El comercio justo es una alternativa al comercio convencional. Tiene en cuenta criterios económicos y valores éticos que garantizan el respeto el medio ambiente, así como un salario digno para los productores de zonas empobrecidas del Sur y la mejora de sus condiciones laborales y de vida. Sin embargo, el futuro exige avances. Los principales: un mayor consumo de este tipo de productos y una presencia más visible de los productores en el proceso de certificación.
Imagen: Adam Naif
El consumo de productos de comercio justo es aún minoritario en nuestro país. Según el Barómetro de Consumo 2007 de Fundación Grupo Eroski, sólo el 26% de los consumidores adquirió alguno de estos artículos en los últimos doce meses, frente al 25% de 2005. Las cifras reflejan un crecimiento contenido que choca con el aumento registrado entre 2004 y 2005 en el volumen total de ventas: un 28,4%, la mayor tasa de crecimiento desde que se inició la década.
Este último dato se recoge en el anuario «El Comercio Justo en España 2006», editado por Setem. En este informe se destaca la tendencia al crecimiento de esta actividad, así como el margen del que todavía dispone nuestro país para seguir aumentando. En concreto, estima que se encuentra a un 30% de su potencial de desarrollo. Una cifra que se explicaría por el escaso conocimiento que muchas personas tienen sobre este tipo de comercio. «La mayoría desconoce lo que es», aseguran Mónica Gómez y Mónica Aparicio, del Departamento de comercio justo de Setem en Madrid. «Éste es un importante reto», añaden.
A pesar de la tendencia al crecimiento de esta actividad, España se encuentra a un 30% de su potencial de desarrollo
La información y sensibilización de los ciudadanos y ciudadanas resulta fundamental para impulsar el comercio justo. Incluso más que los posibles incentivos económicos por la comercialización de estos productos que, en todo caso, «facilitarían su popularización», pero podrían poner en riesgo la «viabilidad» de esta alternativa, advierten desde Setem.
En cuanto a sus principios, el comercio justo vela por que se cumpla la equidad de género que promueve el organismo internacional de comercio justo IFAT (International Fair Trade Association). Esta entidad aboga por valorar y recompensar «debidamente» el trabajo de la mujer, así como su contribución en el proceso de producción. «De hecho, las mujeres trabajadoras obtienen capacitación en liderazgo y gerencia y se les anima a que busquen puestos en estas categorías», recuerda un portavoz de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo.
Es importante, por ello, respaldar este criterio e incrementar el acceso de los productores y productoras al mercado, proporcionar una continuidad en las relaciones comerciales, promocionar aún más las oportunidades de desarrollo para productores desfavorecidos -especialmente mujeres e indígenas- y proteger a los niños y niñas de la explotación. Además, el movimiento de comercio justo trabaja, entre otras cosas, por conseguir que esta actividad sea un modelo reconocido «mayoritariamente» por la sociedad y los consumidores, impulsar la adopción de códigos de conducta que incorporen los criterios de comercio justo y profundizar en «su impacto en el Sur y en el desarrollo local de las comunidades campesinas», subrayan desde la Coordinadora.
Comercio justo certificado
El Sello Fairtrade es el instrumento de certificación que identifica a los productos de comercio justo. Sus objetivos son garantizar el acceso al mercado de estos productos y asegurar que cumplen los estándares internacionales de comercio justo de FLO (Fairtrade Labelling Organizations International). Para ello, La sociedad FLO-Cert recibe información inicial, trimestral y anual de todos los pasos que se dan en el proceso de producción y venta de productos de comercio justo. Además, establece la frecuencia de las auditorías y de las visitas a las compañías.
Incluir más productos en el sistema de comercio justo certificado beneficia a los productores, pero implica elaborar los estándares adecuados
En los últimos años, la participación de los productores en la certificación de comercio justo y en las decisiones estratégicas de FLO «se ha ampliado considerablemente», reconoce Pablo Cabrera, de la Asociación del Sello de Productos de Comercio Justo. En 2007, tres redes de productores -la NAP (Network of Asian Producers), la CLAC (Coordinadora Latinoamericana y del Caribe de comercio Justo) y la AFN (African Fairtrade Network)- se convirtieron en propietarios o miembros plenos de FLO, por lo que el reto para los próximos años es, según Cabrera, «seguir en este camino y profundizar aún más la participación de los productores».
En cuanto a las ventas de productos con Sello FLO, en los últimos años han experimentado un crecimiento significativo: en 2005 aumentaron un 37%, mientras que en 2006 la subida fue del 42%. Este crecimiento responde a nuevas tendencias de consumo en los países del Norte, un mayor interés por la denominada compra sostenible, la ampliación de la gama de productos certificados y la inclusión de nuevas cooperativas productoras. En los próximos años, es previsible que este crecimiento continúe, por lo que el objetivo es estabilizar estos logros mediante el cumplimiento de los estándares de comercio justo, «para mantener la alta credibilidad del Sello y consolidar los ingresos de los productores por las ventas», explica Cabrera.
Por otro lado, aunque la gama de productos certificables incluye ya 15 categorías, cada una con unos estándares específicos cuyo cumplimiento se comprueba por auditores independientes, el objetivo es ampliar esta gama. No obstante, incluir más productos en el sistema de comercio justo certificado permite beneficiar a un mayor número de productores, pero implica también elaborar los estándares adecuados «manteniendo el alto nivel que tienen los estándares actuales».
Imagen: Laura A.
El conocimiento, cada vez mayor, del comercio justo y la garantía del Sello Fairtrade han permitido que este tipo de productos se extiendan cada vez más por todo el mundo. Los datos más recientes indican que:
- Un total de 22 países en todo el mundo utilizan el Sello.
- Hay 15 categorías de productos que pueden recibir la certificación: bananos, cacao, café, algodón, flores, fruta fresca, miel, zumos, nueces y oleaginosas, arroz, hierbas aromáticas y especias, balones de fútbol, azúcar, té y vino.
- Un millón de productores y productoras, pertenecientes a 548 organizaciones de 50 países del Sur, venden sus productos con el Sello y otros 5 millones de personas se ven beneficiadas.
- Un total de 667 comerciantes están registrados en el mundo.
- En la actualidad, 45.000 puntos de venta en Europa venden productos con Sello.