¿Qué es un viaje solidario?
La fórmula de los viajes solidarios es sencilla: además de conocer los recursos turísticos del destino (naturaleza, cultura, arte, ciudades…), el turista se compromete con la comunidad local, conoce y se acerca a sus problemas, y ayuda a difundirlos. “El viajero va más allá, porque aprende cómo se vive en ese lugar y cómo trabajan las ONG en los distintos proyectos sobre el terreno, pero no se involucra en el trabajo de los cooperantes. Y si lo hace, es de forma muy superficial y con tareas complementarias”, explica el profesor y director del grado en Turismo de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Francesc González.
Es decir, la persona interesada paga a una agencia o a una organización por su viaje, y parte de ese dinero se destina a los proyectos solidarios —que suelen estar relacionados con el ámbito educativo, sanitario, medioambiental o de empoderamiento de la mujer— que visitará de la mano de un guía durante su recorrido.
Responsabilidad y compromiso con la solidaridad son las dos premisas fundamentales que caracterizan a estos viajes. “Se diseñan para evitar al máximo los impactos derivados del propio desplazamiento sobre la comunidad local y, además, se potencia el componente social y se busca acabar con los estereotipos que, en ocasiones, se vinculan a las sociedades de acogida”, sostiene González.
Diferencias con el voluntariado
De hecho, quien se embarca en un viaje solidario no necesita tener conocimientos o habilidades específicas sobre determinadas cuestiones. Porque, aunque a muchos les parezca que son lo mismo, este tipo de turismo difiere del voluntariado internacional.
El director de la ONG Cooperatour, David Pratdeseba, apunta algunas de estas diferencias.
- Si un viaje solidario dura de una a tres semanas, un programa de voluntariado puede prolongarse hasta un año.
- El tiempo de implicación personal también varía, ya que un voluntario dedica prácticamente la totalidad de su jornada al proyecto, mientras que el turista de este tipo de viajes simplemente invierte algunas horas de su recorrido por el país en acercarse y conocer de cerca las actividades solidarias.
Por qué hacer un viaje solidario
Cada persona tiene sus propios gustos y preferencias, por lo que los motivos que mueven a cada turista a decantarse por uno u otro destino son muy variados. En su guía ‘Viajes solidarios. Una manera solidaria de conocer el mundo‘, la ONG Intermón Oxfam desgrana algunas de las principales razones que llevan a contratar uno de estos viajes. Entre ellas:
- la inmersión cultural y social.
- la posibilidad de vivir en primera persona la experiencia de estar en el terreno y aportar al desarrollo social de esas comunidades.
- contribuir a la preservación de los entornos naturales.
- la satisfacción personal.
- tener una visión más amplia del mundo que nos rodea.
Para David Pratdeseba, las dos variables necesarias para organizar un viaje solidario a medida son el destino y el tipo de proyecto. El catálogo de propuestas es amplísimo: desde escapadas a Machu Picchu (Perú) para contactar con la población local hasta estancias solidarias en familia en países africanos o en Katmandú (Nepal), por citar un par de ejemplos.
¿Viaje solidario por ONG o agencia?
Las pioneras en organizar esta actividad fueron las ONG. Como entidades sin ánimo de lucro, estas asociaciones destinan el dinero a cubrir los gastos del trayecto y a los proyectos solidarios en los que participan. Las empresas y agencias, en cambio, buscan un beneficio económico.
En cualquier caso, insiste Francesc González, ambas formas de comercializar estos viajes “son legítimas”, ya que la actividad repercute positivamente sobre la comunidad de acogida. De hecho, existen agencias especializadas en cooperación que ofrecen, además de alojamiento, transporte, comida y actividades turísticas, la posibilidad de participar en proyectos de voluntariado en el país de destino. Hay que tener en cuenta, eso sí, que las agencias suelen cobrar precios más altos.
❤️ Por ONG
Si, en cambio, lo que se busca es dedicar más horas a conocer los proyectos sociales, lo suyo es contratar directamente el viaje solidario con una ONG. Estas organizaciones permiten visitar los programas de cooperación que tienen en marcha e incluso participar activamente en determinados proyectos. En caso de optar por una ONG, Pratdeseba aconseja elegir una organización que esté registrada en el Ministerio del Interior, cuya actividad esté regulada por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
Para quiénes son, cuándo son y cuánto cuestan
Hay algunas ONG que sí organizan viajes para un público general, pero otras los limitan a sus socios y colaboradores. Ocurre lo mismo con las agencias. Las hay muy profesionales y consolidadas, pero otras no lo son tanto. Y si el viaje no está bien diseñado ni planteado, puede restar más que sumar.
Aunque es en los meses de temporada alta (Navidad, Semana Santa y verano) cuando más se contratan los viajes solidarios, muchas organizaciones y agencias ya los ofrecen en cualquier época del año.
Los precios dependen del tiempo de estancia, el destino y los servicios prestados. El turista asume los costes relativos a la comida, alojamiento, donativo del proyecto, recogida del aeropuerto… Es posible encontrar ofertas desde 250 o 300 euros semanales, aunque algunas propuestas pueden alcanzar los 2.000 euros semanales.
Qué debe tener en cuenta antes de embarcar
Los requisitos para apuntarse son mínimos, ya que, al fin y al cabo, no se requieren habilidades específicas. El formato de viajes solidarios familiares permite que puedan viajar menores acompañados de sus padres o tutores.
Antes de embarcar es importante tener muy claro el destino que se quiere visitar y lo que se pretende con esta experiencia. Además, es necesario analizar bien las condiciones de la estancia, elegir aquellas iniciativas en las que de verdad el viajero pueda aportar e informarse de las costumbres y formas de vida de los lugares de destino. Lo habitual es hacer un ingreso previo para formalizar la reserva de plaza y alojamiento, y pagar el resto del importe ya en destino.
El segundo paso tiene que ver con las gestiones del viaje: contratar el seguro, informarse sobre las vacunas que hay que ponerse, obtener el visado si es necesario… Muchas agencias de viajes y ONG ayudan a realizar estos trámites burocráticos (y obligatorios) antes de partir.
En algunos casos, también se deben completar unos breves cursos de formación (muchos son online), impartidos desde las propias agencias y ONG, para viajar de forma más responsable y segura.
Una vez realizados todos estos pasos, solo falta hacer la maleta y disfrutar de la experiencia.