Imagen: Christian GuthierUnas 60 razas de vacas, cabras, cerdos, caballos y aves de corral se perdieron en los últimos cinco años debido a la globalización de la industria ganadera, según el informe «Estado de los recursos zoogenéticos del mundo», examinado recientemente en la sede de la Organización de la Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en Roma.
190 razas de animales domésticos desaparecieron en los últimos 15 años y otras 1.500 se consideran al borde de la extinciónSegún este organismo, entre un 20 y un 30% de los recursos zoogenéticos que quedan corren gran peligro de perderse y, a diferencia de las plantas, o recursos fitogenéticos, su conservación organizada es casi nula. El registro de la FAO sobre recursos genéticos de animales domésticos comprende 7.600 razas, y de ellas, 190 desaparecieron en los últimos 15 años y otras 1.500 se consideran al borde de la extinción, con una raza que desaparece al mes.
Los responsables de la FAO advierten que tan sólo 14 de una treintena de especies de mamíferos y aves domésticas proporcionan el 90% de los alimentos de origen animal que consumen los humanos. Gracias a la ganadería, más de 1.000 millones de personas sobreviven en el mundo y en particular, cerca del 70% de los pobres rurales dependen en gran medida de ella.
En cuanto a la diversidad fitogenética, hoy día la gran mayoría de la humanidad se alimenta con 150 especies cultivadas; 30 cultivos proporcionan el 95% de nuestra energía alimenticia; de ellas 12 especies de plantas aportan más del 70% de la alimentación humana, siendo cuatro (arroz, maíz, trigo y patata) las que cubren más de la mitad.
Los expertos de la FAO recuerdan que la mayor parte de estos recursos no pueden sobrevivir en forma silvestre, ya que dependen de su cultivo por el ser humano. Sin embargo, advierten, la mayor parte de la diversidad biológica agrícola se encuentra en las zonas tropicales y subtropicales; es decir, en los países en desarrollo. De esta manera, a pesar de su importancia para la supervivencia humana, los recursos genéticos se están perdiendo a una velocidad «alarmante» ante la falta de incentivos para su desarrollo y conservación.
El informe final se hará público en Interlaken (Suiza), durante la primera Conferencia técnica internacional sobre Recursos Genéticos Animales, en septiembre de 2007. En esta reunión se pretende adoptar un plan de acción mundial para detener la pérdida de estos recursos y mejorar su desarrollo, conservación y uso sostenible.
En este sentido, los expertos afirman que las labores de conservación reúnen diversas actividades, como la identificación y enumeración de las razas, el seguimiento de las estadísticas demográficas, el desarrollo de instrumentos políticos y legales a nivel nacional e internacional o la participación de todos los actores sociales.
Por ello, la noticia reciente de que el Reino Unido se propone crear bancos de esperma y de óvulos para salvar del peligro de extinción a 100 de las 130 razas de animales de granja naturales de este país, es positiva, pero sólo un paso más hacia una auténtica conservación.
La FAO ha desarrollado durante los últimos años diversos organismos y tratados para mejorar esta situación. La Comisión sobre los Recursos Genéticos para la Alimentación y la Agricultura (CRGAA) es un foro permanente que incluye 160 países y la Unión Europea, y en el que se negocian asuntos de interés sobre los recursos genéticos para la alimentación y la agricultura. La CRGAA facilita y supervisa la cooperación entre la FAO y otros organismos intergubernamentales y no gubernamentales competentes.
Por otra parte, en 2001, los 180 países de la Conferencia de la FAO, incluida España, adoptaban un Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura. Se trata de un compromiso internacional jurídicamente vinculante que apoya directamente la labor de los agricultores en la conservación y mejora de la diversidad agrícola.
Imagen: Mary R. VogtUna vaca o una patata, por ejemplo, poseen características genéticas diferentes según el lugar del planeta en los que se encuentren. Esta diversidad se ha desarrollado durante millones de años de evolución, formando y estabilizando cada especie. De esta manera, las razas autóctonas están más preparadas para superar enfermedades o emergencias medioambientales.
La selección humana de las variedades más productivas tiende a menospreciar las características genéticas de funcionalidad y de adaptación, descartando especies según las demandas del mercado. Sin embargo, este proceso lleva a un empobrecimiento de la base genética tanto de las razas comerciales como del resto.
Por ello, mantener la diversidad genética es fundamental para que la variedad pueda suministrar más productos alimenticios y más posibilidades de hacer frente a situaciones de emergencia, como el cambio climático, las enfermedades o los cambios socioeconómicos. Por ejemplo, a finales de 1830 un hongo desconocido en Europa casi acabó con las patatas en el continente. La plaga se pudo controlar gracias a los ejemplares resistentes que se trajeron de América Latina, de donde era originaria la patata.
Asimismo, la ingeniería genética no es la panacea. En la actualidad, solo un pequeño número de mutaciones inducidas se han revelado útiles para mejorar la producción vegetal. Sin embargo, los animales son organismos mucho más complejos y la tecnología tiene todavía muchos años por delante para un desarrollo pleno. Por lo tanto, los expertos subrayan que la conservación de esta biodiversidad doméstica es mucho más económica y eficaz.