El comercio internacional de vida silvestre afecta a cientos de millones de especies animales y vegetales, planteando una amenaza para su supervivencia. Cada año, registra cifras astronómicas, porque es un negocio muy lucrativo. Su alcance abarca una variedad de actividades comerciales, desde la comercialización de seres vivos o muertos hasta una amplia gama de productos derivados. Alimentos, artículos de cuero confeccionados a partir de pieles de animales, instrumentos de madera, souvenirs para turistas y medicamentos son solo algunos ejemplos.
🐦 Qué es la CITES
La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, conocida como CITES o Convención de Washington, fue suscrita en la capital estadounidense en 1973 y entró en vigor dos años después. Es un acuerdo jurídicamente vinculante y cuenta en la actualidad con la participación de 184 países (denominados Partes), casi todos los del mundo. España se sumó a la CITES en 1986.
El propósito fundamental de la CITES es asegurar la legalidad, sostenibilidad y trazabilidad del comercio internacional de la fauna y flora silvestres, con la finalidad de proteger la supervivencia de estas especies en su entorno natural. La Convención refleja las tres dimensiones del desarrollo sostenible: social, económica y ecológica. A través de su labor en favor de las personas, el planeta, la prosperidad y las alianzas, la CITES contribuye al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
🐦 Qué regula la CITES
La CITES establece una red global de controles para el comercio internacional de especies silvestres en peligro y de sus productos, requiriendo la obtención de permisos oficiales que autoricen dichos intercambios.
Así, para cualquier importación, exportación, reexportación o introducción proveniente del mar de especies protegidas bajo la Convención, se debe obtener una licencia a través de un sistema de concesión. Esta medida tiene como objetivo asegurar que las especies involucradas en el comercio estén debidamente documentadas.
Tal y como explican desde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), esta protección “se extiende a los animales y plantas, vivos o muertos, sus partes, derivados o productos que los contengan; es decir, también se protegen las pieles, marfiles, caparazones, instrumentos musicales, semillas, extractos para perfumería, etc. elaborados a partir de especímenes de especies incluidas en el Convenio”.
🐦 Cómo funciona la CITES
La gestión de la CITES se hace a través de dos órganos administrativos:
- Conferencia de las Partes
Este órgano superior de la CITES, compuesto por todas las Partes (países), celebra reuniones ordinarias cada dos años.
- Secretaría del Convenio
Este órgano, gestionado por las Naciones Unidas (ONU), cumple un rol burocrático esencial en la facilitación de la comunicación entre las Partes.
Además, cada Parte tiene la responsabilidad de designar una o más Autoridades Administrativas. Estas entidades se encargan de administrar el sistema de concesión de licencias. Asimismo, se debe nombrar una o más Autoridades Científicas para proporcionar asesoramiento sobre los efectos del comercio en la situación de las especies.
El CITES establece la necesidad de obtener permisos de exportación en el país de origen y de importación en el de destino, previos al intercambio de los ejemplares. También contempla la emisión de certificados para las excepciones previstas en el Convenio. El Convenio también permite la posibilidad de aplicar legislaciones nacionales más estrictas, como es el caso adoptado por la Unión Europea.
🐦 Tres niveles de protección a las especies
La CITES otorga diferentes niveles de protección a más de 40.000 especies de animales y plantas, organizándolas en Apéndices de acuerdo a su grado de amenaza por el comercio internacional. Algunos de estos animales y plantas son traídos ilegalmente desde su hábitat natural por particulares aprovechando una estancia vacacional.
En ocasiones, se incluyen grupos enteros, como los primates, cetáceos (ballenas, delfines y marsopas), tortugas marinas, loros, corales, cactus y orquídeas. En otros casos, solo se contempla una subespecie o una población geográficamente aislada de una especie (por ejemplo, la población de un país).
Las especies protegidas por la CITES están divididas en tres Apéndices:
🌱 Apéndice I
Incluye todas las especies en peligro de extinción. El comercio de ejemplares de estas especies solo es permitido en circunstancias excepcionales.
🦍 Apéndice II
Es el más extenso. Contiene especies que no están necesariamente en peligro de extinción, pero cuyo comercio debe ser regulado para evitar un uso que amenace su supervivencia. También se engloban especies cuyos especímenes en el comercio tienen una apariencia similar a especies incluidas en la CITES por razones de conservación. El comercio internacional está permitido, pero sujeto a control.
🦋 Apéndice III
Se refiere a especies protegidas al menos en un país, que ha solicitado la cooperación de otras Partes en la CITES para controlar su comercio.
🐦 Qué especies están en la CITES
Alrededor de 6.610 especies de animales y 34.310 especies de plantas reciben protección de la CITES para prevenir la sobreexplotación debido al comercio a nivel global.
Aunque los osos y las ballenas suelen ser los ejemplos más reconocibles, la mayoría de estas especies incluyen animales y plantas menos conocidos, como el aloe, los corales, los mejillones y las ranas.
El catálogo completo de especies se encuentra disponible aquí.