El viaje de ‘Las nadadoras’ para huir de la guerra de Siria
Yusra y su hermana Sara en 2015 se vieron obligadas a huir de Damasco, dejando atrás a sus padres, su hermana pequeña, sus estudios y sus amistades, con el fin de asegurarse un futuro en un lugar seguro, lejos de la guerra. Esta decisión las llevó a sumergirse en una odisea a través de Líbano y Turquía para, finalmente, tratar de llegar a Europa a bordo de un pequeño bote.
Hasta aquí, su viaje es muy similar al que cada año emprenden miles de personas que se ven obligadas a embarcarse en periplos similares para salvar sus vidas. Pero es en la travesía a bordo de ese bote cuando la historia de Yusra difiere del resto.
En una embarcación demasiado pequeña para contener el número de personas que la ocupan, con el motor estropeado, de noche y cuando el agua ya empieza a inundar la balsa neumática, Yusra toma la decisión de lanzarse al agua, junto a su hermana y otras dos personas, para empujarla a nado durante tres horas hasta la orilla de una playa de la isla griega de Lesbos, situada al noreste del mar Egeo, salvando de esta forma su propia vida y la de otras 20 personas a bordo.
Esta heroicidad no le exime, sin embargo, de afrontar un viaje adverso y hostil, lleno de dificultades, teniendo casi como única ayuda la que le ofrece el personal de ACNUR y otras pocas organizaciones socias a su llegada a Grecia, en forma de ropa y alimentos. En efecto, aún le espera un largo camino, en su mayoría a pie, hasta alcanzar Alemania, su país de acogida, desde donde tratará de reconstruir su vida y retomar sus entrenamientos de natación, para lograr así alcanzar su sueño de siempre: clasificarse para las Olimpiadas de Río de 2016 y representar a Siria, su país, en esta cita olímpica.
Y comenzar una nueva vida en Europa
Porque el viaje no acaba una vez consigues ponerte a salvo. La propia Yusra reflexiona sobre este aspecto recordando cómo, una vez se llega a un refugio seguro, comienza otra travesía, esta vez administrativa, para poder empezar de cero en un nuevo país, con un idioma y unas costumbres muy distintas. Una travesía a salvo, pero donde la incertidumbre y las largas esperas te hacen tomar conciencia de lo que significa el convertirte en una persona refugiada.
Para Yusra significó algo más que separarse de su familia y perder sus posesiones. Significó perder su nacionalidad, su identidad, su nombre y ver como su sueño se alejaba. Y esta toma de conciencia es tan fuerte que, a veces, hace que nos crezcamos ante la adversidad, que decidamos no quedarnos en el papel de víctimas o espectadoras, y apostemos por ser parte del cambio.
Yusra Mardini es Embajadora de Buena Voluntad de ACNUR desde 2017 y centra su trabajo en la sensibilización sobre el drama del refugio forzado, una realidad que, en 2022 ha contabilizado más de 149.000 llegadas de personas refugiadas por mar y estima la desaparición de otras 1.953. A 15 de enero de 2023, ya se contabilizan 5.307 llegadas. Yusra también trabaja por la eliminación de estereotipos racistas que criminalizan a las personas refugiadas.
Por su parte, su hermana Sara decidió volver a Lesbos para ayudar a otras personas que hacen su travesía a pie. En 2018 Sara y otros de sus colegas fueron arrestados por las autoridades griegas, bajo cargos de espionaje por ayudar a refugiados.
Como la historia de millones de refugiados
Esta película no solo quiere contar la historia de estas dos hermanas, sino ponernos en la piel de millones de otras personas: jóvenes, ancianas, mujeres, hombres, niñas y niños, que tenían una vida normal, con trabajos normales y que disfrutaban de ratos de ocio en familia y con amigos, con sueños y aspiraciones al comienzo de un nuevo año… y cuyas vidas se ven truncadas por conflictos u otra serie de catástrofes ajenas a su voluntad, de las que se ven forzadas a huir.
Esta historia quiere mostrar a los refugiados tal y como son: personas. Seres humanos con derechos que merecen una oportunidad no solo para reconstruir sus vidas, sino también para integrarse y aportar positivamente a las comunidades de acogida. En las propias palabras de Yusra: “Las personas refugiadas son personas normales con vidas plenas y normales, con esperanzas y sueños. Gente ordinaria que ha tenido que tomar decisiones inimaginables, dejando sus hogares y arriesgando todo en busca de una vida más segura y mejor”.
‘Las nadadoras’ es, en definitiva, una increíble historia de superación que nos ayudará a comprender mejor el fenómeno del refugio forzado, mientras nos demuestra que los propósitos más adversos pueden alcanzarse con esfuerzo y ganas de superación. Pero también con ayuda y oportunidades. Una buena reflexión para comenzar el año.