Las relaciones sociales son imprescindibles. Se estima que el 20% de las personas mayores de 65 años vive en soledad y tiene un contacto mínimo, a veces nulo, con otras personas. La jubilación conlleva un aumento del tiempo libre que, en ocasiones, se desconoce cómo gestionar de manera útil. Sin embargo, las organizaciones que velan por el bienestar de las personas mayores advierten de la necesidad de aprender a comunicarse para mejorar la calidad de vida.
Imagen: Jeff Osborn
Todas las personas necesitan relacionarse. Contar con alguien que les haga compañía. Especialmente las personas mayores necesitan saber que no están solas. Envejecer acompañadas les ayuda a mantener una buena salud física y mental, lo que redunda en una mejora de la calidad de vida. La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) asegura que «tener una mayor cantidad y calidad de relaciones sociales fomenta los hábitos saludables». Se pueden organizar salidas con amigos y amigas, reuniones familiares o apuntarse a talleres y cursillos. Incluso las propias personas mayores pueden ayudar en tareas solidarias para sentirse útiles y aliviar la soledad.
Lo principal es que sean los interesados quienes se conciencien de la necesidad de salir de casa, cuidar las relaciones con los demás y aprender a comunicarse. La SEGG recomienda aprovechar las salidas al supermercado para fomentar estas habilidades, tomar la iniciativa y participar en los programas específicos para mayores que organizan las instituciones públicas, los centros y las asociaciones dirigidas a este grupo. Una opción son las iniciativas del IMSERSO, que incluyen programas de Vacaciones para mayores y Mantenimiento del empleo en zonas turísticas (teléfono 901 10 98 99); Termalismo Social (901 10 98 99), para pensionistas que precisan tratamientos en balnearios por prescripción facultativa; y Teleasistencia domiciliaria.
Se pueden organizar salidas con amigos y amigas, reuniones familiares o apuntarse a talleres y cursillos
Por su parte, la Asociación para el desarrollo Sociocultural, Formación y Empleo (ASFEM) cuenta con el proyecto «Club de mayores activos». La finalidad de esta iniciativa es evitar o retrasar en la medida de lo posible las situaciones de dependencia. Entre los objetivos de ASFEM destaca, precisamente, evitar el aislamiento social, la pasividad y la monotonía, por lo que anima a las personas mayores de 55 años a participar en los talleres de manualidades, excursiones, bailes de salón, tai-chi y actividades de gimnasia que oferta.
Actualmente, unas 450 personas toman parte en los proyectos de la entidad, presidida por María del Pilar Iglesias. A su entender, la importancia de las relaciones sociales «es total», ya que animan a las personas a preocuparse por su aspecto físico y contar con alguien con quien intercambiar opiniones. «En caso contrario, hay quien no sabe cómo gestionar su tiempo libre cuando se jubila», añade. La mayoría de las personas que participan en las actividades de ASFEM son amas de casa, personas jubiladas o prejubiladas, que disponen de tiempo libre e ignoran cómo emplearlo de manera adecuada. «Incluso muchos de los que vienen establecen relaciones más allá del centro y forman grupos para salir juntos», explica Iglesias.
En el caso de Amigos de los mayores, se proponen programas de acompañamiento a personas de edad avanzada que viven solas y sin recursos. Los voluntarios y voluntarias de esta organización sin ánimo de lucro visitan semanalmente a las personas en su domicilio, les acompañan a realizar gestiones puntuales (médicas o administrativa), ofrecen apoyo afectivo a quienes padecen una enfermedad en fase terminal, realizan meriendas para grupos y, en fechas señaladas como Navidad, organizan celebraciones conjuntas. También la ONG Solidarios para el Desarrollo cuenta con un programa de ayuda en tareas cotidianas y el proyecto «Vivienda compartida entre ancianos y estudiantes», que pretende ofrecer una alternativa de vivienda a los universitarios y una mejora en la calidad de vida a las personas mayores que viven solas.
Aprender a comunicarse
Para que las relaciones sociales sean satisfactorias es necesario cuidarlas. Hay que contar a los demás lo que nos preocupa, pero también escucharles. La SEGG aconseja expresar los sentimientos y «demostrar interés» por las personas que nos rodean: «Implicarse, participar, ofrecer y pedir ayuda». Se trata de tejer una red de relaciones entre familiares y amigos para compartir tanto las preocupaciones como las alegrías. Las claves son escuchar y consultar.
Las personas viudas deben buscar el apoyo de la familia y hablar de lo que sienten con aquellos que han pasado por la misma experiencia
El informe «Condiciones de vida de las personas mayores», del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), revela que las actividades preferidas de los mayores son, por este orden, ver la televisión, oír la radio, pasear por un parque, leer y hacer la compra. En cambio, la mayoría no acude nunca a un centro social o asociación de mayores, no realiza actividades de gimnasia, ni asiste a espectáculos, es decir, no planea actividades que le permitan relacionarse con otras personas. De hecho, algo más de la mitad de los encuestados asegura realizar estas tareas con la familia (56%) y el resto, solas (35%) o con amigos (7,5%).
En el caso de las personas viudas, lo habitual es que prefieran quedarse en casa, en lugar de relacionarse. Sin embargo, es importante que hablen con otras personas de lo que sienten, especialmente, con aquellas que han pasado por la misma experiencia o lo están haciendo. El apoyo de la familia y de los amigos es fundamental para recuperarse. «La clave para prevenir la depresión es aprovechar las oportunidades que nuestra actividad cotidiana nos va ofreciendo para continuar disfrutando y enriqueciéndonos», asegura la SEGG.
Para la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), “toda persona mayor debe sentirse orgullosa por haber llegado ahí”. Con este objetivo, cuenta con un Decálogo de las Personas Mayores, en el que les anima a sentirse orgullosas de su condición y ver esta etapa “tan plena como cualquier otra”. Asimismo, aboga porque desaparezcan todas las formas de discriminación por razones de edad y se disminuya la frecuencia e intensidad de la dependencia. En este sentido, lamenta que el acceso a la atención geriátrica no sea universal y rechaza que se relacione “vejez con terminalidad”.