Imagen: WikipediaLas compañías petrolíferas han asumido que el fin del petróleo convencional, cuyo precio no deja de subir, se encuentra muy cercano. Por ello, la utilización de petróleos extra pesados está dejando de ser poco rentable, y cada vez son más las inversiones que se mueven en este sector.
En Canadá producen cerca de un millón de barriles diarios y se esperan ampliaciones por valor de unos 53 mil millones de eurosEn Canadá, los recursos de las arenas bituminosas son explotados por más de seis plantas, con una producción de cerca de un millón de barriles diarios, de los que el 80% se exporta a los Estados Unidos. Además, se han proyectado nuevas ampliaciones para los próximos 10 años, por valor de unos 53 mil millones de euros.
Los petróleos no convencionales son una familia que incluye diversas sustancias y tecnologías de transformación. Las arenas bituminosas se basan en el betumen, una especie de alquitrán muy espeso, y representan el 66% de las reservas mundiales de petróleo. Aunque hay depósitos repartidos en más de 70 países de todo el mundo, el 75% de sus reservas mundiales se encuentra en Athabasca (Canadá) y en la Faja Petrolífera del Orinoco (Venezuela).
Según los pronósticos de la Agencia Internacional de la Energía (IEA en sus siglas inglesas), si las reservas de petróleo fueran inferiores a lo esperado, la producción petrolífera no convencional podría alcanzar los 37 millones de barriles por día en 2030, o el 39% de la demanda global.
Los ecologistas subrayan el enorme impacto ambiental de estas instalaciones. En el caso canadiense, el tupido bosque que albergaba la primera mina a cielo abierto, hoy abandonada, se transformó en un gigantesco cráter de varios kilómetros de extensión y unos 100 metros de profundidad. Asimismo, muchas especies animales, como el caribú, han huido de sus lugares habituales. A pesar de que las leyes obligan a las compañías a devolver el ecosistema boreal a su estado original, los expertos aseguran que no se cumplen.
El proceso consume enormes cantidades de agua y energía y produce gran cantidad de gases de efecto invernadero, como dióxido de sulfuro, óxidos nitrosos, o dióxidos de carbono, entre otros. Aunque Canadá ha firmado el Protocolo de Kyoto, el nuevo gobierno federal amenaza con no cumplirlo. Además, los ecologistas canadienses recuerdan que su desarrollo ha sido pagado en parte por el gobierno de la provincia de Alberta.
Por su parte, sus defensores afirman que cada vez más compañías están utilizando el método «in situ», que en teoría emplea menos agua y no destruye grandes áreas de bosques y pantanos. Sin embargo, según el instituto ambientalista canadiense Pembina, genera mayores cantidades de desechos. Por ejemplo, según este Instituto, la compañía EnCana, en Foster Creek, volcará 48 millones de metros cúbicos de sedimento en pozos profundos y enviará 260.000 toneladas de desechos a vertederos en los próximos 20 años.
Asimismo, fuentes del Instituto Pembina consideran que este nuevo método «in situ» fragmenta los ecosistemas, al crear «una gran telaraña de carreteras, cañerías, plataformas de perforación, líneas sísmicas y pozos de exploración». En cuanto al agua consumida, añaden, sigue siendo un enorme derroche que irá a más en los próximos años. Cada millón de barriles diarios de petróleo necesita entre 2 y 4,5 millones de barriles de agua al día. La mayor parte procede del río Athabasca, que está contaminado como muchas aguas de la zona. Los proyectos previstos con las arenas alquitranadas incrementarán el uso de agua en Canadá a 529 millones de metros cúbicos al año.
Además, según el citado Instituto, el cambio climático podría contribuir a secar en poco tiempo algunos pantanos de la zona. No obstante, expertos de la Universidad de Alberta recuerdan que gran parte de la provincia ha sufrido una prolongada sequía, y es poco probable que esta situación cambie debido al calentamiento planetario.
Por otra parte, el manejo de hidrocarburos a alta presión y temperatura supone un riesgo. Sin embargo, los responsables del sector lo consideran mínimo, al asegurar que se trata de unas instalaciones dotadas de suficientes medidas de seguridad. Asimismo, sus detractores también sostienen que estas nuevas infraestructuras industriales han atraído a miles de trabajadores que han sido despojados de sus derechos sindicales.
En la actualidad, se utilizan principalmente dos métodos para conseguir este recurso: la minería a cielo abierto, y el procedimiento “in situ”, que consiste básicamente en perforar la arena, extraer el betumen y convertirlo en crudo sintético liviano.
En Qatar, las plantas usan una tecnología básica inventada en los años 20 y utilizada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial para hacer productos del petróleo a partir del carbón. La tecnología fue también empleada en Sudáfrica durante el Apartheid.
El primer intento de explotar las reservas canadienses data de 1930, con el proyecto Abasand Oil, aunque de muy baja productividad. Sin embargo, no fue hasta los años 60 cuando comienza la explotación a gran escala, con el proyecto Great Canadian Oil Sands, de la empresa Suncor Energy, que en 1967 comenzó a producir 45 mil barriles diarios. A principios de los 70 se crea Syncrude Canadá, formado por varias multinacionales del petróleo: Es el proyecto más grande hoy día, con más de 250.000 metros cuadrados de extensión sólo en el área de proceso, y una producción de más de 350 mil barriles de petróleo diarios.