Aptitudes personales, salidas laborales, costes, vocación o notas de corte son algunos de los principales factores que cada año miles de jóvenes deben valorar para tomar una de las decisiones más determinantes en su futuro: la carrera universitaria que van a cursar. Para no equivocarse y acertar de pleno, conviene sopesar y reflexionar sobre las distintas opciones, midiendo una a una las diferentes ventajas o inconvenientes que puedan conllevar durante y después de finalizar los estudios superiores.
Durante las próximas semanas, cerca de 300.000 jóvenes de nuestro país iniciarán los trámites para formalizar la matrícula universitaria en los estudios superiores de su elección. Este año, lo tendrán más difícil que nunca, puesto que la incorporación de casi 1.100 nuevos títulos de Grado a las 74 universidades españolas públicas y privadas diversifica aún más la oferta de estudios universitarios, que alcanza la cifra de 3.172 titulaciones.
Cierto es que unos años antes, al iniciar Bachillerato y elegir la modalidad y vía del mismo, los futuros universitarios ya acotan de alguna forma los estudios superiores a los que pueden acceder, dada la correspondencia que guardan las distintas modalidades y vías con las titulaciones universitarias. Pero, aun así, el espectro de estudios donde elegir sigue siendo bastante extenso. Por eso, es necesario que durante el último año de Bachillerato los estudiantes dediquen parte de su tiempo a valorar detenidamente las distintas titulaciones que se encuentran entre sus preferencias, y que se asesoren e informen por todos los canales y medios que puedan encontrar a su disposición, como equipos de orientación de su propio centro, jornadas abiertas en las universidades y, cómo no, por sus progenitores u otros adultos cercanos que les puedan hablar por propia experiencia de una titulación determinada.
Los estudiantes deben asesorarse e informarse por todos los canales y medios que puedan encontrar a su disposición
Gracias a las nuevas tecnologías de la información, los estudiantes parten en la actualidad con ventaja sobre otras generaciones, ya que a través de Internet pueden acceder a innumerables recursos informativos en los que encontrarán la respuesta a muchas de sus dudas. Algunos de estos recursos, como la Guía de Universidades de CONSUMER EROSKI, se han convertido ya en un autentico referente para los alumnos; en ella pueden hallar, de manera organizada y con una información exhaustiva, un compendio completo de todas las titulaciones que se ofrecen en el sistema universitario de nuestro país.
Factores que hay que valorar
Ante una elección tan importante y determinante, es preciso que los estudiantes, a la hora de decidirse por una carrera universitaria, valoren todos los factores que de forma directa o indirecta son inherentes a cada titulación:
La vocación o el interés personal siempre debe ir unido a una valoración real de las capacidades
Vocación y aptitudes. ¿Cómo te gustaría que fuera tu vida profesional dentro de 10 años? Ésta es la primera pregunta que se debería formular un estudiante antes de decidir qué titulación cursar, puesto que en la respuesta encontrará probablemente la mejor pista para tomar una decisión acertada. Eso sí, al responderse a sí mismo hay que ser realista y tener en cuenta las aptitudes académicas y personales de cada uno; no sirve de nada decir «me gustaría ser un ingeniero dedicado a la construcción de puentes», si el estudiante, por ejemplo, ha tenido siempre dificultad con las matemáticas. Por tanto, la vocación y el interés personal deben ir unidos a una valoración real de las capacidades.
Posibilidades reales de admisión. Has decidido la carrera que quieres cursar, pero ¿cuál es tu nota media de acceso a la universidad? Si ésta es muy alta, probablemente el estudiante no tendrá problema para acceder a los estudios de su elección, pero si es baja o media tiene que considerar que muchas facultades pueden tener plazas limitadas y, por tanto, establecen una nota de corte para admitir a sus alumnos. En la Guía Oficial de titulaciones se especifica la nota de corte de cada uno de los títulos universitarios, de modo que el estudiante puede hacer la tarea de descartar aquellos en los que su nota se aleje mucho de la establecida, siempre teniendo en cuenta que la nota de corte se refiere al curso anterior y por tanto puede variar en el actual.
Duración de los estudios. Cuatro, cinco, seis años… Valorar el tiempo que se quiere o se puede dedicar a realizar los estudios universitarios es también uno de los factores determinantes en el momento de decidirse por un título. Aunque los nuevos títulos de Grado tendrán todos (excepto los vinculados a determinadas carreras como Medicina, Veterinaria o Arquitectura) una duración de cuatro años, de modo que desaparece así la anterior diferencia entre los tres años de una diplomatura y los cuatro o cinco de una licenciatura. Hay que tener en cuenta si la formación real y la aptitud profesional que se alcanza al obtener el Grado correspondiente es la suficiente para ejercer la profesión que se desea o, por el contrario, se debe ampliar con la realización de un máster oficial más adelante.
Ningún estudiante debería descartar una titulación para la que esté realmente capacitado y motivado por una razón estrictamente laboral
Salidas laborales. Administración y Dirección de Empresas, Ingeniería Industrial o Medicina y Enfermería son algunas de las titulaciones que encabezan la lista de las más demandadas en el entorno laboral, según recoge el Informe sobre inserción laboral que elabora cada año el portal Infoempleo. Pero ningún estudiante debería descartar una titulación para la que esté capacitado y motivado por una razón estrictamente laboral, porque, a partir de ahora, con la nueva estructura del sistema universitario, es posible reforzar un título universitario de Grado con un máster oficial que amplíe las perspectivas profesionales de la titulación. Por eso, es recomendable obtener información por los canales pertinentes de las posibilidades de formación posterior que posee cada título.