Los cerrojos son sinónimo de seguridad. En las puertas de entrada, son un elemento disuasorio para los cacos que reporta tranquilidad cuando nos ausentamos de la vivienda o estamos en su interior. Complementan la protección de una puerta blindada y refuerzan los sistemas de cierre de las puertas sencillas. Los modelos más fiables son los cerrojos que disponen de llave de seguridad para abrir desde el exterior y sistema de bloqueo para impedir la entrada desde el interior.
Cómo colocarlo
Instalar un cerrojo es sencillo, aunque requiere precisión y firmeza para asegurar un funcionamiento correcto. En primer lugar, hay que calcular la altura a la que se quiere colocar. Es recomendable instalarlo en un lugar al que se llegue sin dificultad, pero que quede fuera del alcance de los más pequeños.
Imagen: Emi Yañez
Tras marcar con lápiz el emplazamiento del cerrojo, se escoge una broca ligeramente superior al cilindro de la cerradura y se realiza un orificio en la puerta. Cuando ésta tenga una chapa metálica en el interior, habrá que utilizar una broca especial para perforarla. A continuación, se realiza el orificio por el lado exterior de la puerta. De esta manera, se consigue que la madera que protege la chapa metálica por ambos lados no se astille.
El siguiente paso consiste en fijar la placa del cerrojo. Para ello, se coloca sobre la puerta, se marcan los orificios de los tornillos que la sujetarán y se perforan con un taladro. Una vez perforados, se coloca la placa y se atornilla. En el exterior de la puerta, en la zona de acceso a la vivienda, es recomendable colocar una contraplaca o embellecedor que proteja el cilindro.
Rebajar el marco
Cuando se ha instalado la placa, es momento de colocar el cerradero. Ésta es una pieza clave, puesto que es la que se encarga realmente de que el cerrojo cumpla su función. Se fija en la jamba e impide que la puerta de entrada se abra, ya que el cerrojo une ambos lados (puerta y marco).
El cerradero es la pieza clave que impide que la puerta de entrada se abra desde el exterior
Para colocar el cerradero es necesario cerrar el pasador y marcar el punto hasta el que se desplaza. Con esa medida, se centra el cerradero y se dibujan las marcas correspondientes en el marco. Si la jamba de la puerta no es lisa, habrá que rebajarla hasta que ambas se alineen.
Mediante golpes suaves con un martillo en un cincel, se rebaja el marco y se encaja el cerradero en el hueco hecho a su medida. Es importante que la muesca sea limpia, con bordes rectos y sin astillas. Para ello, si es necesario, se puede colocar un trozo de cartón que garantice una superficie lisa bajo el cerradero.
Posteriormente, se marcan los orificios de los tornillos, se realizan los agujeros con el taladro y se atornilla el cerradero en el marco. Para garantizar un mejor agarre, se pueden aplicar unas gotas de pegamento especial en el hueco del marco y en el borde de la muesca.