Aunque una vez que se llega a los 60 se obtienen muchas ventajas, cumplir años también entraña inconvenientes, y no sólo por padecer achaques cada vez más frecuentes, o pérdida de vitalidad. En los seguros médicos, la barrera de los 55 separa a los que abonan una cuota más o menos estándar de quienes pagan el precio de cumplir años.
La edad es un factor relevante, y la mayoría de aseguradoras no admite a personas de entre 60 y 65 años, especialmente si se trata de quienes rondan o superan la segunda cifra. Sin embargo, algunas compañías se están especializando en estos clientes, a los que ofrecen seguros específicos para casi todos las necesidades, y entre los que destacan los de deceso y los médicos.
La razón de esta «discriminación» es económica. Se calcula que un cliente de la tercera edad gasta hasta cuatro veces más de lo que paga al mes por mantener la póliza, según indican desde las aseguradoras más representativas. Esto se nota en los precios que deben abonar, cuya tarifa media supera los 120/150 euros mensuales en un seguro con cobertura básica, más del doble de lo que abona una persona de mediana edad por los mismos servicios. El coste es más oneroso cuanto mayor es la edad del titular de la póliza, con lo que la población que menos ingresos tiene es la que debe abonar cuotas más caras.
Coberturas específicas
Para tratar de paliar este problema, las aseguradoras comienzan en España a ofrecer productos específicos para este segmento de edad en casi la totalidad de ramos: hogar, automóviles, vida, accidentes, asistencia médica, servicios de proximidad o asistencia en viaje. La oferta se encuentra centrada principalmente en el área de salud y vida (más específicamente, en los decesos). Por otro lado, los mayores contratan cada vez más servicios de teleasistencia, un fenómeno que se va acentuando con el desarrollo de las nuevas tecnologías, y son también buenos candidatos para la contratación de seguros de viaje.
Un cliente de la tercera edad gasta hasta cuatro veces más de lo que paga al mes por mantener la póliza
Algunas compañías ofrecen pólizas de salud específicamente diseñadas para las personas mayores de 60 años, cuya contratación puede resultar muy ventajosa porque incorporan coberturas exclusivas, como tratamientos dentales gratuitos, reembolso de gastos farmacéuticos, y la devolución del 100% de los gastos derivados de defectos de la visión. Otros servicios gratuitos que incluyen estas pólizas son la posibilidad de realizar consultas telefónicas durante todo el día, orientación psicológica, una segunda opinión medica y la asistencia médica en viajes al extranjero.
Las empresas del sector se están especializando además en ofrecer soluciones que resuelvan tanto la necesidad de liquidez monetaria en un momento determinado, a través del seguro de hipoteca inversa vitalicia, como la de asistencia dentro y fuera del domicilio, mediante el servicio de teleasistencia.
No a los conductores mayores
La mayoría de personas mayores encuentra dificultades para contratar un seguro de automóvil, ya que son muchas las aseguradoras que excluyen a este segmento de la población, o lo aceptan a cambio de imponerles condiciones muy duras y con pérdida de derechos en determinadas coberturas. La barrera está en los 60 años, aunque con las compañías más flexibles los problemas comienzan al cumplir 70, edad en la que apenas es rentable suscribir una póliza, ya que se encarece de forma notable. En el momento de calcular el precio de una de estas pólizas (como en cualquier otra), las compañías de seguros tienen en cuenta la edad del conductor, de tal forma que cuanto mayor sea el titular, más caro le resultará el producto. Pero, en este caso, se valoran los años de antigüedad del permiso de conducir, y en este segundo apartado la veteranía es un grado: resultan beneficiados con precios más baratos quienes lleven más años conduciendo.
El problema de los seguros para mayores reside, principalmente, en la indemnización por daños físicos en caso de accidente, más alta que en otras edades, debido a que su un cuadro clínico es más severo. Ante esta realidad, algunas aseguradoras limitan determinadas indemnizaciones, o excluyen directamente a clientes a partir de cierta edad: Fiatc Seguros, por ejemplo, excluye a los asegurados mayores de 70 años; Direct Seguros, Occidente, Caser y Seguros Bilbao no indemnizan por invalidez permanente a los conductores con más de 70 años, mientras que Reale indemniza con la mitad de las sumas suscritas en caso de muerte de un asegurado con esta edad.
La mayoría de aseguradoras cuentan con un servicio específico de residencias para atender a los mayores, que puede compensar en cierta medida las dificultades que encuentra este segmento de la población a la hora de suscribir un seguro.
La división residencial de las compañías de seguros cuenta, generalmente, con un servicio específico en el que se incluyen equipos médicos, de enfermería, cuidadores, trabajadores sociales, animadores, psicólogos, personal de mantenimiento, técnicos y equipos de gestión. Además, ofrecen programas de rehabilitación, o terapias personalizadas.