La sal es un método barato y efectivo contra las nevadas. Sin embargo, utilizarla de forma masiva e indiscriminada conlleva negativas consecuencias ecológicas, económicas y sanitarias. Por eso es preferible utilizar otros sistemas, como hacen en diversos países más acostumbrados a las grandes nevadas. Este artículo explica las consecuencias negativas de usar sal contra la nieve, señala el uso de esta medida en España y expone alternativas más ecológicas a la sal.
Consecuencias negativas de usar sal contra la nieve
Imagen: acebalLa sal común (cloruro sódico) se emplea para retirar la nieve y las placas de hielo de carreteras y calles. Su utilización generalizada se debe a su bajo coste y su capacidad de disminuir el punto de congelación del agua. Sin embargo, su impacto medioambiental puede ser considerable si se utiliza mal.
En un informe del año 2000, el Ministerio de Medio Ambiente canadiense señalaba: daños graves en plantas y árboles hasta a 200 metros de las carreteras tratadas con sal; disminución de la vida salvaje al contar con menos recursos naturales; incremento de la toxicidad en sangre y tejidos de diversos animales que ingieren el agua salada; o aumento de accidentes provocados por animales como ciervos, alces o pájaros que invaden las carreteras al ser atraídos por la sal.
Las consecuencias negativas de sal se pueden reducir o evitar si se utiliza de manera selectiva y organizada, o con otras alternativasDiversos expertos explican, además, que, en concentraciones elevadas, la sal puede incrementar la acidez del agua y provocar efectos similares a los de la lluvia ácida.
Algunos estudios se han referido también a especies muy sensibles, como el pino blanco o algunas clases de anfibios. Se han observado especies aisladas al considerar una barrera infranqueable las carreteras saladas, o una reducción en su capacidad de reproducción, como la salamandra moteada.
Los especialistas también recuerdan otros efectos en los ecosistemas, como inhibición de la capacidad de absorber agua en plantas y árboles, salinización del suelo y del agua superficial o subterránea (acuíferos) o transformación de las propiedades de ciertos minerales.
Las consecuencias económicas también pueden ser importantes. El cloruro sódico tiene propiedades corrosivas. Si se utiliza en grandes cantidades en las carreteras, acelera el proceso de oxidación de la chapa y los bajos de los automóviles. Sus usuarios tienen que pagar más por su mantenimiento o por la instalación de sistemas anticorrosión. La conjunción de la sal, el hielo y el paso de las máquinas quitanieves puede provocar baches y agujeros que estropean el aglomerado de calles y carreteras.
En el aspecto sanitario, los daños a la vegetación pueden perjudicar la calidad del agua para uso urbano, ya que se reduce la capacidad natural de absorber elementos contaminantes. En cuanto a la sal en sí misma, cuando llega al agua de consumo, algunos expertos aseguran que el principal problema es el cambio de sabor, aunque un informe del Consejo de Investigación Nacional (NRC) de EE.UU. advertía de los riesgos del aumento de la salinidad en el agua para las personas hipertensas.
Uso de la sal contra la nieve en España
En España, el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas establece un Plan de Actuación ante Nevadas (el actual es el 2012-2013) para las comunidades autónomas con los procedimientos operativos para la Red de Carreteras del Estado. En este plan se apuntan los principales puntos conflictivos por nieve, donde se ubican quitanieves y vehículos con cuchillas, así como esparcidoras de sal y almacenes para la misma.
Los ayuntamientos también ponen en marcha sus planes de actuación. En algunos de ellos es cada vez más común la salmuera (sal disuelta en agua), una práctica más extendida en los países con más nevadas. La salmuera se puede mezclar con arena para que los neumáticos se agarren más al suelo y se puede utilizar de forma preventiva para evitar la formación de placas de hielo. Desde el Ayuntamiento de Madrid explican que la salmuera es un buen complemento de la sal en las labores preventivas, cuando la temperatura no baja de -4ºC porque se puede distribuir de forma rápida y homogénea y permanece más tiempo sobre el pavimento, sobre todo en las calzadas, sin acumularse en los bordillos y en las ruedas de los vehículos.
Científicos como Carlos Duarte, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y Antonio Aznar, de la Universidad Carlos III, recuerdan que en España las nevadas son, en general, puntuales y no tan copiosas como en los países más fríos. Por ello, razonan estos expertos, es difícil observar los daños ambientales señalados, que se producen cuando el uso de la sal es masivo.
No obstante, desde Ecologistas en Acción aseguran que en determinadas zonas naturales, como en carreteras de montaña o de acceso a estaciones de esquí, han observado árboles secos en los arcenes por el uso masivo de sal o cómo se ha tirado en primavera la sal sobrante en vez de reutilizarse el año siguiente.
Alternativas más ecológicas a la sal
Las consecuencias negativas de sal se pueden reducir o evitar si se utiliza de manera selectiva y organizada, o se buscan otras alternativas. Hay que recordar que la sal empieza a perder su efectividad con temperaturas inferiores a -5ºC.
En países con nevadas muy copiosas como Estados Unidos, Canadá, Alemania, Finlandia, Suecia o Austria, la sal se ha reducido o eliminado, en algunos casos incluso con multas. En Berlín, los ciudadanos, que deben encargarse por sí mismos de mantener a raya la nieve de sus aceras o portales, pueden ser sancionados con hasta 10.000 euros si emplean sal.
Además de la citada salmuera, se pueden emplear mezclas como sal con cloruro potásico o salmuera con cloruro cálcico. En los aeropuertos se usa urea para evitar la corrosión de los aviones, pero tampoco es aconsejable extenderlo a zonas naturales porque su poder nutriente puede dar problemas de eutrofización.
Estudios realizados en EE.UU. señalan al acetato de calcio-magnesio como la alternativa con menos consecuencias negativas. Es un material sólido que se disuelve en agua y que, además de ser inocuo para plantas y animales, no corroe el metal ni daña las carreteras. Otra sustancia de prestaciones similares es el acetato de potasio, base de anticongelantes comerciales libres de cloro.
Sin embargo, el coste de estos productos puede ser 20 veces superior al de la sal, una cuestión que limita su utilización generalizada. Sus defensores argumentan que los nuevos métodos de producción rebajan cada vez más sus precios. Además, sostienen que son válidos para emplearse de forma puntual y siempre en la cantidad recomendada en la etiqueta, ya que no por utilizar más se acaba antes con la nieve. Y si la nevada es muy abundante y no queda más remedio, se pueden combinar con sal.
La efectividad de todas estas sustancias, incluida la sal, desciende también cuando la acumulación de nieve es muy grande. Por ello, antes de verterlas, es preferible la acción de las máquinas quitanieves y de las palas para allanar el terreno.
Las carreteras y aceras en los países más avanzados con problemas de nieve tienen en cuenta la meteorología adversa. Los pavimentos más rugosos, que evitan de manera parcial la formación de placas de hielo, o dispositivos de acción más eficientes con los sistemas y las sustancias antinieve son algunas medidas.
La prevención y los consejos para hacer frente a una nevada también son esenciales: se recomienda evitar verter agua en las zonas públicas, avisar a los servicios municipales de posibles placas de hielo, circular por zonas soleadas, llevar cadenas y líquido anticongelante en el vehículo y el depósito de combustible lleno, etc.
La innovación tecnológica es otra gran ayuda. Ingenieros de la universidad estadounidense de Buffalo daban a conocer un programa informático, «SnowMan» (hombre de nieve), para prevenir la acumulación de nieve y la formación de ventisqueros en las carreteras. El programa utiliza los datos meteorológicos y la mecánica de fluidos para mejorar el diseño de las carreteras y la colocación de vallas.