (GIE) con el fin de mitigar el impacto de la pobreza en los niños y niñas, y brindarles oportunidades para prosperar en la edad adulta. Ahora que más niños, niñas y familias se ven empujados a la pobreza, se justifica una respuesta sólida.
Qué es la Garantía Infantil Europea
La Garantía Infantil Europea se trata de la iniciativa a nivel comunitario más ambiciosa para abordar la pobreza infantil y la exclusión, ya que busca un compromiso de los Estados miembros para garantizar que los niños, niñas y adolescentes en situación de pobreza y exclusión social tengan acceso a cinco ámbitos de actuación prioritaria: vivienda, sanidad, nutrición, educación y cuidado en la primera infancia, así como educación y oportunidades de desarrollo durante la etapa obligatoria. Incluye, además, un enfoque específico para perfiles vulnerables, al incorporar enfoques como el de discapacidad o género.
Hay escenarios que no afectan de igual manera a todos los niños, niñas y a sus familias porque la probabilidad de sufrir pobreza severa o hallarse en riesgo de exclusión social viene determinada por el contexto socioeconómico, laboral o geográfico en el que se encuentran. Y existe una asociación entre pobreza y bienestar, desarrollo cognitivo y nivel educativo de los niños y niñas, que afecta a sus condiciones de vida y pobreza en la etapa adulta.
Por todo ello, las evidencias nos llevan a decir: invirtamos en la reducción de la pobreza infantil porque estaremos beneficiando a toda la sociedad y estaremos rompiendo ese ciclo intergeneracional de precariedad.