Ser más creativo, adaptarse a los cambios, desenvolverse con soltura al trabajar en equipo, tener facilidad para tomar decisiones, desarrollar la empatía… Las empresas buscan a profesionales con estas cualidades. Pero, ¿es posible desarrollar el talento profesional? Los expertos creen que sí y dan una serie de pautas para desarrollar diversas habilidades en el trabajo. Las siguientes líneas destacan nueve de estas que, utilizadas de forma conveniente, pueden ser una gran ayuda para tener un prometedor futuro profesional.
1. Capacidad de persuasión
Es una capacidad muy útil en todos los niveles de la empresa, ya sea para conseguir nuevos clientes, para convencer a los jefes sobre la conveniencia de implantar una mejora, o para que los miembros de un equipo de trabajo den lo mejor de sí mismos.
Hay que ser coherente, debe haber total armonía entre lo que se dice y lo que se hace
¿Qué significa «ser persuasivo»? Esta capacidad consiste en influir en los demás para cumplir unos objetivos profesionales, pero nunca en manipular a otras personas, algo que a la larga es muy contraproducente en el entorno laboral. Un requisito indispensable para ser más persuasivo es ser coherentes, que se vea que hay total armonía entre lo que se dice y lo que se hace. De lo contrario, se pierde credibilidad.
2. Flexibilidad
Son muy valorados los profesionales que se adaptan con eficacia a los distintos ambientes, situaciones y personas. También quienes no se sienten molestos con los cambios, la asunción de tareas imprevistas o nuevas responsabilidades.
El mundo laboral se caracteriza por el cambio permanente: varían las demandas del mercado, las formas de producir, las estructuras, el modo de dirigir, los valores, las instituciones sociales… Para sobrevivir hay que aceptar el cambio como algo normal y desarrollar una capacidad de renovación continua, con mentalidad abierta. Para convertirse en profesionales flexibles conviene:
Emprender, de manera ordenada, tantos cambios como se pueda, de dificultad creciente.
Poner todo el empeño en aprender de cada uno de ellos.
Aceptar que el nuevo modelo, por bueno que parezca al principio, quedará obsoleto en un determinado plazo, y que se deberá promover entonces una nueva variación.
3. Autoconfianza
A las personas con altos niveles de autoconfianza les gusta asumir nuevos retos en el trabajo, confían en su capacidad para ejecutar con éxito cualquier tarea y saben mantener y defender sus opiniones (incluso si no es una opinión popular y está cuestionada por los demás). La autoconfianza es una cualidad clave para ser un profesional competente y valorado.
Para potenciar esta habilidad, la primera recomendación de los expertos es atreverse a asumir riesgos y perder el miedo a equivocarse.
4. Creatividad
Es una de las cualidades más valoradas en un profesional. Desde siempre, en las actividades socioeconómicas ha predominado el espíritu analítico, que trabaja sobre lo que ya existe y se basa en la información. Este valor es suficiente para aplicar soluciones conocidas, pero para innovar, para superar el dominio de lo ya existente, esas cualidades han de complementarse con el espíritu creativo.
La autoconfianza es clave, y puede potenciarse perdiendo el miedo a equivocarse
En el trabajo, las personas creativas son útiles porque ven la realidad de otra manera, con lo cual obtienen soluciones alternativas a problemas de dificultad para los que muy pocos encuentran respuestas. Pero, en contra de lo que se piensa, no es más creativo quien tiene las ideas más extravagantes. En realidad, la creatividad está más relacionada con el número de respuestas que se pueden encontrar a cualquier problema.
Todo el mundo puede potenciar esta habilidad en el trabajo, siempre y cuando no haya obstáculos, como la falta de compañeros creativos, estar rodeados de personas que no admiten cambios o de jefes que no dan margen para desarrollar la creatividad. Estas barreras limitan la capacidad de innovar.
5. Empatía
La empatía, o comprensión interpersonal, es una habilidad imprescindible para liderar un equipo de trabajo y para tener una relación sin conflictos con compañeros y superiores. Consiste en comprender los sentimientos y preocupaciones ocultos de los demás, tener sensibilidad para relacionarse con personas de otras culturas, o detectar con facilidad el estado de ánimo de los interlocutores solo con observar el tono de voz o sus posturas corporales. Pero esto no significa que se tenga la obligación de aceptar las opiniones de los demás por no llevarles la contraria.
¿A qué tipo de profesionales les es más útil esta habilidad? En general, tener empatía es beneficioso para cualquier trabajador, pero sobre todo para quienes prestan sus servicios en departamentos de comunicación, marketing, atención al cliente y ventas, o bien para quienes ejercen tareas de dirección y mandos intermedios. ¿Es posible desarrollar esta cualidad?
Para empezar, la empatía debe convertirse en un hábito diario, de mejora de la escucha activa.
Hay que tomar nota sobre lo que dicen las otras personas y reflexionar sobre su forma de pensar y de sentir.
También hay que acostumbrarse a tomar las decisiones pensando siempre en las consecuencias personales de tipo emocional que pueden tener en los compañeros, colaboradores o clientes.
Otra técnica consiste en intentar expresar los sentimientos en voz alta (así, los demás se sentirán más cómodos al expresar los suyos), relacionarse más con personas que no compartan los mismos puntos de vista y evitar emitir juicios de valor anticipados sobre los demás.
6. Facilidad para tomar decisiones
Las exigencias del mundo laboral hacen que se valore a los profesionales capaces de tomar decisiones acertadas. Pero no solo eso: la decisión ha de tomarse de forma rápida. Según los expertos, de nada sirve que, tras un exhaustivo estudio sobre todas las posibilidades para solucionar un problema, se tome una decisión impecable si esta llega demasiado tarde.
¿Cuáles son los errores más frecuentes que se deben evitar a la hora de tomar una decisión? No tener unos objetivos claros, es decir, no saber qué utilidad tendrá la determinación que debemos tomar; la falta de información sobre el problema que se debe solucionar; ser una persona indecisa (el temor a fallar provoca parálisis); y la precipitación (una buena decisión es fruto siempre de una meditación adecuada).
Las personas creativas obtienen soluciones alternativas a problemas para los que pocos encuentran respuestas
Los expertos aconsejan reunir toda la información posible para evaluar los pros y contras de las distintas alternativas, así como pedir valoraciones de personas que hayan tenido que tomar decisiones parecidas. Aunque hay que tener cuidado, y nunca caer en el error de hacer caso de la opinión mayoritaria, porque saber escuchar está bien, pero a veces las personas que expresan su parecer no han estudiado el problema a fondo.
7. Destreza para comunicar
Los profesionales que tengan una alta capacidad de comunicación, tanto en el día a día de la empresa como en intervenciones públicas, tendrán más posibilidades de triunfar. Los buenos comunicadores se caracterizan por tener capacidad de iniciar conversaciones con todo tipo de personas. Además, cuando explican temas complejos a colegas o colaboradores, estos captan enseguida las ideas principales. ¿El secreto? Tener bien claras cuáles son las ideas fundamentales, exponerlas con un orden lógico y utilizar palabras sencillas.
El profesional moderno también debe conocer las técnicas de comunicación de cara al público. De hecho, tendrá que presentar informes verbales ante sus superiores, presentar productos a sus clientes, participar en actos de empresa, etc. Sin embargo, hablar en público es una de las cosas que más atemoriza a los profesionales. Algunas personas evitan asumir ningún tipo de responsabilidad que les obligue tener que hablar ante el público, ya que les produce incomodidad, miedo, ansiedad, cólera, castigo o, simplemente, un trabajo extra que no están dispuestos a hacer. Estas personas deben saber que esta actitud resta posibilidades a su carrera profesional.
8. Trabajo en equipo
Un método sencillo para saber si se está capacitado para trabajar en equipo es responder a estas dos preguntas: ¿Se está cómodo al realizar una tarea común junto a otras personas de la empresa? ¿Se sabe escuchar y respetar las opiniones de otros? Si en ambos casos la respuesta es afirmativa, se está en el buen camino.
Hay tres reglas del trabajo en equipo que siempre han de ser respetadas:
Dentro del equipo, todo es opinable.
Toda opinión es analizada y respetada durante el proceso de trabajo; cualquier persona del equipo tiene derecho a defender su posición, y el resto tiene la obligación de escucharle de forma activa.
Los acuerdos en el seno del equipo han de ser cumplidos y defendidos como propios fuera del grupo.
Otro consejo para que el trabajo en equipo sea eficaz consiste en aportar una visión positiva en los momentos de tensión que se producen. En estos casos, hay que mantener la calma e intentar serenar los ánimos de los demás aportando ideas y soluciones, en vez de centrarse en lo negativo. Además, hay que aprender a aceptar las críticas, así como desconfiar de las personas que siempre dicen «sí» a todo.
9. Capacidad negociadora
La negociación es el proceso en el que dos o más partes con intereses opuestos se reúnen para alcanzar un acuerdo. Para ser un buen negociador hay que tener tres cualidades imprescindibles:
Poseer un estilo ético de vida: los buenos negociadores son personas que demuestran una alta prudencia y suelen ser respetuosos con el protocolo, así como con las posiciones personales de los otros. En esta línea, suelen poseer un carácter con cierto grado de humor y optimismo.
Ser buen comunicador: les caracteriza una fluidez verbal excelente, con una gran capacidad para expresar, en un lenguaje sencillo, las ideas, mensajes y argumentos, adaptándolos continuamente al nivel de sus interlocutores. Tienen desarrollada una gran capacidad de escucha activa, por lo que consigue que sus oponentes puedan expresar sin ningún tipo de temor sus demandas.
Poseer una gran inteligencia intuitiva: son capaces de sintetizar con suma rapidez y claridad. Son muy resolutivos ante los problemas, a través de la búsqueda de acciones óptimas para resolverlos. Son excelentes planificadores y organizadores, sin perder la capacidad de improvisación, asumiendo a veces riesgos no del todo calculados.