El trasplante de arbustos requiere tener en cuenta las condiciones del jardín donde se desea plantarlos, ya que el traslado implica sacar al ejemplar de su entorno para llevarlo a otro nuevo. Por este motivo, se deben seguir algunos consejos: tratar con mucho cuidado el cepellón para que no se rompa y desenredar las raíces, lo cual permitirá que la planta se arraigue pronto y con fuerza en el lugar al que se traslade.
Trasplante por necesidad o por motivos estéticos
Las causas por las cuales se trasplanta un arbusto, o en general cualquier planta, pueden ser de dos tipos: por necesidad del ejemplar o por fines estéticos. La necesidad responde a que no esté bien en el lugar actual, lo cual ocurre porque la maceta se ha quedado pequeña. Los motivos estéticos tienen en cuenta un cambio a un recipiente más bonito o a un jardín rediseñado.
En cualquier caso, el traslado al jardín exige dos condiciones previas muy importantes. Por un lado, el lugar elegido no debe recibir la incidencia directa de los rayos del sol durante muchas horas al día. Las plantas necesitan la luz natural, sin duda, pero si están expuestas durante demasiadas horas, terminan dañadas. Hay un riesgo similar en caso de que el terreno donde se trasplanten reciba la acción de muchas corrientes de aire.
Al realizar el trasplante, se debe corroborar que el jardín no reciba la acción de fuertes corrientes de aire
Por otro lado, antes de efectuar el trasplante, será conveniente revisar el jardín y comprobar que las plantas que se localizan alrededor del lugar elegido no han sufrido el ataque de plagas de manera reciente. En caso de que haya sido así, esto supondrá un peligro para el ejemplar: puesto que necesitará concentrar sus energías en adaptarse al nuevo entorno, la bajada en sus defensas podría convertir al vegetal en un blanco muy débil ante un ataque.
Consejos para el trasplante
A continuación, se explican una serie de consejos que se deben tener en cuenta en el momento de realizar el trasplante.
Una vez corroboradas las condiciones que se han mencionado, se podrá efectuar el trasplante. Para ello, habrá que preparar el lugar donde se ubicará la planta. La tierra debe estar sana y, si es posible, se añadirá algún abono natural. Se deben evitar los fertilizantes químicos, al menos, hasta que haya pasado un tiempo suficiente para que el ejemplar se adapte a su nueva ubicación.
Al retirar la planta de la maceta, el cepellón se puede envolver en plástico o en papel para evitar que se deshaga
El pozo donde colocar la planta deberá ser lo bastante grande como para que quepa sin problemas todo el cepellón, es decir, el bloque de sustrato que rodea a la raíz. Hay que retirarlo con el mayor cuidado para evitar que se rompa y se dañen las raíces. Si el cepellón está muy pegado a la maceta, conviene utilizar un cuchillo para separar ambas superficies. Una vez retirado, el cepellón se puede envolver en plástico o en papel para que no se deshaga antes del trasplante.
En el caso de arbustos de gran tamaño, es más fácil invertir la posición de la planta y retirar la maceta hacia arriba. Todo este proceso se debe efectuar siempre con el mayor cuidado.
Se deben revisar las raíces, desenredarlas si están muy enmarañadas y cortar las partes que estén demasiado secas o deterioradas. Si se cortan bastantes raíces, habrá que reducir el tamaño de la parte aérea de la planta para evitar una descompensación y asegurar de este modo que, tras el trasplante, crezca con fuerza desde el primer momento.
Después del trasplante, la planta se debe regar de manera abundante para favorecer que el arraigo del ejemplar en su nueva colocación sea lo más rápido posible.