Tipos de intervenciones asistidas con animales
Según detallan desde GEMCA, grupo de especialidad en medicina del comportamiento de la Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales, hay tres modalidades de intervenciones asistidas con animales.
➡️ 1. Terapia Asistida con Animales (TAA)
Interacciones entre una persona y un animal con objetivos terapéuticos preestablecidos, actuando como parte integral de un proceso rehabilitador. Por ejemplo, a un menor al que le cueste dormir por la noche, en una terapia asistida el perro le puede ayudar a ganar confianza y gestionar ese problema.
➡️ 2. Educación Asistida con Animales (EAA)
Consiste en incorporar un animal en aulas y clases de apoyo, facilitando y favoreciendo la adquisición de los contenidos curriculares mediante la motivación que supone la presencia del animal y el uso de técnicas visuales y divertidas. Por ejemplo, si una niña o un niño tienen problemas al leer en alto en clase y necesitan ganar autoestima, el perro en esta intervención le aporta seguridad para afrontar ese miedo.
➡️ 3. Actividades Asistidas con Animales (AAA)
Son actividades lúdicas con efecto terapéutico, pero sin objetivos concretos, en las que las personas se relacionan con el animal con el objeto de mejorar su calidad de vida. Por ejemplo, cuando un menor con cáncer no se quiere levantar de la cama, la llegada de un perro a la unidad de oncología le impulsa a levantarse y jugar.
Estas intervenciones con animales van dirigidas a una gran variedad de colectivos con diferentes tipos de patologías y necesidades especiales, incluyendo personas de cualquier edad y condición física o cognitiva. “Entre los distintos programas desarrollados en España, los ámbitos de la neurorrehabilitación, la educación, la salud mental, la integración social y la gerontología son los que acaparan mayor número. No obstante, existen otros posibles ámbitos de actuación, como en la violencia de género, instituciones carcelarias, ámbitos hospitalarios, estrés postraumático en niños procedentes de países en guerra, juzgados de familia…”, resumen en GEMCA.
¿Qué animales se utilizan en la terapia asistida con animales?
De acuerdo con la Asociación Internacional de Organizaciones de Interacción Humano-Animal, solo los animales domésticos, entre los que se incluyen también los de granja, pueden intervenir en las terapias. En España, “la especie animal más empleada es el perro (95 %, el 62 %, en exclusiva), seguida del caballo (25 %), animales de granja (13 %), los gatos (13 %) y las aves (7 %)”, puntualizan en GEMCA.
Los animales de intervención han de reunir unos criterios específicos adecuados a las necesidades requeridas en el programa. Son seleccionados “tanto por su morfología como por su comportamiento, equilibrado y predecible, tener una correcta socialización y ser entrenados con técnicas basadas en el refuerzo positivo. Deberán tener una educación y adiestramiento correctamente constituidos, un carácter sociable y cariñoso y capacidad de recuperación ante el estrés que pudiera generarse durante las sesiones”, recalca el grupo de especialistas. Y añade como muy importante que “el animal se sienta cómodo y alegre en todo momento, esté sano y presente unas buenas condiciones higiénico-sanitarias, llevándose a cabo revisiones veterinarias periódicas y un mantenimiento higiénico adecuado”.
En cuanto a los motivos que hacen que los perros sean la especie animal más utilizada, en GEMCA destacan su gran capacidad de aprendizaje. También subrayan “su carácter sociable y cariñoso con las personas, que ayuda a establecer vínculos y relaciones predecibles y seguras, favoreciendo el sentimiento afectivo”.
Terapias hospitalarias con perros
Los perros son un importante soporte emocional para sobrellevar los momentos difíciles. La Fundación Aladina desarrolla una terapia con canes y niños con cáncer en colaboración con la Fundación Perros Azules.
Lo cuenta Lorena Díez, directora de hospitales de la Fundación Aladina: “Trabajamos con pacientes desde los 3 hasta los 21 años. Las actividades que se realizan son distintas dependiendo de la edad”.
- Detalla que “con los más chiquititos, al principio, se les presenta al animal. Se les dice cómo se llama, se les explica y enseña a cuidarlo, a peinarle, a darle de comer, a pasearle. Luego se desarrollan juegos grupales o individuales. Hay muchas posibilidades para convertir ese momento de interacción en algo divertido y dinámico”.
- Con los adolescentes se aborda la terapia desde otro ángulo. “Hay una serie de momentos en los que la enfermedad se lleva peor. En esos casos, a través del animal, se consigue que un paciente que está en aislamiento y no quiere interactuar, saque una sonrisa. Los animales consiguen que salga de su habitación, que juegue e interactúe, que olvide dónde está o lo qué está pasando”, cuenta Díez.
🐶 Animales especializados
Los perros están adiestrados para entrar en una unidad hospitalaria sin interferir en las rutinas. “No se distraen con los olores o ruidos. Tienen vacunas especiales y continuas para no contagiar a ningún paciente. En todo momento están acompañados y guiados por el terapeuta, que sabe cómo encauzar la labor. Lo que realmente se busca es lograr el bienestar físico, psíquico y, sobre todo, emocional de cada paciente”.
Para que todo encaje, los terapeutas están en continuo contacto con el equipo médico. “Se les explica qué casos van a atender, en qué procesos están esos niños, que necesidades tienen ellos y sus familias. Acompañan en el tratamiento y en los momentos más complicados, como un fallecimiento”, sintetiza la directora de hospitales.
En la Fundación Aladina fueron de los primeros en introducir las terapias con perros presenciales en una unidad oncológica. Una actividad que se ha extendido con otras organizaciones autonómicas. “Llevamos 20 años. Financiamos el 100 % de estas terapias. Actuamos en los hospitales con los que tenemos convenidos firmados, que son muchos en toda España. Ahora se ve todo muy normal, pero ha sido muy complejo hacer entender a los equipos hospitalarios que un perro podría aportar y no iba a contagiar al paciente. Solo cuando comprobaron que la labor que se hacía era maravillosa y que todo iba viento en popa, hemos ido creciendo”, rememora Díez.