La luz solar que llega a la superficie terrestre podría haber disminuido en las últimas décadas, según diversos estudios científicos. Este “oscurecimiento global”, provocado en gran parte por la contaminación atmosférica, podría estar dificultando procesos esenciales como la fotosíntesis de las plantas o el ciclo del agua, y que se esté subestimando el verdadero alcance del cambio climático.
El oscurecimiento global se estaría generando al acumularse en las capas altas de la atmósfera partículas diminutas, provenientes en su mayor parte de la actividad industrial, la combustión de los motores o el uso de aerosoles, aunque sin olvidar agentes naturales como las cenizas de los incendios forestales o de las erupciones volcánicas. Algunos científicos han apuntado también a las estelas de humo de los aviones como otra posible causa más.
Imagen: Dean SouglassEl fenómeno se produciría porque las nubes pueden reflejar en mayor o menor medida la luz solar dependiendo de la cantidad de ciertas partículas. De esta forma, la contaminación atmosférica habría aumentado su número, por lo que la cobertura nubosa de la Tierra devolvería al espacio más luz solar que antes.
Esta disminución de la cantidad de luz estaría afectando a procesos naturales, como la fotosíntesis, lo que provocaría que las plantas produjesen menos oxígeno y procesasen menos dióxido de carbono (CO2), acelerando el cambio climático. Asimismo, un estudio del Instituto Scripps de Oceanografía sugiere que el oscurecimiento global también estaría debilitando el ciclo del agua en el planeta, reduciendo así la lluvia y poniendo en peligro las reservas de agua dulce.
El oscurecimiento global estaría reduciendo la lluvia y poniendo en peligro las reservas de agua dulceAunque globalmente se estima una reducción lumínica de un 4%, que abarcaría las décadas de los años 50 a 90, se cree que sus efectos variarían según las regiones. En este sentido, los expertos en ciencias atmosféricas Leon D. Rotstayn y Ulrike Lohmann indican que la ausencia del monzón en el África sub-sahariana durante los 70 y 80 o la sequía del Sahel, que provocó una hambruna en la zona, se pudo deber a que la contaminación del hemisferio norte enfriaba el Atlántico.
En cualquier caso, diversas investigaciones también han detectado a partir de los años 90 una inversión del fenómeno. Por ejemplo, los análisis de los datos recientes tomados por la Red de Radiación a nivel de superficie (BSRN en sus siglas inglesas) revelan que la iluminación de la superficie del planeta habría aumentado en un 4% en la pasada década. Algunos científicos apuntan a la prohibición del uso de aerosoles por parte de los países desarrollados como responsable de ello.
Por otra parte, además de un oscurecimiento, el fenómeno también provocaría una reducción de las temperaturas en todo el planeta. Según algunos expertos, como Beate Liepert, de la Universidad de Columbia, no resultaría contradictorio con el aumento de las temperaturas inducido por el calentamiento global, sino que más bien los efectos del oscurecimiento global habrían estado enmascarando los datos, y por lo tanto, las consecuencias del cambio climático podrían ser mucho más catastróficas de lo que se predice con las actuales estimaciones. Por ello, diversos expertos coinciden en que el calentamiento global y el oscurecimiento global están relacionados, siendo su principal causante la contaminación atmosférica, por lo que para combatirlos conviene atacarlos en su conjunto.
No obstante, la complejidad de estos fenómenos impide realizar afirmaciones con rotundidad, y se requiere por tanto un mayor número de investigaciones a partir de métodos más precisos de medición y análisis. Por ejemplo, sólo se poseen datos para la superficie terrestre, por lo que se desconoce si se está o no produciendo un oscurecimiento sobre los océanos.
Uno de los precursores de la Ciencia del clima, el ruso Mikhail Budyko, sugirió en 1974 que si el problema del calentamiento global aumentaba, una posible solución sería utilizar el fenómeno del oscurecimiento global para disminuir la temperatura, quemando para ello azufre en la estratosfera.
Sin embargo, los detractores de este remedio lo consideran peor que la enfermedad, porque provocaría diversos efectos negativos sobre el medio ambiente y la salud humana, como la lluvia ácida y cambios en los patrones de evaporación y precipitación, que podrían causar desastres naturales de impredecibles consecuencias.