A pesar de su espectacularidad, las grandes mareas negras sólo son responsables del 12% del petróleo que llega a las aguas. El 88% restante se produce de forma silenciosa, en vertidos menores por labores de limpieza, de fuentes terrestres o por la recarga de combustible en pleno mar, desde un barco cisterna, sistema conocido como «bunkering». El Estrecho de Gibraltar es uno de los lugares del mundo preferidos para realizar esta maniobra, con los negativos efectos medioambientales que ello supone.
Imagen: Rosanne HaalandDiversas asociaciones ecologistas han alertado del crecimiento del «bunkering» año tras año en el Estrecho, especialmente en la Bahía de Algeciras. Se trata además de la única zona en aguas comunitarias en la que se practica este sistema. La asociación Verdemar – Ecologistas en Acción afirma que la zona del Estrecho que cubre Ceuta, norte de Marruecos y el Campo de Gibraltar se ha convertido en una «gasolinera flotante», y estima entre cinco y siete millones de toneladas anuales de combustible expendidos mediante el «bunkering».
Por ejemplo, el puerto de Ceuta ha registrado durante 2006 un crecimiento del 59% de este sistema. Por su parte, Greenpeace afirma que en aguas del Estrecho se concentran cada día entre diez y veinte petroleros realizando estas operaciones de repostado en mar.
Este incremento supone además que el número de buques aumente, y con ello, el riesgo de accidentes. De esta manera, Verdemar – Ecologistas en Acción afirma que unos 100.000 buques al año – el 10% del tráfico marítimo mundial – transitan estas aguas, de los cuales, entre 4.000 y 5.000 son petroleros.
En la zona de Gibraltar se expenden entre cinco y siete millones de toneladas anuales de combustible mediante el «bunkering»Asimismo, de cada tres barcos que repostan allí, dos lo hacen desde un barco cisterna y no en puerto, lo que ha provocado en los últimos años distintos vertidos al mar «bien por accidentes o limpiando lastre», según esta ONG ecologista. Además, aseguran, el hidrocarburo que se descarga de una gasolinera flotante viene «con crudo malo del Báltico«.
Las razones del aumento de esta práctica en aguas gibraltareñas se deben, según los ecologistas, a las ventajas económicas ofrecidas por esta colonia británica, el escaso control de las autoridades, así como la falta de métodos de vigilancia adecuados o de sistemas de sanciones eficaces.
Por su parte, la organización conservacionista WWF/Adena recuerda que la zona en cuestión se encuentra ubicada frente al Parque Natural del Estrecho, de alto valor ecológico, en la que todavía pueden observarse orcas, delfines o tortugas, así como una gran variedad de especies marinas.
Por ello, Verdemar – Ecologistas en Acción ha denunciado por vía penal ante el Parlamento europeo la actividad de «bunkering» que se desarrolla en el puerto de Gibraltar, y en concreto la actividad realizada por las compañías «Aegean Bunkering Gibraltar Ltd», «Cepsa Ltd», «Vemaoil Company Ldt», y «Bunker Gibraltar», responsables de diversos buques gasolinera.
Uno de estos buques cisterna, el «Vemabaltic», fue investigado el año pasado por el Fondo Internacional de Indemnización de Daños debido a la contaminación por hidrocarburos. Según Ecologistas en Acción, el «Vemabaltic» ha sido sustituido en la actualidad por un nuevo buque cisterna, el «Vigour», que hace «bunkering» a una milla de Gibraltar, en la Bahía de Algeciras, y que presentaría, según esta organización, diversas deficiencias graves.
En cualquier caso, los intereses económicos puestos en juego son un difícil rival para el medio ambiente. Según un estudio realizado en la Universidad de Sevilla, el impacto económico de la industria portuaria de esta zona equivale al 7,7% del PIB andaluz. Y todo apunta a que va a ir a más, como advierte Greenpeace, ya que se prevé un nuevo puerto en Marruecos.
Las organizaciones ecologistas enumeran numerosos accidentes de distinta consideración en la zona del Estrecho en los últimos meses. El 29 de noviembre de 2006 chocaban a la salida del Puerto de Algeciras el “Avemar Dos” y el buque marroquí “Atlas”.
En enero de 2007, el encallamiento del “Sierra Nava”, barco frigorífico de bandera panameña que estaba a la espera de un cargamento de naranjas, provocaba el vertido de 70 toneladas de fuel. Días antes, el buque “Ocean Globe”, que transportaba carbón, quedaba embarrancado en la misma bocana del puerto de Algeciras. Anteriormente, el petrolero “Spetses”, cargado con 139.000 toneladas de crudo ligero, chocaba con un buque de pasajeros. El 17 de marzo le tocaba el turno al petrolero de bandera griega “Samothraki”, al embarrancar en los bajos de Punta Europa.
El último incidente de importancia se producía el 12 de agosto. El buque “New Flame”, con 27.000 toneladas de chatarra, colisionaba con el petrolero “Torm Gertrud”. Días más tarde, chocaban el “Torm Ismini” y el “Cost Bonny”.