El pasado año ha sido definido por la organización internacional Reporteros sin Fronteras (RSF) como el más mortífero para la prensa, con al menos 81 periodistas muertos (sin tener en cuenta a otros colaboradores) durante el desarrollo de su trabajo o por expresar sus opiniones. En total se han contabilizado 155 muertes de profesionales de la información, entre colaboradores como traductores, chóferes, técnicos o agentes de seguridad, según la Federación Internacional de Periodistas (FIP) y que agrupa a más de medio millón de profesionales.
Hemos de remontarnos a 1994 para recordar que ese año murieron 103 periodistas, prácticamente la mitad en el genocidio de Ruanda, cerca de una veintena en Argelia como víctimas de la guerra civil y una decena en la ex Yugoslavia. Lejos de recordarse este año 94 como el más macabro y sangriento para los defensores de la libertad de expresión, 2006 se puede tachar como ‘annus horribilis’ para la prensa.
Por cuarto año consecutivo, Irak sigue siendo el país más peligroso del mundo para los profesionales de los medios de comunicación.
Irak sigue siendo el país más peligroso del mundo para los profesionales de los medios de comunicaciónEn total, desde el comienzo de la guerra han matado a 139 periodistas: más del doble del número de periodistas muertos durante los veinte años de la guerra de Vietnam (63 muertos entre 1955 y 1975). En cerca del 90 % de los casos, las víctimas eran periodistas iraquíes. Ante estas muertes, «las investigaciones son rarísimas y nunca conducen a nada», lamentan desde RSF.
El segundo puesto en el palmarés de los Estados más peligrosos para los periodistas lo ocupa México, el país más mortífero del continente americano, por delante de Colombia. En 2006 han matado a nueve periodistas porque investigaban sobre los narcotraficantes o cubrían algunos movimientos sociales violentos. La región de Oaxaca es la más peligrosa, sacudida por unas luchas sociales que a veces degeneran en enfrentamientos armados y que han provocado la muerte de varios periodistas, entre ellos un cámara norteamericano.
La situación tampoco parece mejorar en Filipinas, donde se asesinaron en 2006 a un total de seis periodistas (siete en 2005) y mucho menos en Rusia, país en el que han matado a tres periodistas en el curso del año (21 desde la llegada de Putin al poder en marzo de 2000).
En el vecino turcomano, la situación de la libertad de prensa no ha cesado de empeorar a lo largo del año 2006. En septiembre se alcanzó el paroxismo de la represión emprendida contra la prensa independiente cuando la familia de la corresponsal de Radio Free Europe, Ogoulsapar Mouradova, anunció que había muerto en la cárcel. A pesar de las insistentes peticiones de la Unión Europea, las autoridades turcomanas no han abierto ninguna investigación para aclarar las circunstancias de la muerte de la periodista, que en el momento del drama llevaba tres meses encarcelada.
Líbano, por su parte, también merece una mención especial: durante la guerra con Israel, unos bombardeos del ejército israelí mataron a una fotógrafa y a un técnico de televisión. En total, durante el verano resultaron heridos una decena de periodistas, en el curso de los enfrentamientos.
Secuestros de periodistas
Por si fuera poco el miedo diario a la muerte a la que se enfrentan muchos profesionales de la información destinados a las zonas anteriormente mencionadas, el secuestro es otro de los temores de los que deben protegerse. Reporteros sin Fronteras detalla en su informe que el pasado año se secuestraron al menos a 56 periodistas en una decena de países. Las dos zonas con mayor riesgo son Irak, donde han secuestrado a diecisiete profesionales de la prensa desde el comienzo del año 2006, y la franja de Gaza, con el secuestro de seis reporteros. «Si en los Territorios Palestinos los secuestros terminaron todos en liberaciones, en Irak los secuestradores ejecutaron a seis profesionales de los medios de comunicación», aseguran.
Esta sucesión de asesinatos no han quedado totalmente ‘impunes’ ante la denuncia y las exigencias de organizaciones como RSF y la FIP. Así, el único resquicio de luz que se halló es el procedente de Naciones Unidas, que por primera vez se decidió a tratar la crisis a la que se enfrentaban los medios de comunicación. Se trata de una resolución aprobada el 23 de diciembre por el Consejo de Seguridad de la ONU, quien realizó una llamada de atención a los gobiernos para que respeten la ley internacional y proteger así a los civiles en el conflicto armado. El Consejo exigió además el fin de la impunidad y el juicio a los asesinos de periodistas y acordó la preparación de una serie de informes anuales sobre los riesgos a los que se enfrentan los medios de comunicación.