El Día Mundial del Agua recuerda cada 22 de marzo y desde 1993, a instancias de Naciones Unidas, la importancia de conservar este elemento líquido y garantizar su acceso en condiciones adecuadas a toda la población mundial. El lema de este año, “Agua y Seguridad Alimentaria”, pretende recordar los graves contrastes en el acceso al agua y a los alimentos, dependientes de la misma. Mientras se desperdicia el 30% de alimentos producidos en el mundo, unos mil millones de personas se mueren de hambre, la misma cifra que carece de agua potable. Los consumidores pueden asumir varias medidas para combatir este grave problema.
Agua y seguridad alimentaria, lema de 2012
El Día Mundial del Agua se centrará este año en la seguridad alimentaria. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la crisis económica y el aumento de los precios de los alimentos de 2008 ha supuesto un importante descenso de la seguridad alimentaria mundial. Los responsables de la ONU recuerdan que en la actualidad hay 7.000 millones de personas que alimentar y en 2050 habrá 2.000 millones más.
Unos mil millones de personas se mueren de hambre, la misma cifra que carece de agua potable
La ONU destaca los graves contrastes en el acceso al agua y a los alimentos. Los países ricos consumen de media doce veces más agua que los pobres. Y a pesar de que se produce más del doble de alimentos necesarios para todos los habitantes del mundo, unos mil millones de personas se mueren de hambre, la misma cifra que carece de agua potable. Según Naciones Unidas, uno de cada seis habitantes del planeta no dispone de agua limpia y uno de cada cinco carece de la más simple letrina. Con la tendencia actual en el consumo del agua, en 2025, dos de cada tres personas sufrirá estrés hídrico.
Además de los contrastes en el consumo, otro de los problemas que más preocupa a los responsables de Naciones Unidas es la pérdida de este líquido elemento. En todo el mundo, alrededor del 70% del suministro de agua se destina a la agricultura, según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Casi el 60% del agua utilizada en el riego se pierde por la escorrentía o bien porque se evapora antes de llegar a la planta, según la UNESCO.
Pero no todo es negativo. Los esfuerzos internacionales por luchar contra esta situación han logrado algunos avances: entre 1990 y 2010, más de 2.000 millones de personas accedieron a fuentes mejoradas de agua potable. Así lo señala el reciente informe «Progreso sobre el agua potable y saneamiento 2012», publicado por UNICEF y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Según sus responsables, gracias a este dato se ha logrado uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (reducir a la mitad la proporción de personas sin acceso al agua potable antes de 2015).
Preocupación por el agua virtual
Los responsables de Naciones Unidas quieren recordar en este Día Mundial que no solo hay que preocuparse por el agua que bebemos, sino también por la que «comemos», es decir, el agua necesaria para producir alimentos.
Una persona bebe de media de dos a cuatro litros de agua diarios. Sin embargo, la mayor parte del agua que «bebemos» se encuentra en los alimentos que consumimos: para producir un kilo de carne de vacuno se necesitan 15.000 litros de agua, mientras que un kilo de trigo necesita 1.500 litros, según datos de la ONU. Es la conocida como «agua virtual», un concepto creado por el investigador británico John Anthony Allan para calcular cuánta agua se emplea en elaborar, empaquetar y transportar los productos de consumo.
El agua virtual muestra también las diferencias entre países. Mientras un estadounidense gasta al año por término medio unos 2.500.000 litros de agua virtual (unos 7.000 litros diarios), un chino consume tres veces menos (700.000 litros, unos 1.920 diarios). En España, según cálculos de un grupo de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid, cada ciudadano necesita un poco más de un millón de litros.
Medidas para luchar contra los problemas del agua
Los expertos de Naciones Unidas inciden en cuatro puntos necesarios para combatir los desequilibrios del agua y la alimentación en el mundo:
- Consumir productos que hagan un uso menos intensivo de agua.
- Reducir el «escandaloso» desperdicio de alimentos: nunca se consume el 30% de los alimentos producidos en todo el mundo y el agua utilizada para estos se pierde definitivamente.
- Producir más alimentos, de mejor calidad, con menos agua.
- Llevar una alimentación saludable.
Los consumidores son fundamentales para reducir este problema. Concienciarse del problema de la escasez de agua, seguir unos sencillos consejos para ahorrar agua o exigir a los responsables institucionales la toma de medidas eficaces son algunas de las acciones que podemos llevar a cabo.