La situación de los osos polares en el Ártico es preocupante: en la actualidad podría haber entre 20.000 y 25.000 ejemplares, de los cuales dos tercios podrían extinguirse a mediados de este siglo. No obstante, varios científicos señalan que todavía hay esperanza para estos animales si se hace frente a sus principales amenazas: el calentamiento global, la contaminación, la generalización de las extracciones de petróleo y gas o su mezcla con osos grizzlies.
La situación del oso polar es preocupante. En 2006, la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza (UICN) incluía por primera vez al oso polar en su Lista Roja de especies amenazadas.
En la actualidad habría entre 20.000 y 25.000 osos polares, de los cuales dos tercios podrían extinguirse en 2050Los responsables de la UICN informaban de un estudio en el que las dos subpoblaciones mejor estudiadas, la del oeste de la Bahía de Hudson en Canadá y la del sur del mar de Beaufort (EE.UU. y Canadá), habían caído un 22% y un 17%, respectivamente, en las dos últimas décadas. Y apuntaban otras poblaciones que también disminuían: las de la Bahía Baffin, la de la cuenca Kane -compartida por Groenlandia y Canadá- y la de Bahía Noruega, en Canadá.
Pero no todo parece perdido. Un reciente artículo publicado en la revista ‘Nature’ señala que es probable que para el próximo siglo todavía quede un poco de hielo marino durante el verano. De esta manera, los osos polares podrían conservar un último refugio.
Los responsables del estudio, liderados por Stephanie Pfirman, científica ambiental en el Observatorio Terrestre Lamont-Doherty en Nueva York, señalan que los modelos climáticos apuntan a que la parte norte del archipiélago ártico de Canadá y Groenlandia, donde se localiza el hielo marino más grueso hoy en día, continúa con su acumulación de hielo. Los investigadores estiman que durante el siglo XXI podría persistir un área de hielo de, tal vez, medio millón de kilómetros cuadrados.
Imagen: Thomas PicardEl artículo reconoce que la cantidad de hielo que se derrite cada verano aumenta, pero recuerda que todavía queda el formado en invierno. En la actualidad, señala el equipo de Pfirman, se transporta hacia el lado canadiense del Ártico más rápido que antes porque las aguas están más libres.
‘Nature’ también dio a conocer hace poco otro artículo con buenas noticias para el hielo del Ártico y sus habitantes. Un equipo encabezado por Steven Amstrup, del Servicio Geológico de EE.UU., asegura que no hay un «punto de inflexión» de calentamiento más allá del cual el hielo desaparecerá de forma irreversible. Los investigadores realizaron esta afirmación tras estudiar los modelos de circulación del mar de hielo futuro. Por ello, señalan, mantener las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) bajo control debería ayudar a preservar el hábitat del oso polar y los ecosistemas del Ártico en su conjunto.
Principales amenazas
Diecinueve poblaciones de oso polar viven en las costas árticas e islas de los cinco países que rodean el Polo Norte: Estados Unidos (Alaska), Canadá, Dinamarca (Groenlandia), Noruega y Rusia. Aunque son grandes extensiones de territorio, su hábitat cada vez es más reducido, ya que el calentamiento global afecta en especial a los polos. Los expertos de la UICN recuerdan que los osos polares dependen de los hielos permanentes marinos para vivir, cazar y criar.
Se han detectado osos polares en Norteamérica, donde se han cruzado con osos grizzliesDesde el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) explican que el retraso de las heladas hace que los osos polares pierdan reservas críticas de grasa, que afecta a la reproducción y a la capacidad de las hembras embarazadas de producir suficiente leche para sus cachorros. Los científicos ya han registrado una caída del 15% en la tasa de nacimientos.
La escasez de alimento y la reducción de su hábitat provocan comportamientos extremos en algunos ejemplares de esta especie. Un estudio publicado en la revista ‘Polar Biology’ detectaba prácticas caníbales en el norte de Alaska y Canadá, un hecho muy raro, según sus responsables.
Los científicos también han detectado osos polares desplazados a las regiones árticas de Norteamérica, donde se han cruzado con osos grizzlies. La revista ‘Nature’ publica también un artículo que advierte de las graves consecuencias de esta mezcla. Los responsables del estudio, liderados por Brendan Kelly, del Laboratorio Nacional de Mamíferos Marinos de Alaska, recuerdan que este tipo de hibridación ya se ha detectado en otras especies de animales árticos amenazados, de las que muchas han pasado a encontrarse en peligro de extinción.
En definitiva, la desesperación empuja a estos animales a desplazarse a lugares más lejanos e inhóspitos, fuera de su hábitat natural. Es el caso de un oso polar llegado a la costa norte de Islandia, tras atravesar 300 kilómetros desde sureste de Groenlandia, un hecho que no sucedía en 20 años.
La contaminación es otra de las graves amenazas para los osos polares. Un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) aseguraba en 2004 que estos animales están afectados por productos químicos tóxicos como PCB (policlorobifenilos) y pesticidas que han llegado arrastrados por vientos y corrientes desde los países al sur del Ártico. El informe hablaba también de alteración de los niveles hormonales, con posibles efectos adversos, como problemas de reproducción y cambios de comportamiento.
Imagen: levigruberDiversos acuerdos y organismos internacionales trabajan para proteger al oso polar. En 1973, Canadá, Estados Unidos, Dinamarca, Noruega y la ex Yugoslavia firmaron el Acuerdo Internacional sobre la Conservación de los Osos Polares y de su Hábitat, que prohibía la caza desde aviones y barcos. En la parte más septentrional de Rusia, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) colabora con comunidades locales para proteger las zonas en las que vive este mamífero.
La Convención de sobre el Comercio Internacional de Especies amenazadas de Fauna y Flora silvestres (CITES), ratificada por más de 150 países, prohíbe el comercio internacional del oso polar desde 1975.
En 2008, después de tres años de trámites legales y burocráticos iniciados por el Centro para la Diversidad Biológica, el Gobierno estadounidense incluía al oso polar en su Lista de Especies Amenazadas. Según el director del programa de clima de este centro, Kassie Siegel, la decisión marca un hito sin precedentes, ya que de esta manera la Administración norteamericana reconoce los “brutales impactos del calentamiento global” y debería aumentar sus esfuerzos para conservar dicha especie. En consecuencia, explica, significaría incluir una mayor protección del Ártico, en especial para evitar la entrada de las compañías petroleras, o limitar las emisiones de GEI.
Sin embargo, los responsables gubernamentales de este país argumentaban que aunque se intentará mejorar su situación, no supondrá un cambio en las políticas de GEI ni la designación de nuevos hábitats protegidos. Y es que los intereses por extraer los recursos petrolíferos y mineros del Ártico no favorecen la conservación de este plantígrado. Estados Unidos permitió en 2008 la explotación energética de una reserva en el norte de Alaska, una región protegida hasta la fecha frente a tales prácticas.