Pocas veces al observar una puerta nos fijamos en la mirilla y, sin embargo y a pesar de pasar prácticamente desapercibida, proporciona tranquilidad al propietario al poder apreciar qué hay al otro lado de la puerta. El ‘ojo’ vigilante de nuestros domicilios se transforma e incorpora instrumentos de vigilancia de última generación, como microcámaras de vídeo.
Imagen: Bradley Gordon
Es difícil imaginar una puerta de entrada sin mirilla, más aún en una sociedad en la que cada vez cobra más importancia la seguridad. En la mayor parte de los casos esta herramienta, tan útil para conocer quién está al otro lado de la vivienda y que permite decidir si abrir o no a quien llama, viene incluida en la puerta de entrada a la vivienda.
Lo más habitual es que la lente sea de 132º, aunque hay modelos con más amplitud
La mirilla tradicional suele tener una lente de cristal o plástico, es un pequeño orificio transparente por donde se mira desde adentro hacia fuera. Pero existen en el mercado mirillas más sofisticadas. Lo último en seguridad son las mirillas con cámaras incluidas, que rondan los 200 euros pero que ofrecen un campo de visión más amplio, puesto que permiten ver a ras de la puerta y grabar las secuencias, aunque también hay modelos más asequibles, desde 100 euros, que tienen menor ángulo de visión.
Una ventaja de estas cámaras es que pueden adaptarse prácticamente a la mayoría de puertas desde los 37 milímetros a los 70 milímetros. Este tipo de mirillas, aún no muy habituales, se venden sobre todo en la red. El problema de estos nuevos sistemas estriba en que precisan alimentación, bien sea a través de pilas o de la red eléctrica. Los fabricantes de puertas no han previsto esta necesidad, por lo que estas mirillas quedan descartadas para el usuario doméstico, que no precisa extremas medidas de seguridad.
Mirillas de diseño
No es habitual cambiar de mirilla a no ser que se estropee, puesto que es un objeto que se vende ya con la puerta. De todas formas, hay gran variedad de modelos que pueden despertar el interés del propietario de una vivienda. Habitualmente la mirilla suele ser del mismo material que el pomo de la puerta y las más vendidas son las de latón. Aun así también se venden mirillas de acero inoxidable o en cromo brillo. E incluso está de moda cromar las mirillas, lo que encarece su precio.
A medio o largo plazo la mirilla será una minicámara que irá colocada en lugar de la abertura con lente habitual
Aunque se trata de un objeto funcional, actualmente en el mercado existen multitud de modelos en los que se valora también el diseño. Aunque el diseño sale algo caro. Las mirillas de latón con rejilla, como las que pueden verse en algunas casas antiguas, pueden costar entre 100 y 300 euros, dependiendo del modelo.
Precios y características
El precio de una mirilla simple puede rondar desde 1 euro hasta 4 euros, en función del tamaño y del material. Sus dimensiones se eligen en función del ancho de la puerta, y repercutirán también en el precio final. Las medidas más habituales son de 2,5 x 4,5; 3,5 x 5,5; 5,0 x 8,0; 3,5 x 6,0 o incluso de 6,0 x 10 centímetros. En cuanto a su mecanismo, funcionan con una lente gran angular que amplía la imagen. El ojo de pez es un gran angular, un tipo de lente de ángulo extraordinariamente ancho, muy común en las mirillas de las puertas. El ángulo de visión más típico es de 132º, aunque hay rejillas con lente en el mercado que llegan a los 200º y otras sólo de 90º.
Si un usuario decide cambiar a mirilla de su casa debe saber que es un trabajo sencillo. Para sustituir la mirilla de una puerta de obra por otra de mejor calidad, simplemente hay que utilizar una herramienta que desincruste la colocada previamente y tener las precaución de que la nueva mida lo mismo que la que se pretende cambiar. En España el 85% de las puertas de entrada incorporan una mirilla de 14 milímetros de diámetro con una longitud de entre 35 y 55 milímetros, que es el espesor que habitualmente tienen las puertas españolas.