La importancia de controlar nuestros impulsos
La Clínica Universidad de Navarra (CUN) define el autocontrol como “el conjunto de procesos de regulación de la propia conducta, que implican la manipulación de aspectos situacionales y la disposición de contingencias y consecuencias alternativas para así obtener metas a largo plazo”. En resumen, poseer autocontrol implica evaluar cómo tomamos decisiones y nos comportamos para lograr nuestros objetivos, considerando nuestro entorno y las posibles consecuencias de nuestras acciones.
El autocontrol abarca desde la toma decisiones cotidianas y triviales, como optar entre ver televisión o leer un libro, por ejemplo, hasta cuestiones más serias, como la posibilidad de causar daño a otra persona. Las compras también son actividades que requieren de esa regulación en nuestra conducta. En estos casos, no controlar nuestros impulsos puede terminar afectando a nuestra economía por tomar decisiones precipitadas.
El sueño, clave para el autocontrol
Aunque pueda parecer un detalle poco importante, el sueño guarda una estrecha relación con el autocontrol. Un descanso adecuado es esencial para tener una correcta salud mental y emocional. La carencia de sueño puede tener un impacto significativamente negativo en las decisiones cotidianas, la concentración y la habilidad para manejar situaciones estresantes.
La doctora Ana Fernández Arcos, coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y el Sueño de la Sociedad Española de Neurología, explica que “el sueño es fundamental para un funcionamiento óptimo físico y mental, pero también lo puede ser para nuestro bolsillo. Y es que, en el control de impulsos está implicada un área cerebral denominada corteza prefrontal y esta área es muy vulnerable a la falta de sueño o al sueño de poca calidad”.
Comprar a última hora nos hace malos consumidores
Muchas personas aprovechan la noche para hacer compras online, ya que es el momento del día en el que disponen de tiempo libre. Sin embargo, este horario, según advierten desde la SEN, podría no ser el más propicio para tomar decisiones acertadas como las que hacemos durante el día.
La fatiga acumulada durante el día puede afectar negativamente la capacidad de atención y a la paciencia del comprador, conduciendo a tomar elecciones impulsivas. Nuestro cerebro no reflexiona sobre las implicaciones del coste, por lo que muy probablemente gastaremos más dinero del pensado. Nos convertiremos así en malos consumidores.
“El cansancio y la somnolencia nos hacen más proclives a hacer una compra que de otra manera sería mejor seleccionada, más económica o que pospondríamos a un momento más adecuado. Por esta razón, es mayor el riesgo de comprar cosas innecesarias o que no son adecuadas a nuestro bolsillo si la compra se realiza por la noche”, aclara la doctora Celia García Malo, vocal del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y el Sueño de la SEN.
Para la especialista, estar descansado y con los sentidos alertas es fundamental antes de validar el carro virtual. “Cualquier compra que hagamos es recomendable hacerla teniendo conciencia del gasto y de si lo que estamos comprando es verdaderamente necesario. Por lo tanto, recomendamos evitar comprar cuando estamos privados de sueño, porque nuestro cerebro se vuelve más impulsivo y menos consecuente”, agrega.
Navegar por Internet nos roba horas de sueño
La experiencia de comprar al atardecer o durante la noche no solo afecta a nuestro presupuesto mensual, sino que también impacta en la calidad del sueño y descanso. “En este momento del día deberíamos estar relajados y desconectar de la actividad del día. Navegar por Internet y comprar produce un estado de hiperalerta y un pico de secreción de dopamina que nos dificultará conciliar el sueño más adelante, generando un círculo vicioso que nos lleva a un sueño corto y una peor forma física y mental”, apunta García Malo.
La Sociedad Española de Neurología subraya la importancia fundamental de un sueño adecuado para llevar a cabo nuestras actividades diarias de manera óptima. Aunque la cantidad de horas de sueño varía entre las personas y a lo largo de la vida, cuando estas son inferiores a las recomendadas (aproximadamente 7 horas en adultos sanos) o son de baja calidad, debido a despertares frecuentes o trastornos del sueño, se ven afectadas funciones cerebrales esenciales como la atención, la memoria, la regulación emocional y la percepción sensorial.
En palabras de la doctora, “tras una noche sin dormir pueden verse alteradas la dieta, la toma de medicación, el rendimiento laboral o incluso la conducción. Si una persona tiene falta de sueño, por ejemplo, por tener un trabajo nocturno, tendrá más dificultades para mantener el autocontrol y por ello dominar peor sus impulsos, debido a la alteración en el funcionamiento de la corteza prefrontal ya mencionada. Por esta misma razón, algunas de las personas que presentan rasgos de personalidad más impulsivos, con problemas de autocontrol, podrían achacarlo a una privación crónica de sueño”.