Imagen: Sergio A
La mayoría de las cuentas corrientes no dan intereses, o son tan escasos que prácticamente no merecen la pena, ya que son pasto de la inflación o se compensan con los costes de la comisión por mantener la cuenta. Además, los intereses que ofrecen, como los de cualquier otro depósito, cotizan a Hacienda y es necesario dar cuenta de ellos en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). En realidad, las cuentas corrientes tienen la ventaja de la flexibilidad, pero no ofrecen apenas rendimientos por el dinero depositado en ellas.
Seguridad frente a inversión
Las familias españolas contaban hasta enero de este año con 273.605 millones de euros en cuentas sin rentabilidad, según datos del Banco de España. Esta cantidad supone el 44,39% del ahorro de las familias españolas, que se sitúa en 616.264 millones de euros. Estos datos revelan una cierta aversión al riesgo por parte de los españoles, que parecen preferir -especialmente si cuentan con poco dinero- los contratos de este tipo de depósitos en lugar de intentar sacarle beneficio en operaciones que puedan suponer algún riesgo. Depositar los ahorros en una cuenta corriente «clásica» permite disponer en todo momento de esos fondos. En todo caso, es incompatible invertir el dinero y tenerlo al mismo tiempo disponible en el momento en que se desee.
El ahorro en cuentas sin remuneración era superior en enero de este año en un 2,35% al correspondiente a enero de 2007. Esto significa que los ahorros que las familias españolas destinan a una inversión se encuentran especialmente en depósitos a plazo de una duración inferior a los dos años; aunque 59.503 millones de euros están invertidos en depósitos cuya duración es superior a ese intervalo de tiempo.
Tener el dinero en una cuenta corriente «clásica» permite disponer de los fondos en el momento en que se desee
Respecto a las cuentas corrientes clásicas no se aprecia una gran variedad en el mercado. A pesar de que el tipo de interés puede variar, los rendimientos finales no suelen diferir entre unas y otras, especialmente si los fondos que se depositan no son muy elevados. Pero, aun así, conviene informarse bien, preguntar en la entidad, y llevar un seguimiento exhaustivo de las comisiones que cobra cada banco o caja antes de abrir una cuenta.
La «Cuenta Nómina» de ING Direct ofrece un descuento de un 2% en los principales recibos que se domicilien. No cobra comisiones, pero no especifica qué intereses ofrece, que dependen de la evolución del mercado. La «Cuenta Naranja» de la misma entidad ofrece un interés del 5% TAE durante los seis primeros meses. La rentabilidad posterior depende también del mercado, aunque suele estar entre las más altas.
El Banco Pastor también ofrece en Internet una «Cuenta Nómina» que devuelve el 2% de los principales recibos. No cobra comisiones y ofrece un 3,51% TAE.
Uno-e ofrece un TAE del 3,51% por domiciliar la nómina. Las tarjetas son gratuitas y tampoco cobra comisiones.
Banco Popular ha lanzado la «Cuenta Ahorro Pau Gasol», que ofrece un 4,1% de interés TAE y no cobra comisiones.
Caja Laboral ofrece un 5% TAE durante el primer año en su «Cuenta Nómina Multi», pensada para ofrecer ventajas a quienes domicilien en ella su nómina.
La «Fondi Cuenta» de Selftrade ofrece un 3,5% TAE.
La «Cuenta Plus» de Openbak otorga un interés del 3,5% TAE, pero es necesario domiciliar la nómina o tres recibos, mientras que la «Cuenta Open» de la misma entidad ofrece un 2,5% TAE.
La Tasa Anual Equivalente (TAE)
En las cuentas corrientes y en otras inversiones es clave conocer el significado de TAE, es decir, la Tasa Anual Equivalente o Tasa Anual Efectiva. El Banco de España obliga a introducir este índice desde el año 1990, que se calcula a partir de una fórmula que incluye el interés nominal, las comisiones y el plazo de la operación. El interés nominal indica el rendimiento neto del dinero, sin contar con otros factores que puedan influir.
El TAE diferencia, por ejemplo, si el interés que se obtiene por el dinero se recibe de forma anual, mensual o trimestral. Cada una de estas fórmulas proporcionará una rentabilidad distinta, motivo por el que hay que mostrar precaución ante las ofertas de TAE que no se refieren a un año completo, sino, por ejemplo, a un mes. Un TAE de un 6% que se ofrece en el período de un mes no supone que al cabo del año se obtenga un 6% de la cantidad que se ha invertido, sino que en ese mes se recibe la cantidad proporcional de lo que supondría un interés total del 6% en un año. Si se toma como ejemplo un depósito de 10.000 euros a un interés del 4% nominal, en el que los intereses se ofrecen mensualmente, el interés TAE será del 4,07%; sin embargo, si en el mismo depósito los intereses se ofrecen anualmente, el TAE se situará en el 4%. En el primer caso, en la cuenta habría a final de año 10.400 euros, y en el segundo caso, 10.407,42 euros.
Uno de los principales problemas a los que se enfrenta un cliente que tiene una cuenta corriente en un banco es que la banca ha elevado todo tipo de comisiones, ya sea por obtener dinero de los cajeros automáticos, por tener la cuenta en números rojos, por el mantenimiento de las cuentas, etc. La banca española se enfrenta a una enorme falta de liquidez derivada de la crisis financiera, y las entidades extranjeras ya no prestan dinero a las españolas, por lo que aumentar las comisiones es una forma de lograr parte de los fondos que necesitan.
Durante el mes de marzo, han aumentado las comisiones por tarjetas de crédito y débito, libretas… según informa el Banco de España. Retirar 100 euros de una entidad cuesta un mínimo de 0,69 euros, cuando en diciembre costaba 0,66 euros de media. Se ha pasado de aplicar como promedio un porcentaje del 1,04% a finales de 2007 a aplicar el 1,15% en el mes de marzo. El máximo que se cobra es del 2%, con un mínimo de 1,5 euros por la operación.
Sacar dinero de una entidad distinta también es más caro. En los últimos meses se ha pasado de cobrar un 3,43%, con un mínimo de 2,57 euros, a un 3,75% con un mínimo de 2,61 euros. El mantenimiento de una cuenta también ha subido, y asciende a una media de 19,18 euros cada seis meses, frente a los 18,91 de finales del año pasado. La gestión de las libretas tiene un coste algo menor, de 18,34 euros. Y los descubiertos se han encarecido en 0,12 euros, al pasar de 8,34 a 8,46 euros. La reclamación de los mismos puede llegar a costar 27,5 euros.