Imagen: Elena A.
Las cajas de conexión o registro están presentes en todas las viviendas. Se distinguen porque cuentan con una tapa desmontable para facilitar su apertura si bien, generalmente, se localizan cerca del techo por motivos de seguridad. De este modo se dificulta el acceso a las cajas por parte de los niños.
En su interior, albergan todas las conexiones de una vivienda. Protegen un cúmulo de cables que alimentan los diferentes puntos de luz y aparatos eléctricos que funcionan en la casa. En ellas se realizan todos los empalmes y derivaciones necesarias.
Los cables nunca deben retorcerse para conectarlos, es imprescindible utilizar regletas
Esta parte de la instalación es una de las más importantes porque asegura la continuidad de la corriente, protege frente a accidentes, mejora el aislamiento y la inaccesibilidad de las conexiones y permite su verificación. En ellas se localiza un enjambre de cables -las instalaciones recientes alojan los cables en el interior de tubos- de diferentes colores, que distinguen los cables fase o activos (por los que circula la corriente), neutro (de color azul) y de tierra (verde y amarillo).
También contienen bornes de conexión individuales o regletas de conexión, dispositivos de plástico a los que se conectan los diferentes cables para mantener la continuidad de la corriente hacia un punto determinado. No está permitida la unión de conductores mediante empalmes o derivaciones «por simple retorcimiento o arrollamiento».
Ubicación y diseño
En tramos rectos, los registros no deben estar separados entre sí más de 15 metros. Asimismo, puesto que la instalación sólo admite recorridos verticales u horizontales, nunca diagonales, las cajas se sitúan a la misma distancia del techo para que los cables o tubos lleguen con facilidad de un punto a otro.
En este sentido, los registros se destinan «únicamente a facilitar la introducción y retirada de los conductores en los tubos», según establece la normativa vigente, o pueden servir como cajas de empalme y derivación.
Por motivos de seguridad, las cajas están fabricadas en material aislante y no propagador de la llama. Sus dimensiones son las necesarias para alojar “holgadamente” todos los conductores que deban contener, aunque existen diferentes tamaños para ajustarse a las necesidades de una vivienda. En concreto, su profundidad ha de ser, al menos, igual al diámetro del tubo mayor más un 50 % del mismo (el mínimo se establece en 40 mm), mientras que su diámetro o lado interior mínimo será de 60 mm.
Es preferible utilizar más de una caja en lugar de saturarlas de cables
No obstante, una de las prioridades es ocultar en cada caja una cantidad aceptable de cables, es decir, no saturarlas. Cuando sea necesario, es preferible utilizar más de una caja para albergar todas las conexiones.
Por otro lado, hay que respetar las distancias. Cuando los cables se alojen en tubos y estos vayan empotrados en las paredes, los recorridos horizontales deben estar a 50 centímetros, como máximo, de suelos o techos. Por su parte, los trazados verticales deben estar a una distancia de los ángulos de esquinas no superior a 20 centímetros.