La «brocha seca» es una técnica de pintura a la que se recurre, sobre todo, para decorar muebles. Consigue un aspecto envejecido en estos, ya que la pintura no se reparte de manera uniforme por toda la superficie. Un factor fundamental para obtener un buen resultado es utilizar una cantidad mínima de pintura. De esta manera, algunas zonas apenas quedan cubiertas por un velo de color, en contraste con aquéllas que están pintadas por completo.
Las cerdas han de rozar el mueble con movimientos rápidos
Antes de decorar el mueble es imprescindible prepararlo. Para ello, hay que lijar cualquier saliente o desperfecto hasta conseguir un acabado liso. A continuación, se aplica una primera capa de pintura que cubra la superficie en su totalidad. En la segunda capa, se retira el exceso de pintura de la brocha con un trapo o papel y se extiende sólo con las cerdas, que han de rozar el mueble con movimientos rápidos.
Cuando la brocha se cargue demasiado, el exceso de pintura en el mueble se puede retirar con un trapo o esperar a que se seque y aplicar de nuevo el color siguiendo la técnica. Asimismo, si se quiere conseguir un efecto mayor de contraste, es posible utilizar dos tonos, uno para cada capa. Estos pueden ser iguales o diferentes. Cuando coincidan en color pero varíen en grado de intensidad, el contraste reforzará la sensación de envejecido.
Las pinturas más adecuadas para estos trabajos son los productos acrílicos y al aceite. Respecto al tamaño de la brocha, éste dependerá de las propias dimensiones de la superficie. Para las zonas difíciles conviene recurrir a modelos biselados.
El error más habitual al pintar con brocha es dejar marcas. Para evitarlo, conviene limpiar la superficie previamente y extender una capa de imprimación que ayude a fijar el producto de manera uniforme. Además, hay que empapar todas las cerdas de la brocha en pintura para que, al trabajar, no queden zonas sin colorear.
Del mismo modo, hay que evitar un número excesivo de pinceladas, puesto que el disolvente podría llegar a evaporarse. Es preferible esperar a que la primera capa se seque para repasar las zonas en las que se detecten faltas. Los “brochazos” son más visibles cuando se realizan sobre una superficie húmeda.