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Cada aparato eléctrico debe ser utilizado para la finalidad con que se fabricó. Un uso incorrecto puede acarrear sobrecargas o derivar en un estado de conservación dudoso que ponga en riesgo la seguridad de las personas. En este sentido, uno de los factores a tener en cuenta es el tipo de aislamiento. Debido al uso frecuente de los electrodomésticos, el cable y las partes metálicas que se conectan al circuito deben estar protegidas adecuadamente para soportar tirones, caídas o el desgaste por un uso continuado.
El Reglamento electrotécnico para baja tensión (REBT) establece las condiciones técnicas y las garantías que deben reunir las instalaciones eléctricas para asegurar su normal funcionamiento. El objetivo es preservar la seguridad de las personas y los bienes. «Esta clasificación pretende especificar la protección que existe del aparato eléctrico con respecto a las personas que intervienen en su uso», concreta Juan Antonio Peón, secretario técnico de la Federación Nacional de Empresarios de Instalaciones Eléctricas y Telecomunicaciones de España (FENIE). De acuerdo a la normativa, los aparatos se clasifican en cuatro grupos, según el grado de protección y el tipo de aislamiento:
Clase O. Son los aparatos más peligrosos, ya que las partes metálicas que se conectan a un conductor no tienen dispositivos de protección. También carecen de toma de tierra y su aislamiento es funcional, es decir, el necesario para asegurar que el aparato funcione. Este aislamiento se emplea en electrodomésticos pequeños, aunque tiende a desaparecer. Para identificarlos, los aparatos pueden llevar inscrito «Clase 0» o carecer de indicación.
Clase I. Además del aislamiento básico, las partes metálicas están conectadas a un borne de tierra, que se conecta a su vez al circuito. «La toma de tierra es un elemento muy importante de protección, ya que protege al usuario frente a una posible electrocución», destaca Peón. Se distinguen porque en la placa de características del aparato aparece un símbolo a modo de pirámide invertida, con una barra vertical en el medio. Este aislamiento es apto para grandes electrodomésticos.
Clase II. Son los más fiables. Tienen doble aislamiento o aislamiento reforzado, que consigue una protección más segura y duradera. Las partes metálicas están separadas del resto con piezas aislantes. Su identificación es un símbolo formado por dos cuadrados (uno más pequeño en el interior de otro más grande) o «Clase II». Son los electrodomésticos que se usan habitualmente en exteriores o en lugares donde pueden entrar en contacto con agua (cuarto de baño), como el secador de pelo o la máquina de afeitar.
Clase III. Se refiere a los aparatos que funcionan con voltajes de baja tensión, inferiores a 50 voltios. Es un aislamiento frecuente en los juguetes. Estos aparatos se distinguen porque llevan inscrito «Clase III» o el valor de la tensión nominal dentro de un rombo.
Para garantizar un uso correcto de los aparatos eléctricos, la Guía técnica de aplicación del REBT recoge otra serie de normas muy sencillas. Así, recomienda manipular los electrodomésticos siempre con las manos secas y nunca en el baño o bajo la ducha, ya que hay riesgo de electrocutarse. No hay que dejar ningún aparato cerca de la bañera, para evitar que caiga a su interior, y tampoco hay que usar aparatos con los cables pelados o las clavijas rotas.
No hay que tirar del cable para desconectar los aparatos ni acumular varias conexiones en un mismo enchufe
En cuanto a las conexiones, no es conveniente acumular varias en un mismo enchufe o usar un ladrón, dejar aparatos eléctricos conectados al alcance de los niños, desconectarlos mediante un tirón o enchufarlos a una toma de corriente cuya potencia no se adecua a la del electrodoméstico. En este último caso, podría quemarse la base del enchufe.