Cuando en julio y agosto el calor aprieta con fuerza, a casi todo el mundo le gustaría poder disponer de una piscina en casa. Pero sin negar el indudable bienestar que proporciona, tenerla (ya sea en una urbanización o un inmueble que incluya este servicio) es también sinónimo de gastos que añadir a la ya abultada cifra que cada mes se destina al pago de la vivienda. El mantenimiento, llenado y contratación de los servicios de un socorrista que durante la temporada de verano vele por la seguridad de los bañistas cuesta a una comunidad de vecinos cerca de 4.000 euros anuales de media.
Abrir la piscina al público
Imagen: Paul SapianoEn un país como España, con más de 260 días de sol al año de media, según la Agencia Estatal de Meteorología, y donde las temperaturas medias sobrepasan los 28 grados durante el período estival, las piscinas se convierten en el único refugio para mitigar el calor. Para que todo esté a punto cuando este empieza a hacer acto de presencia, y poder darse un chapuzón, es preciso que durante el resto del año la piscina haya estado bien cuidada, llena o vacía. En ambos casos, hay que asumir gastos en productos de limpieza y otros específicos que aseguren su higiene y conservación:
Dejarla llena: tras el invierno, hay que proceder a un trabajo de limpieza profunda. El paso del tiempo en el agua estancada sin tratamiento con productos químicos provoca la formación de bacterias y algas que será imprescindible eliminar. En este proceso no solo se debe desembolsar dinero para cloro, alguicidas, etc., sino que, además, hay que contratar a personal especializado que se encargue de realizar el denominado «desbloqueo de piscina».
Vaciar la piscina: antes de proceder a llenarla, hay que limpiar bien su fondo y asegurarse de que no se hayan registrado daños en la superficie. Estas precauciones son cruciales para prevenir desembolsos periódicos destinados a pagar las reparaciones de una superficie dañada o nuevas manos de pintura.
Llenar una piscina comunitaria de 17 metros de largo por 8 de ancho cuesta alrededor de 500 euros
El proceso de llenado es caro, en especial en épocas de sequía, y todas las comunidades autónomas cuentan con medidas que impiden el uso indiscriminado de agua para llenar estos espacios. Por esta circunstancia, hay empresas especializadas que ofrecen servicios de provisión de agua para su uso en piscinas. El precio varía en función de la comunidad autónoma, ya que el valor del agua no es el mismo en todos los lugares (en el norte los acuíferos funcionan perfectamente como surtidores para los usos humanos, mientras que en el sur del país se depende más de sistemas de desalación o depuración, por lo que los costes de extracción son más altos).
En la Comunidad de Madrid, empresas provisoras de tanques de agua cobran desde 90 euros por cada 10.000 litros de agua. Una piscina de uso familiar tiene una capacidad cercana a los 30.000 litros. Para una comunidad, se precisa una instalación que tenga como mínimo 17 metros de largo y 8 de ancho y, con estas dimensiones, llenarla costará alrededor de 500 euros.
El mantenimiento
El mantenimiento de la piscina durante los tres meses que, en general, permanecen abiertas supone un nuevo desembolso. Esta vez, el destino del dinero es la compra de productos químicos, que mantengan el agua clara y en condiciones de salubridad, y los materiales necesarios para este menester. Es preciso comprar cloro, un cepillo limpiador del fondo, instrumentos para medir el nivel de pH, los niveles de acidez (derivados del cloro), la dureza del agua, etcétera. Desde el Ministerio de Sanidad, se recomienda al ciudadano corroborar que los productos que se usan están homologados, para evitar efectos imprevistos con productos que no están sujetos a la normativa vigente.
En una piscina con uso intenso se recomienda un tratamiento de agua y limpieza dos veces por semana, una media de 200 euros semanales
Además, la calidad del agua se obtiene también a partir del filtro, un aparato cuyo uso recomiendan todos los expertos, puesto que no utilizarlo implica tener que reponer parte del volumen líquido. Para el buen funcionamiento del mismo es básico prestar atención a su limpieza regularmente, una actividad que puede realizar alguna persona que trabaje en la urbanización y cuente con conocimientos sobre el tratamiento químico, medición de la calidad del agua y limpieza de filtros. Si no, siempre queda la opción de contratar a una empresa dedicada a la asistencia de mantenimiento, cuyo precio medio es de 100 euros por cada día de trabajo. Los expertos recomiendan que en una piscina con uso diario intenso se hagan, como mínimo, dos sesiones de tratamiento de las aguas y limpieza semanales, y una de choque al mes.
El coste de bañarse seguro
Una piscina, y más si se encuentra en una comunidad donde hay niños, es una instalación cuyo principal uso es lúdico. Para poder garantizar la diversión de todos con seguridad, es vital contar con los servicios de un socorrista. No hay homogeneidad legal sobre la regulación de las piscinas en España y cada comunidad autónoma prevé supuestos distintos para los casos en que se obliga a que una piscina considerada de «uso público» cuente con servicio de socorrista. En los casos de las comunidades de vecinos o urbanizaciones, en general se aplica un código interno que regula el uso de la piscina (los horarios de apertura y cierre, las normas de comportamiento, etc.), así como las medidas de seguridad que tendrán que aplicarse (vallado del entorno del agua, contratación de un socorrista, etc.).
La dimensión de la piscina es el factor que determina si una instalación se considera o no como de «uso público». En general, a partir de 200 metros cuadrados, se toma como un espacio de disfrute público y sujeto, por tanto, a las mismas reglas que el resto de piscinas públicas, ya sean municipales o gestionadas por consorcios privados. El número de socorristas que se debe contratar para la seguridad de los usuarios también difiere en función de la superficie de la piscina o del número de vasos (superficies cubiertas de agua) con que cuenta. Si en una urbanización existe una piscina para niños alejada del control del puesto del socorrista, se debe contar con un profesional para cada piscina. También se obliga a que la instalación esté vigilada por dos socorristas (en la mayoría de comunidades autónomas) en el caso de que la superficie de la piscina supere los 500 metros cuadrados.
El salario de un socorrista, que oscila entre 800 y 1.300 euros, depende de la cantidad de horas que trabaje, el tamaño de la instalación y el número de usuarios
La contratación de un socorrista se puede canalizar bien mediante una oferta de trabajo y un proceso de selección gestionado por la comunidad de vecinos, o bien a través de una empresa privada que ofrezca este servicio. El salario del socorrista, que oscila entre 800 y 1.300 euros, depende del número de horas para el que se contrate, pero también del tamaño de la instalación que debe controlar y del número de usuarios. En algunas urbanizaciones los vecinos contratan a un socorrista que, además, tenga la titulación oficial de instructor de natación expedida por la Real Federación Española de Natación. La razón estriba en que, además de ejercer como socorrista, la persona contratada puede encargarse de enseñar a los niños a nadar y defenderse en el agua, e impartir cursos de «aqua-gym», natación para mayores o, incluso, sesiones de relajación acuática para embarazadas.