Imagen: andrej troha
La dignidad y la igualdad tienen que ser inherentes a todas las personas. La raza, el sexo, el idioma o la religión no deberían ser motivo de discriminación en ningún caso y en ningún lugar. Así lo defiende la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, en vigor desde 1969, y lo ratifica la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Pero la realidad es muy distinta.
Naciones Unidas fijó el 18 de diciembre como Día Internacional del Migrante para denunciar las barreras raciales y respaldar la igualdad en derechos y deberes de todas las personas. Sin embargo, los logros no han sido los esperados. El Informe Raxen sobre «Racismo, Xenofobia, Antisemitismo e Intolerancia a través de los hechos» reconoce que en España se han dado «pasos importantes», pero confirma que la reclamada igualdad es aún una utopía.
Una Ley Integral frente al Racismo permitiría apoyar «políticas democráticas que frenen la marea del odio en todos los terrenos»
El estudio, editado por el Movimiento contra la Intolerancia, destaca la importancia de la modificación del Código Penal de 1995, que sanciona conductas reprobadas por motivos racistas, antisemitas o discriminatorios, así como otros delitos afines. También se congratula de la entrada en vigor, en enero de 2003, de las Directivas Europeas por la Igualdad de Trato en el ámbito laboral y social, aunque lamenta que estas directivas son «prácticamente de nula aplicación dado que faltan instrumentos para que sean efectivas».
En este contexto, con motivo del Día Internacional del Migrante, la principal reclamación es la puesta en marcha de una Ley Integral frente al Racismo, la Intolerancia y los Crímenes de Odio. «Una realidad legal e institucional que responda a las necesidades existentes y a las que van apareciendo», precisa el informe. Según el Movimiento contra la Intolerancia, esta norma implicaría dotar a nuestro país de un instrumento legal muy útil para apoyar «políticas democráticas que frenen la marea del odio en todos los terrenos».
Islamofobia
Imagen: Tinou Bao
El Observatorio Permanente de la Inmigración, dependiente del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, tenía registradas a 30 de septiembre de 2007 un total de 3.740.956 personas extranjeras con certificado de registro o tarjeta de residencia en vigor. Esta cifra supone un aumento del 5,79% (204.609 personas) respecto al segundo trimestre de este año. Por continentes, el 37,30% de los extranjeros era comunitario, el 31,35% iberoamericano, el 21,72% africano, el 6,08% asiático, el 2,98% europeo de países no comunitarios, el 0,51% norteamericano y el 0,05% de países de Oceanía. De otras 1.096 personas no constaba la nacionalidad o figuraban como apátridas.
Un informe europeo constata un incremento del rechazo a las personas de origen musulmán y a su religión, el Islam
En paralelo a este incremento del número de personas inmigrantes que residen en nuestro país se ha producido un fenómeno conocido como «islamofobia» o miedo a las personas de origen musulmán y a su religión, el Islam. Un informe del Observatorio Europeo del Racismo y la Xenofobia (EUMC) asegura que «con independencia de su origen étnico o de su manera de enfocar la religión, muchos musulmanes europeos sufren discriminación en el empleo, la educación y la vivienda». La investigación, titulada, «Los musulmanes en la Unión Europea: discriminación e islamofobia», recopila datos sobre incidentes xenófobos e incluye entrevistas con musulmanes de 11 países europeos.
En el momento de elaborar el informe no existían en España datos estadísticos oficiales «fácilmente accesibles» sobre los delitos racistas considerados islamófobos, aunque el documento recoge una lista facilitada por la Dirección General de la Policía y la Dirección General de la Guardia Civil, en la que se contabilizan hasta 21 incidentes «antimusulmanes» ocurridos entre enero de 2004 y mayo de 2005: uno de ellos contra personas, dos contra bienes y 18 amenazas e injurias verbales.
Según las personas entrevistadas, incluso en los casos de musulmanes nacionales de un Estado miembro, estos pueden tener un sentimiento de exclusión porque consideran que son percibidos como extranjeros, que constituyen una amenaza para la sociedad y que son tratados con sospecha. «Este sentimiento parece ser más fuerte entre los jóvenes europeos nacidos musulmanes que entre sus padres», añade el estudio.
Frente a las situaciones de racismo la solución que se defiende es la integración. Para ello, se apuesta por dotar a las personas inmigrantes de derechos, pero también de los mismos deberes y obligaciones que los nacionales del lugar donde residen. Con esta intención, la Comisión Europea declaró 2008 como Año europeo del diálogo intercultural, para sensibilizar a los ciudadanos y ciudadanas en la aceptación de la diversidad cultural y concienciarles en el respeto, la solidaridad y la comprensión de otras culturas.
El próximo año también se aprovechará para instar a los Estados miembros a desarrollar, promover y evaluar políticas de igualdad de oportunidades y de no discriminación, a la vez que se animará a las personas inmigrantes a adoptar acciones positivas que les permitan participar plenamente en la sociedad y fomentar su integración.