La iluminación artificial ha experimentado un aumento exponencial en los espacios públicos en las últimas décadas, lo que ha llevado a una creciente contaminación lumínica en nuestro planeta. Más del 80 % de la población mundial vive bajo un cielo continuamente alumbrado; en Europa y América, este porcentaje asciende al 99 %. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), la contaminación lumínica mundial se ha incrementado un 2,2 % entre 2012 y 2016. Lamentablemente, esta tendencia no ha disminuido en los últimos años.
¿Qué es la contaminación lumínica?
La contaminación lumínica es la emisión de luz o brillo que se dirige hacia el cielo durante la noche. Este fenómeno es especialmente visible en áreas urbanas densamente pobladas, como las ciudades, y en grandes instalaciones, como las fábricas y los aeropuertos.
La causa principal de la contaminación lumínica es una distribución inadecuada de la luz. Puede deberse a varios factores:
- Mala direccionalidad. Por ejemplo, las farolas tipo globo, que emiten la luz en todo su perímetro.
- Exceso de potencia de la luz o falta de regulación del brillo.
- Iluminación en áreas innecesarias o en horarios inadecuados.
La contaminación lumínica tiene múltiples consecuencias negativas. La primera es un evidente desperdicio de energía. También provoca un aumento de la probabilidad de deslumbramientos durante la conducción, genera residuos contaminantes (como el dióxido de carbono) y altera los ciclos biológicos de algunos animales y plantas. Además, la contaminación lumínica impide la contemplación del cielo estrellado, considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde el año 2008.
Impacto de la contaminación lumínica en los seres vivos
Si bien la luz es esencial para la gran mayoría de los seres vivos, ya que resulta clave para la regulación de diferentes procesos biológicos, también es importante que existan periodos de oscuridad. Muchos organismos dependen de ciclos de luz-oscuridad para mantener sus ritmos biológicos.
Los científicos han estudiado las consecuencias de la contaminación lumínica en más de 160 especies de plantas y animales. Han observado efectos en una amplia variedad de seres vivos, incluyendo aves, peces, mamíferos, reptiles, anfibios, insectos, invertebrados y plantas.
Los estudios han demostrado que la sobreexposición lumínica puede alterar las rutinas de búsqueda de alimentos, el abandono de madrigueras o guaridas, los ciclos reproductivos, los periodos migratorios y la comunicación. Además, se han encontrado evidencias que sugieren que la exposición a la luz artificial debilita el sistema inmunitario de algunos organismos, lo que los hace más vulnerables a los depredadores y parásitos.
Los mosquitos pican durante más tiempo por la luz
De acuerdo con un estudio de un grupo de investigadores de la Universidad de Ohio, la contaminación lumínica está alterando la temporada de picaduras de los mosquitos, haciéndola cada vez más larga. La especie analizada es el mosquito doméstico del norte, el Culex pipiens, un agente transmisor del virus del Nilo Occidental.
Para llegar a esta conclusión, los científicos estudiaron cómo la luz artificial nocturna afectaba a la actividad circadiana —cambios físicos, mentales y conductuales que experimentan en un ciclo natural de 24 horas— y metabólica de estos insectos. En condiciones normales, la ausencia de luz provoca que los mosquitos entren en una especie de letargo (diapausa), por lo que buscan un lugar para cobijarse: las picaduras a los humanos o animales son, por tanto, inexistentes.
Sin embargo, si el mosquito está estimulado con una luz artificial, esas pausas no se producen. El insecto permanece durante más tiempo activo y, consecuentemente, picando. Según Megan Meuti, autora principal del estudio y profesora asistente de entomología, «si hay mosquitos que posponen o retrasan la diapausa y continúan activos durante más tiempo en el año, ese es el momento en que es más probable que los mosquitos se infecten con el virus del Nilo Occidental y las personas podrían correr un mayor riesgo de contraerlo».
Así pican otras especies de mosquitos gracias a la luz
El estudio de la Universidad de Ohio respalda investigaciones anteriores que ya demostraron una correlación entre la contaminación lumínica y el aumento de las picaduras de mosquitos. Es el caso de Mosquito Alert, un proyecto de ciencia ciudadana que involucra a diferentes centros de investigación públicos. Los hallazgos científicos muestran que diferentes especies de mosquitos reaccionan de manera diferente a la contaminación lumínica.
- El mosquito de la fiebre amarilla (Aedes aegypti) aumenta su tasa de picaduras cuando se expone a luces incandescentes de 50 lux. Esta especie transmite el dengue, la fiebre amarilla, el Zika, el chikungunya y otras enfermedades.
- La luz artificial reduce a un 40 % la diapausa en el mosquito tigre (Aedes albopictus), lo que también prolonga su período de actividad.
- En el caso de los mosquitos Anopheles, que están implicados en la transmisión de la malaria, los efectos son opuestos, en especial cuando se trata de luz ultravioleta: la exposición a la luz artificial parece suprimir su actividad.