Ser mochilero implica viajar cargado con el poco equipaje que cabe en una mochila. Quienes recorren y conocen lugares de este modo, a menudo, cuentan con un presupuesto limitado y tienen en común un fuerte deseo de conocer los destinos y sus gentes de una manera diferente.
Aunque viajen durante las vacaciones o empleen varios meses e incluso años, los mochileros se distinguen del resto de turistas por tener poca prisa y muchas ganas de fundirse con el paisaje que recorren y, especialmente, con sus paisanos. Todo ello determina cómo se mueven, dónde pernoctan y cómo utilizan la mochila.
La mochila ideal
Hay bolsas, maletas con o sin ruedas, sacos y zurrones más o menos cómodos de manejar, pero nada como una mochila para que el viajero pueda transportar consigo sus cosas. No obstante, el objeto que da nombre al mochilero, su compañera de fatiga, debe cumplir un exquisito equilibrio entre transportar todo lo necesario sin que suponga una carga excesiva. A continuación se exponen consejos dictados por la experiencia de algunos mochileros:
– La propia mochila lo más cómoda posible porque después de días y días de caminatas interminables los hombros pueden sufrir mucho.
– Lo que no hay que olvidar bajo ningún concepto es la documentación que hay siempre que llevar: documento de identidad, pasaporte y tarjeta de sanidad, así como la póliza del seguro de viaje, si se ha contratado, algo casi siempre muy recomendable. Además de llevar fotocopias de los documentos, una buena idea es tener alguna copia en Internet para acceder a ellos en caso necesario.
– Resulta imprescindible tener las direcciones y teléfonos de embajadas y consulados. Dependiendo de la peligrosidad del destino, tal vez merezca la pena notificar por fax o correo los datos del viajero a la embajada, por si pasa algo.
– En cuanto al equipaje, independientemente de la época del año, siempre hay que llevar calzado cómodo (botas, sandalias o deportivas), chanclas, chubasquero, gorro y bañador. Conviene acarrear la menor cantidad de ropa posible y, en cambio, meter muchos calcetines por si se empapan. Los pantalones desmontables son cómodos y prácticos y para abrigarse un forro polar pesa poco en verano. En invierno es mejor un plumífero.
– Un pequeño botiquín para aliviar heridas, torceduras de tobillo y ampollas es también esencial, así como una linterna, un paraguas, una navaja y un plástico para dormir en el suelo si fuera preciso.
El buen mochilero ha de preparar correctamente la que será su gran compañera de viaje: la mochila que ha de llevar a cuestas
Cómo moverse
Por lo general un mochilero opta por ir a pie siempre que puede, porque caminar es sin duda más barato y es la forma de viaje que más permite disfrutar del entorno. Hay quien, entre caminata y caminata o para recorrer una distancia larga sin interés, se decanta por el autostop, aunque muchos no la consideran una opción demasiado segura.
La rapidez y comodidad del avión no suele seducir al mochilero, pues su objetivo, frente al turista convencional, no es alcanzar rápido el destino sino disfrutar del camino. Aún así, para recorrer distancias largas muchos combinan todo tipo de medios de transporte (tren, autobús, barco y avión) reduciendo costes.
El precio no siempre es lo determinante. En cualquier caso, las ofertas que lanzan las agencias tampoco atraen a los mochileros, que normalmente prefieren organizar sus propios itinerarios porque les da mucha más libertad.
Dónde dormir
Los mochileros muchas veces duermen donde pueden. Los alojamientos dependen de si el objetivo es realizar un viaje muy bien preparado, en el que se puedan hacer reservas de antemano, o si de lo que se trata es de perderse por una región sin rutas ni destinos fijos. En general, el tipo de alojamiento que más concuerda con el estilo del mochilero son los albergues, las casas rurales y los Bed and Breakfast.
Los albergues son, además de la alternativa más barata -hay camas desde 5 euros- un excelente punto de encuentro de jóvenes viajeros. Los Bed and Breakfast y las casas rurales, aunque su precio es superior a los 20 euros, ofrecen confort en un ambiente cálido, familiar y con encanto. En ciudad, se pueden encontrar habitaciones sencillas en pequeñas pensiones y hostales también desde 20 euros. Los más intrépidos no dudan en buscar cobijo en la casa de algún vecino del pueblo, en una iglesia, una organización no gubernamental o duermen incluso a la intemperie.
En la Red se pueden encontrar muchos recursos útiles . Por ejemplo, la web Mochileros cuenta, entre otras, con una sección en la que se muestran las líneas ferroviarias de un gran número de países. También se incluyen enlaces a las páginas web de empresas de transporte baratas.