Si queremos renovar el aspecto de los muebles de una estancia, sin emplear demasiado tiempo ni gastar mucho dinero, en lugar de simplemente pintarlos podemos optar por colocarles unas decorativas molduras.
El mueble que se puede apreciar en la fotografía ya dispone de molduras, por lo que podemos proceder a pintarlas. Para ello colocaremos unas tiras de cinta de carrocero alrededor de las mismas y papel de periódico en el suelo. Emplearemos una pintura no acuosa, de secado rápido, y un pincel fino para pintarlas, proceso que debemos realizar con mucho cuidado, evitando marchar el resto del mueble.
El color blanco sería una buena opción en este caso, aunque también podríamos combinar la tonalidad clara de las puertas con un marrón oscuro. Otra opción pasa por barnizar esa parte para otorgar brillo a las molduras
Si el mueble no dispone de molduras el proceso será más sencillo. Compraremos unas molduras, o las haremos nosotros mismos con una fresadora, las cortaremos a inglete y las decoraremos antes de colocarlas. Para hacerlo les aplicaremos una capa de tapaporos y dos de pintura. Es recomendable dar dos manos, respetando los tiempos de secado indicados por el fabricante en el envase, para conseguir un acabado homogéneo. Fijaremos las molduras con cola de carpintero y clavos de punta perdida, una vez se haya secado bien el producto decorativo elegido para pintarlas.
Si queremos sustituirlas podemos tratar de retirarlas con el mayor cuidado posible, para evitar que se rompa el chapeado del mueble, si es como el de la fotografía, o la madera del mismo.
Para lograrlo tenemos varias opciones. Lo primero que hemos de hacer es tratar de retirar la moldura con una espátula, haciendo palanca, pero sin ejercer excesiva presión. Es recomendable desmontar previamente las puertas para poder trabajar en plano y con mayor comodidad.
Si no logramos retirar así la moldura hemos de observar cómo ha sido unida la misma a la puerta, si se ha empleado únicamente cola o también clavos. En el primer caso podemos tratar de ablandar la cola calentando la madera con una pistola de aire caliente. Si no lo conseguimos podemos cortarla en las zonas cercanas a dónde se han colocado los clavos, retirar la mayor parte de la moldura y hacer palanca con la espátula en las zonas clavadas o emplear unas tenazas.