El 19% de la generación eléctrica mundial se destina a la iluminación, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Por su parte, la multinacional Philips asegura que el cambio a sistemas de iluminación más eficientes ahorraría en Europa 4.300.000.000 de euros, equivalente a 50.000.000 de barriles de petróleo anuales o mil millones de árboles, lo que evitaría la emisión de 28.000.000 de toneladas de CO2.
El cambio a sistemas de iluminación más eficientes evitaría en Europa la emisión de 28.000.000 de toneladas de CO2Por ello, aumentar la eficiencia de los dispositivos lumínicos y reducir el consumo innecesario no sólo contribuiría a disminuir la factura eléctrica, sino también a proteger el medio ambiente. En este sentido, los centros de investigación y las empresas del sector trabajan en el desarrollo de nuevas tecnologías.
Las luces LED (Light Emision Diode, o diodo de emisión de luz) se conocen desde los años 60, y se popularizaron como puntos luminosos rojos y verdes en numerosos aparatos electrónicos. Los avances tecnológicos están ampliando los usos de los LED, y hoy en día se utilizan cada vez más como iluminación en lugares públicos, edificios, pantallas gigantes de publicidad, semáforos o linternas para deportes de riesgo. Asimismo, a partir de 2008, el Reglamento CEE permitirá usarlas en los automóviles como luces de cruce.
Las ventajas de estas luces son diversas en comparación con las bombillas incandescentes: Ocupan menos espacio, son más brillantes, pueden durar hasta 50 veces más y consumir hasta 10 veces menos, y su chip permite variar la intensidad y el color de la luz. Además, con el desarrollo de los «LED orgánicos» se podría incluso ubicar iluminación en superficies flexibles, como tejidos y ropa.
Sin embargo, el uso generalizado de las luces LED se ve frenado por su elevado precio: Una lámpara de 3W, equivalente a una bombilla de 40W, cuesta unos 65 euros. En cualquier caso, los expertos señalan que su desarrollo se está produciendo con gran rapidez y vaticinan que en unos pocos años sustituirán a las actuales bombillas.
Por su parte, el silicio también podría convertirse en el material de las bombillas del futuro. Una empresa canadiense, Group IV Semiconductor, asegura haber desarrollado una tecnología que permitiría fabricar a partir de 2010 bombillas que duran 20 años y consumen un 90% menos de energía que las actuales. El sistema consiste en pasar la electricidad a través de un semiconductor de silicio, convirtiendo en luz casi toda la energía.
Asimismo, la utilización de materiales no contaminantes es otra de las preocupaciones del sector, habida cuenta de la toxicidad de los elementos de algunas bombillas. Por ejemplo, se calcula que sólo en la Unión Europea (UE) hay 35 millones de lámparas de vapor de mercurio, altamente contaminante, instaladas en calles y autopistas. Mientras tanto, el reciclaje de estos elementos de iluminación en lugares convenientes, como los Puntos Limpios, es una buena manera de ayudar a conservar el medio ambiente.
El exceso lumínico, además del gasto energético, afecta negativamente a numerosas especies de insectos, gran cantidad de aves migratorias, rapaces o murciélagos. Un ejemplo a seguir en la lucha contra este problema es el denominado proyecto Ecolight: Promovido por la UE y el Ayuntamiento de Valencia, su objetivo es frenar la contaminación lumínica en el parque natural de la Albufera. Para ello, se instalará un modelo de alumbrado «perimetral», con farolas más bajas y de tipo «cazuela», que enfocan al suelo de manera más eficiente.
Según el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE), la iluminación de los hogares españoles se lleva el 20% del total de la electricidad, lo que implica un gasto por familia de 83 euros al año. Estas cifras podrían reducirse siguiendo una serie de consejos:
- Evitar el uso desproporcionado de la iluminación, apagándola cuando no sea necesaria.
- Aprovechar al máximo la luz natural, mediante amplios ventanales, muros de pavés o colores claros y brillantes en paredes y cortinas.
- Utilizar bombillas de bajo consumo. Aunque más caras que las normales, se amortizan rápidamente en estancias que requieren una iluminación prolongada. Sin embargo, no son recomendables para usos puntuales, puesto que al encenderse consumen mucha energía y se gastan antes. Conviene leer y comparar en el envase los datos de eficiencia energética, las equivalencias de consumo frente a las convencionales y la vida media.
- Mantener limpias las tulipas y bombillas, que pueden perder si no hasta la mitad de su luminosidad.
- Instalar sistemas economizadores de energía, como reguladores de intensidad luminosa electrónica, lámparas con niveles de iluminación, transformadores electrónicos para fluorescentes o detectores de presencia.
- Utilizar lámparas de luz solar: Se trata de unos tubos que transportan la luz del sol desde el tejado hasta unas lámparas ubicadas en el techo del interior de la casa.