A mal tiempo económico, buena cara ecológica. Los consumidores pueden ahorrarse miles de euros anuales siendo más eficientes, responsables y ecológicos en su uso de la electricidad, la luz, el agua, la climatización o el transporte. Diversos consejos permiten así convertir el medio ambiente y el bolsillo de los ciudadanos en perfectos aliados.
Imagen: Sergio
El consumo de energía se puede disminuir sin menoscabo del confort, contribuyendo a reducir su impacto en el medio ambiente y en la factura. Los electrodomésticos se llevan casi la mitad del gasto, según el Instituto para la diversificación y ahorro de la energía (IDAE), por lo que conviene adquirir aparatos que se ajusten a nuestras necesidades y de alta eficiencia energética (clase A o A++).
Por ejemplo, un frigorífico de tipo A++ (el que menos consume) ahorrará en sus 15 años de vida media 1.311 euros con respecto a uno de tipo G (el menos eficiente). Para que estos modelos más eficientes resulten más económicos, es recomendable comparar precios y marcas y esperar a las ofertas. Además, estos aparatos de alta eficiencia suelen contar con ayudas para su compra, como las del IDAE o de las instituciones locales o autonómicas con competencia en la materia.
Un frigorífico de tipo A++ ahorrará en sus 15 años de vida media 1.311 euros con respecto a uno de tipo GOtro de los grandes gastos energéticos domésticos corresponde a la iluminación (el 18% del total). Cambiar por ejemplo seis luces convencionales en una habitación por otras de bajo consumo puede evitar pagar entre 21 y 48 euros anuales. Estas bombillas son más caras que las convencionales, pero su larga vida útil y su menor consumo energético las hace mucho más económicas y ecológicas a largo plazo. En la actualidad hay además muchas variedades de precios y modelos.
El uso del ordenador también puede ser ecológico y económico: activar el modo «Energy Star» permite consumir menos energía y ahorrar hasta 100 euros al año. Una ampliación de memoria RAM y disco duro puede ampliar su vida útil, y evitar la compra de uno nuevo. El consumo de papel también se puede disminuir, aprovechándolo por las dos caras, reutilizando el papel usado, etc.
En cuanto al resto de electrodomésticos, es recomendable apagarlos si no se utilizan. En este caso, desactivar el stand by es una medida que puede ahorrar unos 50 euros al año. Para facilitar el apagado de múltiples aparatos, es muy útil una regleta de varios enchufes. Asimismo, conviene prescindir de pilas y baterías, y en todo caso, utilizar baterías recargables. Por otra parte, la instalación de contadores inteligentes puede mejorar el control del gasto energético.
Aislamiento y climatización
Adaptarse de forma óptima al calor y al frío es también sinónimo de un importante ahorro monetario. Cada grado que se baje el termostato (lo ideal es mantener una temperatura interior de 20º C) puede ahorrar unos 40 euros al año. Una buena medida supone utilizar la climatización por habitaciones y horarios, como por ejemplo el baño a la mañana y el salón a la tarde, para lo que se pueden instalar temporizadores. Asimismo, el mercado ofrece numerosos sistemas para ahorrar en calefacción o en aire acondicionado que reducirán el consumo y ayudarán al medio ambiente.
Por otra parte, los edificios también pueden contar con diversas infraestructuras que les permitan gastar menos, como el aislante térmico, que reduce el consumo energético en un 30%, de ahí que varias instituciones ofrezcan ayudas para introducirlo en los edificios, especialmente al rehabilitarlos. En este sentido, el modelo ideal es el de las casas ecológicas, que ahorran dinero cuidando el medio ambiente.
Transporte
A la hora de desplazarse, reemplazar el uso del automóvil por la bicicleta o ir andando, además de ser más sano, puede ahorrar en gasolina una media de 1.300 euros anuales, sin olvidar los gastos asociados al coche, como seguros, mantenimiento, impuestos, etc.
No obstante, si no es posible, el transporte público es la siguiente opción más ecológica y económica. Ahora bien, en caso de poder optar entre avión y tren de alta velocidad, es mejor coger un AVE: además de ser más barato, emite cinco veces menos emisiones de dióxido de carbono (CO2). Y si tenemos que ir en avión, el traslado al aeropuerto puede realizarse en transporte público.
Para quienes no tengan más remedio que utilizar el automóvil, compartirlo puede ser una buena elección: en 2007 más de 20.000 personas en España lo hicieron a diario u ocasionalmente, lo que supuso evitar la circulación de más de 7.000 vehículos, el ahorro de unos 1.500 euros por persona y la reducción de emisiones de CO2 equivalente al generado por más de 3.000 hogares en un año.
Asimismo, tener el coche en perfectas condiciones, como por ejemplo con los filtros en buen uso o los neumáticos correctamente hinchados, puede suponer un ahorro de 110 euros al año. Por otra parte, hacer gala de una conducción eficiente permite un menor impacto medioambiental y un ahorro para el bolsillo de 470 euros al año, de ahí que las instituciones ofrezcan cursos gratuitos para ello. Entre los consejos para esta ecoconducción se encuentra llevar una velocidad prudente (a más de 100 km/h el consumo se dispara) y a 2.500 revoluciones (en coches de gasolina) y 2.000 (modelos diesel); conducir sin acelerones ni frenazos bruscos; evitar el aire acondicionado y llevar las ventanillas cerradas; no llevar carga innecesaria ni portaequipajes en el techo; y utilizar coches de menor consumo o de combustibles y tecnologías alternativas como los que muestra el IDAE.
Por otra parte, cabe plantear alternativas como el teletrabajo (trabajar desde casa dos veces a la semana puede suponer un ahorro en gasolina de 460 euros al año), o realizar videoconferencias en vez de reuniones físicas, lo cual evita también el gasto en transporte y hotel y su correspondiente impacto ambiental. Y en cualquier caso, no hay que olvidar que las oficinas también pueden ser ecológicas.
Ahorrar agua
Disminuir el gasto de agua es otra medida importante que puede ahorrarnos unos euros y favorecer al medio ambiente. Cada español consume de media al día 150 litros de agua, de los que entre el 60 y el 75% se destinan al baño. Mediante una serie de hábitos y sistemas eficientes es fácil reducir de manera importante estas cantidades.
En la cocina también se pueden hacer pequeños gestos que supondrán una interesante disminución de la factura de luz y agua, como por ejemplo utilizar un lavavajillas de alta eficiencia.
A la hora de hacer la colada, cargar al completo el tambor y siempre que se pueda utilizar el programa en frío, ya que el 85% de la energía se destina a calentar el agua. Después, colgar la ropa en tendederos en vez de utilizar secadoras. Por su parte, también se puede evitar gastar en gran cantidad de productos de limpieza industriales, que pueden sustituirse en muchos casos por agua, jabón, trapos ecológicos y consejos caseros. Y cuando se quiera limpiar el coche, un simple cubo y una esponja podrán evitar también el gasto del túnel de lavado.
El agua embotellada, además de ser cara, genera grandes cantidades de basura. En su lugar, se puede utilizar una botella de aluminio reutilizable o un termo que nos servirá también para el café.
En cuanto a los consumidores que tengan jardín, el gasto de agua puede reducirse considerablemente si se escogen las especies adecuadas y se selecciona un buen sistema de riego. Por ejemplo, el césped necesita el 70% del agua del riego en un jardín convencional. En su lugar, la Xenojardinería ofrece también posibilidades decorativas y poco exigentes con el agua.
Otra opción interesante es la horticultura ecológica de ciudad: cada vez más ciudades cuentan con estos huertos urbanos, en los que se cultivan tanto productos naturales para autoconsumo como valores ecológicos, una práctica aplicable incluso al balcón de casa. Asimismo, asumir el hábito de compostar permite reutilizar y reciclar la basura como abono natural, evita la utilización de bolsas de plástico o abonos químicos, y disminuye el gasto público en recogida, traslado y tratamiento de residuos.
Los consumidores responsables, inteligentes y ecológicos en sus hábitos de compra pueden ahorrar importantes cantidades de dinero y contribuir así a cuidar del medio ambiente. En este sentido, los consejos son múltiples:
- Comprar sólo lo necesario y no dejarse influir por modas o publicidades agresivas.
- Comparar productos para hacerse con los que tengan una mejor relación precio-calidad: no siempre lo más caro es lo mejor.
- Asumir las tres erres del ecologismo (reducir, reutilizar y reciclar) y evitar los productos de usar y tirar no sólo permitirá ahorrar al consumidor, sino a toda la sociedad, y reducirá los residuos y la contaminación.
- Buscar productos más económicos o de segunda mano, e intercambiar objetos (Freecycle) tanto en nuestro entorno como en Internet. Por ejemplo, la ecorropa permite reutilizar las prendas o teñirlas para darles una nueva vida. De forma similar, se puede hacer buen uso de las bibliotecas públicas en vez de comprar libros y películas.
- Ser más activos y concienciados, lo que significa estar informados y reclamar a las instituciones más acciones por el medio ambiente, como la instalación de más puntos limpios, más contenedores de reciclaje, carriles bici, etc.
- Seguir los consejos para reducir la huella ecológica y la huella de carbono.