Conocer el idioma de un país es un factor de integración. Mejora la comunicación con el entorno y favorece el acceso a determinados ámbitos, como el laboral. Incluso, en ocasiones, se convierte en un requisito indispensable que puede excluir de ciertos círculos a quienes no lo dominan. Para evitarlo, algunas ONG han puesto en marcha cursos de español gratuitos para adultos inmigrantes.
Imagen: Dylan Oliphant
El grado de conocimiento de una lengua puede ser causa de fracaso escolar. Investigadores de la Universidad de Málaga estudian desde hace casi un año la influencia del grado de conocimiento del lenguaje oral en el aprendizaje de la lectura y la escritura en español. El análisis se centra en los niños bilingües hispano-árabes, ¿pero qué ocurre con los adultos?
Los pequeños tienen la posibilidad de acudir al colegio y aprender el idioma de manera progresiva, mientras los mayores, con menos oportunidades, suelen ser autodidactas. A menudo cazan palabras al vuelo y las memorizan hasta ser capaces de crear frases con sentido.
Una de las ONG pioneras en ofrecer cursos gratuitos de español para inmigrantes es Equus Zebra. Ubicada en A Coruña, su intención es conseguir que todas las personas inmigrantes que residen allí «cuenten con los derechos y obligaciones de cualquier otro ciudadano». Para ello, imparten cursos durante todo el año, de manera ininterrumpida y gratuita.
La entidad se propone atender las demandas que surgen durante el periodo de acogida. «Ocupamos los vacíos a los que no llega la Administración», explica el coordinador del departamento de Formación, Jesús García. «A veces, son personas que carecen de papeles, de identidad. Pero son personas con mucha necesidad y ganas de aprender», añade. Tampoco la Asociación Colectivo La Calle exige requisitos legales para acudir a sus clases. «Son abiertas a todo el mundo», señala Bernabé Ramírez, educador social de esta organización.
Motivaciones
Las razones por las que los inmigrantes tienen deseos de aprender el idioma son sencillas: «Quieren poder integrarse más rápidamente en España», subraya Bernabé Ramírez. «Acuden por la necesidad de tener un vehículo que les sirva para comunicarse y encontrar un medio para subsistir, un trabajo», agrega Jesús García.
La lengua acelera el proceso de integración y ayuda a encontrar un empleo
De hecho, para facilitar la asistencia, las clases se imparten en horario de mañana y de tarde, aunque ni siquiera así se logra a veces llenar los pupitres. Los horarios de algunos trabajos son incompatibles con los cursos y, para los estudiantes, pesan más los motivos económicos.
Desde la Asociación Colectivo La Calle, los cursos de español se ven también como «una herramienta muy importante para facilitar la integración», señala Ramírez. Las clases empezaron hace cuatro años, coincidiendo con la puesta en marcha del programa de acogida humanitaria de inmigrantes vulnerables.
Tiempo de aprendizaje
La rapidez con la que se asimila el idioma depende de la capacidad de aprendizaje de cada persona, si bien, en general, «los africanos hablan su lengua materna y una segunda lengua europea, por lo que en pocos meses son capaces de desenvolverse de manera autónoma en su día a día», indica Bernabé Ramírez.
El nivel cultural de los alumnos es diverso. Algunos tienen un título universitario, son licenciados en Derecho, Farmacia o Técnicos superiores, mientras que otros apenas han estudiado. Cada caso determina el tiempo que tardan en comenzar a comunicarse en español. «Algunos lo hacen a partir del tercer mes y otros a partir del primer año«, precisa Jesús García.
Por su parte, Bernabé Ramírez recalca que, en general, tienen una gran capacidad para asimilar la nueva información «ya que su futuro profesional depende de ello». Las lecciones que más les interesan son aquellas relacionadas con cuestiones del día a día, «de las noticias que ven en televisión o leen en la prensa», apostilla.
No obstante, para atender todos los casos, en Equus Zebra los cursos se dividen en niveles:
- Alfabetización. Nivel básico, aprendizaje de lectoescritura y conversación básica.
- Iniciación. Asegurar la escritura y lectura, y ampliar vocabulario.
- Avanzado. Perfeccionamiento de lectura, escritura y conversación.
Son una parte fundamental de todo el proceso. De ellos puede decirse que son la pieza clave. Los profesores enseñan, motivan y, en definitiva, dan a los alumnos la confianza que necesitan para saber que son capaces de comunicarse en otra lengua diferente a la materna.
Se valora su sensibilización hacia los problemas de las personas inmigrantes y su capacidad de compromiso
Todos son voluntarios, con experiencia y, sobre todo, ganas de ayudar. Se valora su sensibilización hacia los problemas de las personas inmigrantes y su capacidad de compromiso, que apenas exige unas horas a la semana para la enseñanza. La formación, en su mayoría, es heterogénea, “lo que aporta una mayor riqueza a la metodología y a los contenidos impartidos”, matiza García.
Hay personas jubiladas y en activo, profesores que han ejercido su profesión en la enseñanza pública o privada, y otros titulados superiores con una formación sólida. Cada uno de ellos trata de transmitir su experiencia y, por ello, no siempre hay un método concreto de enseñanza. “Impartimos clases de gramática, cultura general, anatomía, física, geografía… Realmente, enseñamos de todo”, precisa García.
Pero también ellos aprenden. Los alumnos proceden de Senegal, Camerún, Nigeria, República del Congo, Marruecos, Argelia, Bielorrusia, Ucrania, China, Rumanía, Brasil… Algunas aulas son una gran mezcla de culturas, una torre de Babel demasiado alta en la que se busca un punto de encuentro que ayude a bajar para acabar con la incomunicación.