A las 04:17 horas de la madrugada (hora local) del lunes de 6 febrero de 2023, un terremoto de magnitud 7,8 en la escala Richter sacude la provincia de Kahramanmaras, al sureste de Turquía, y despierta a Mazen, en Siria. “Estaba durmiendo en ese momento. [Sentí] algo temblando, y escuché a mi esposa decir ‘¡Terremoto, terremoto!’ Después de uno o dos minutos, se detuvo y dije: ‘Gracias a Dios estamos vivos’. Pero tal vez un minuto después, comenzó de nuevo. Ese segundo fue muy aterrador. Salimos a la carretera y después de eso no volvimos a la casa”.
Este padre, junto con sus cuatro hijos y su esposa, ya era desplazado del barrio de Salahadin de Alepo, a causa de la prolongada crisis que vive el país. Ahora, después del terremoto y con lo puesto, se alojan en una tienda en el mercado de Alepo.
A las 13:24 horas de ese mismo día se repetía un nuevo terremoto de 7,5 en la escala Richter. Ambos seísmos afectaron a 11 provincias de Turquía y norte de Siria, produciéndose miles de réplicas en toda la región y en otras partes de Europa y Oriente Medio durante más de quince días.
Más terremotos
Dos semanas después, y cuando las labores de rescate de las personas supervivientes ya habían concluido y mientras los países afectados por los terremotos intentaban estabilizarse, la tierra volvió a temblar. El 20 de febrero, a las 20:00 horas, otro temblor de magnitud 6,4 azotó, de nuevo, la región, provocando el pánico entre una población ya muy castigada.
Durante estas semanas posteriores a los terremotos, las zonas afectadas han sufrido además fuertes tormentas y nevadas, con temperaturas bajo cero que han dificultado, aún más, las operaciones de rescate. Muchas personas, que se quedaron sin hogar tras los terremotos, han permanecido a la intemperie, sin fuente de calor, en las duras condiciones invernales.
Consecuencias de los terremotos
Al igual que la familia de Mazen, se estima que unos 8,8 millones de personas precisan de ayuda humanitaria para sobrevivir en Siria y más de 15 millones de personas están afectadas por este desastre en Turquía. A la necesidad de un lugar en el que refugiarse de las inclemencias del duro tiempo invernal que sufre la región, se suma ahora la destrucción de viviendas e infraestructuras que han padecido ambos países después de los terremotos.
En el momento de escribir este artículo, ya hay más de 47.000 fallecidos y cerca de 85.000 heridos. Pero este seísmo no solo nos deja estas cifras, ya que debemos sumarle los millones de personas afectadas por los daños estructurales en viviendas e infraestructuras que han sufrido las regiones afectadas, ya de por si castigadas por diferentes crisis a lo largo de los últimos años.
Antes del terremoto, se determinó que 15,3 millones de personas necesitaban ayuda humanitaria en toda Siria. De ellas, 4,1 millones vivían en condiciones extremas o catastróficas, mientras que 6,8 millones estaban ya desplazadas, afectadas por crisis económicas, por la pandemia de covid-19 y viviendo la época más dura del año, con temperaturas extremas, nevadas y ventiscas.
Por otro lado, Turquía acoge desde 2014 al mayor número de personas refugiadas del mundo. Más de 4 millones de personas refugiadas y solicitantes de asilo estaban en Turquía bajo protección temporal e internacional, de las cuales 3,5 millones procedían de Siria.
La respuesta de ACNUR ante una emergencia de este nivel
A causa de los enormes daños estructurales que han sufrido las regiones afectadas, una de las prioridades de ACNUR y sus socios en el terreno es proporcionar refugio a las personas que no pueden volver a sus casas en mitad de este crudo invierno.
Hay familias que se han refugiado en el zoco de Al-Harir o en una mezquita del distrito Suleiman Al-Halabi en la ciudad de Alepo, en Siria. Pero son millones de personas las que necesitan un lugar al que acudir, refugiarse y sentirse seguras.
Varios factores están agravando las necesidades humanitarias en Siria, como son las necesidades humanitarias a gran escala preexistentes, las limitaciones logísticas y de acceso a determinadas zonas, las condiciones invernales y un brote de cólera en curso. Antes del terremoto, se preveía que unos 15,3 millones de personas necesitarían ayuda humanitaria en Siria en 2023, una cifra sin precedentes para el país, que entra en su duodécimo año desde el inicio de la guerra.
➡️ Las acciones
Por un lado, ACNUR en Siria está poniendo el foco en atender a las personas más vulnerables como ancianos, personas con discapacidad o menores. Está movilizando decenas de miles de artículos básicos de emergencia adicionales de sus reservas existentes en la región y desarrollando un plan de respuesta más amplio para abordar las diferentes necesidades sobre el terreno. Están repartiendo mantas térmicas, colchones, láminas plásticas, colchonetas, tiendas de campaña, ropas de abrigo y pañales para adultos.
Por otro lado, en Turquía, se envió un primer vuelo que incluía 3.900 mantas térmicas y 405 tiendas familiares. Ya se han entregado un total de 11.000 tiendas, 10.000 kits de higiene, 30.000 colchonetas, 30.000 mantas, 30.000 sacos de dormir, 27.000 esterillas, 11.200 bidones de agua, 6.500 sets de cocina, 5.000 lámparas solares y 2.600 lonas plásticas. Todos estos materiales serán usados y distribuidos en colaboración con la Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD).
Una respuesta rápida y coordinada es clave para salvar vidas
Ante una emergencia, lo importante es actuar de forma rápida y eficiente. ACNUR tiene experiencia, organización y logística, además de almacenes ubicados en distintas partes del planeta, preparados para dotar de materiales y equipos en las primeras 72 horas cuando estalla una emergencia.
ACNUR cuenta con un fondo de emergencias que es esencial para prestar ayuda humanitaria en las primeras horas, lo que le permite contar con recursos inmediatos y poder cubrir, así, las necesidades básicas de las personas que se ven forzadas a abandonar sus hogares, al facilitarles protección y refugio.
Gracias a la aportación periódica de las personas colaboradoras, ACNUR puede desplazarse en cuanto surge una emergencia a cualquier parte del mundo para aportar la ayuda que sea necesaria en una situación como esta. Así ha sido en Turquía y Siria, donde los equipos estaban ya presentes en las primeras horas, tras los terremotos, distribuyendo ayuda y aportando cuanto era necesario para apoyar los esfuerzos de los gobiernos.
El desafío de reconstruir una región
Pero el duro trabajo que se está llevando a cabo en Turquía y Siria no termina en la titánica tarea de dar protección y cubrir las necesidades más inmediatas de los millones de personas afectadas por estos terremotos. Después quedará una región por reconstruir en muchos aspectos.
Desde ACNUR ya se están evaluando los edificios que se han habilitado como refugios para hacerlos más habitables, con obras previstas como la instalación de tabiques para proporcionar intimidad a las familias, obras civiles menores y la rehabilitación de las instalaciones de agua, saneamiento e higiene.
Y, por último, pero no menos importante, ACNUR continúa proporcionando asistencia de protección y apoyo psicosocial ayudando a sobrellevar una situación límite como es un terremoto. Los terremotos han agravado una situación ya de por sí extremadamente vulnerable de la población refugiada y desplazada en la región.
En estos momentos, tanto Turquía como Siria se enfrentan a graves condiciones meteorológicas y temperaturas muy bajas. Las necesidades son inmensas y la gente necesita ayuda con urgencia. La respuesta humanitaria regional a la situación en Siria ya está sobrecargada y carece de fondos suficientes. Es necesaria la colaboración internacional para ayudar a las personas afectadas por el devastador terremoto, tanto ahora como en los próximos meses.