A pesar de su relativa facilidad de mantenimiento, los acuarios requieren de vigilancia y cuidado constante. No prestar la debida atención a aspectos, como la filtración del agua, la oxigenación, los cambios periódicos y la limpieza, puede causar un tanque repleto de un líquido turbio, maloliente, de un tono verdoso y lleno de algas.
Estas condiciones insalubres no solo afectarán a la estética del acuario, sino que también pueden poner en peligro la salud y la vida de sus habitantes, tanto peces como plantas. Como bien dice el refrán, «más vale prevenir que curar”, así que toma nota de los siguientes consejos para evitar que aparezcan los problemas.
1. Agua verde por proliferación de algas
Cuando el agua del acuario adquiere un tono verde suele ser por un aumento de la población de algas. Las algas proliferan cuando el tanque se expone de forma directa y prolongada a la luz solar. Asimismo, su reproducción puede estar vinculada a la acumulación de nutrientes en el agua, como fosfatos y nitratos, provocados por la sobrealimentación de los peces o el amontonamiento de desechos.
Las algas en sí mismas no son perjudiciales; de hecho, forman parte del ecosistema acuático y contribuyen a mantener su equilibrio. Sin embargo, cuando su crecimiento se descontrola, pueden ocasionar problemas de salud a los peces. Un exceso de algas provoca una disminución en los niveles de oxígeno en el agua, una reducción de la visibilidad dentro del tanque y una alteración del ciclo de luz y oscuridad, lo que afecta a los patrones de actividad y descanso de los peces.
💡 Cómo controlar y acabar con las algas
- Controla el tiempo de iluminación (natural o artificial) del acuario, asegurándote de que no exceda las 8-10 horas diarias.
- Verifica que el filtro funciona de modo correcto, sustituyéndolo si es preciso.
- Evita la sobrealimentación de los peces y selecciona con cuidado los alimentos, ya que elegir productos inadecuados puede contaminar el agua del acuario.
- Realiza cambios de agua periódicos para reducir la concentración de nutrientes. Lo recomendable es cambiar aproximadamente el 10-20 % del agua cada semana. Aprovecha estos momentos para limpiar los cristales y las decoraciones con una esponja o un cepillo.
- Considera la introducción de plantas en el acuario, ya que competirán por los nutrientes y la luz con las algas.
- Piensa en incorporar consumidores de algas, como ciertas especies de peces, invertebrados o caracoles. Asegúrate antes de que sean compatibles con los habitantes del acuario.
- En última instancia, recurre a productos químicos, como los clarificadores de agua o alguicidas, pero sigue las instrucciones del fabricante al pie de la letra.
2. Mal olor: lo principal es encontrar el origen
El mal olor en el agua del acuario puede deberse a diversas causas. La más frecuente suele ser la presencia de plantas, peces enfermos o muertos. En ocasiones, los animales quedan atrapados en el filtro, se esconden detrás de la decoración o entre las plantas, lo que complica su detección.
Otra causa común es la acumulación de desechos en el agua, como restos de comida no consumida o heces de peces, que pueden descomponerse y generar olores desagradables.
La proliferación de bacterias anaeróbicas en zonas con poca circulación de agua, como el sustrato y debajo de las decoraciones, también puede contribuir al hedor del agua. Además, un exceso de contaminantes químicos no deseados, como amoníaco o nitratos, también puede contribuir al mal olor.
💡 Cómo abordar el problema del mal olor en el acuario
- Mantén una buena higiene y calidad del agua realizando cambios regulares, retirando los restos de comida no consumida y limpiando con frecuencia el sustrato y las decoraciones.
- Añade carbón activado al filtro del acuario para ayudar a eliminar olores y contaminantes del agua. Estos filtros poseen una alta capacidad de adsorción de diversas sustancias químicas y compuestos orgánicos, lo que contribuye a la limpieza y purificación del agua del acuario.
3. Agua marrón o turbia
El agua en los acuarios adquiere una tonalidad marrón, rojiza o amarillenta por la presencia de taninos disueltos. Estos taninos son compuestos orgánicos liberados en el agua como resultado de la descomposición de materiales naturales, como hojas, ramas, raíces y otros elementos que se encuentran en el acuario. La actividad de los peces o la realización de un cambio de agua puede agitar el lecho del acuario, lo que provoca la circulación de los taninos y la consiguiente coloración marrón del agua. Este fenómeno es más común en acuarios que recrean entornos naturales, como los de agua negra o los destinados a peces originarios de hábitats naturalmente ricos en taninos.
En principio, el agua marrón no suele ser perjudicial para los peces y puede aportar beneficios al crear un ambiente más natural, reducir el pH y prevenir infecciones bacterianas o fúngicas. Sin embargo, los taninos pueden resultar problemáticos para los peces de hábitat de aguas claras, duras y alcalinas, como los cíclidos africanos o los peces de agua fría.
💡 Cómo eliminar o reducir el color marrón del agua
- Tratar los troncos antes de introducirlos en el acuario para eliminar los taninos. Para ello, hay que sumergirlos en agua durante varios meses, cambiando el líquido cada 15 días o cuando notemos una intensa coloración.
- Realizar cambios parciales de agua con agua desclorada y filtrada, sustituyendo aproximadamente el 20-30 % del volumen total del acuario. Este proceso debe realizarse de forma periódica.
- Utilizar carbón activado en el filtro colocando una bolsa de malla en el interior del acuario. Para que sea efectivo hay que dejarlo actuar durante unas semanas.
- Agregar resinas específicas de absorción de taninos. Estas resinas están diseñadas para atrapar y eliminar los taninos disueltos; así se consigue un agua más clara. El Purigen es la resina más común y más efectiva.
4. Altos niveles de amoniaco
El amonio y el amoniaco son compuestos tóxicos en el acuario cuya peligrosidad depende en gran medida del pH del agua. En un entorno alcalino (pH mayor de 7), el amonio se convierte en amoníaco, que es altamente tóxico. En un entorno ácido (pH menor de 7), el amonio sigue siendo tóxico, pero su riesgo es menor que el del amoníaco.
El amonio y el amoniaco se generan a partir de la descomposición de la materia orgánica, como los excrementos de los peces y la alimentación sobrante. En los acuarios con una población equilibrada de animales y plantas, no suele haber problemas, ya que estas sustancias tóxicas son posteriormente degradadas por diversas bacterias en compuestos menos dañinos.
Los niveles elevados de amonio y amoniaco en el acuario pueden atribuirse a diversas causas. Es un problema bastante frecuente en acuarios recién establecidos, que cuentan con una población de peces limitada. A este problema se suman factores como no tratar de forma adecuada el agua antes de agregarla, ya que puede contener sustancias tóxicas.
El mantenimiento inadecuado del sistema de filtración o dejarlo inactivo durante un período prolongado puede agravar la situación. También el uso de medicamentos para los peces puede tener un impacto negativo en la población bacteriana y aumentar los niveles de amonio y amoníaco.
💡 Cómo mantener un ambiente acuático saludable libre de amoniaco
- Hacer pruebas y análisis del agua de forma regular para que, si se detectan niveles inadecuados de amoníaco, remediar la situación lo antes posible.
- Realizar un cambio parcial de agua, reemplazando aproximadamente el 40 % del volumen total del acuario. Al mismo tiempo, hay que aspirar el fondo para eliminar la materia orgánica acumulada.
- Llevar a cabo el mantenimiento de las cargas filtrantes (los materiales o elementos utilizados en el sistema de filtración del acuario para eliminar impurezas y mantener la calidad del agua), usando agua del propio acuario para su limpieza.
- Utilizar productos y tratamientos específicos para el agua que reducen y eliminan el amonio y el amoniaco.
Durante todo este proceso, es esencial abstenerse de alimentar a los peces durante un periodo de 72 horas y evitar la introducción de nuevos habitantes en el acuario. Pasadas 24 horas, es necesario llevar a cabo un nuevo análisis del agua. Si los niveles de amonio y amoniaco no han disminuido de manera significativa, se recomienda realizar un cambio parcial del 25 % del agua utilizando agua acondicionada y aplicar complejos biológicos. En caso de que al día siguiente los niveles de amonio y amoniaco sigan siendo elevados, hay que repetir la misma operación.