Ladrar al perro, cantarle en la oreja y otras modas absurdas
Las redes sociales, y en particular TikTok, se han convertido en el escenario perfecto para lanzar retos. Últimamente han proliferado los desafíos que tienen como protagonistas a animales y, en particular a perros, que se convierten en víctimas de bromas denigrantes. Los dueños los asustan de las maneras más rocambolescas. Entonar canciones que incluyen gritos inesperados junto a su oreja, ocultarse tras las cortinas y aparecer cuando el animal se acerca, reproducir música estridente, irrumpir en la habitación dando alaridos o colocar al perro frente a un juguete electrónico en constante movimiento para contemplar cómo lo mira con pánico son solo algunas de sus ideas.
Estos comportamientos han generado un debate ético sobre el bienestar de los perros que participan en estos vídeos virales. Tanto los veterinarios como las asociaciones de animales han lanzado advertencias sobre estos comportamientos: pueden tener consecuencias muy negativas para los canes. Además, recuerdan, estas prácticas se consideran como una forma de maltrato animal.
Qué consecuencias tienen para los perros
Asustar a un perro para reírse de su reacción puede tener consecuencias negativas para el animal. Basta con observar que su cuerpo se tensa y muestra claros indicios de inquietud, nerviosismo y desconcierto. Además, la relación que mantiene con el humano se ve muy perjudicada, ya que pierde la confianza en él.
Estas son las consecuencias más habituales que tienen estas bromas pesadas los perros:
😥 Estrés y ansiedad
Convertirse en el blanco de todo tipo de bromas puede generar estrés y ansiedad en el animal, lo que posiblemente desencadene respuestas instintivas como mordiscos y ladridos. Este tipo de reacciones son habituales cuando el perro percibe la situación como amenazante.
Si estas conductas se repiten, el bienestar físico y emocional del animal se verá comprometido, por lo que puede manifestar problemas de salud como trastornos gastrointestinales, erupciones en el cuerpo o pérdida de pelo.
😥 Trastornos de comportamiento
La exposición constante a situaciones estresantes puede hacer que el perro desarrolle problemas de comportamiento, que se traduce en miedo y agresividad como mecanismos de defensa. Esta respuesta no solo supone un riesgo para la seguridad del propio animal, sino también para las personas que conviven con él.
😥 Confianza rota
Asustar a un perro repetidamente puede dañar la confianza que tiene en el humano. Los canes son animales que necesitan sentirse seguros y protegidos en su entorno y, si se sienten constantemente amenazados, pueden desarrollar conductas nerviosas y volverse desconfiados.
Gritar y castigar para educar: mala combinación
El trato inapropiado hacia los animales también se refleja en los métodos que algunas personas emplean para educarlos. Recurren a los gritos cuando consideran que los perros se desvían de lo que consideran son los comportamientos correctos, como ladrar, morder objetos o desobedecer a las llamadas.
En algunos casos, los dueños dan un paso más y recurren a castigos, como encerrar al animal en una habitación, azotarle en el hocico, negarle la comida o impedirle jugar. Tal y como revela un estudio realizado en la Universidad de Oporto (Portugal), estos comportamientos agresivos por parte de los humanos tienen el resultado contrario al esperado.
👉 Un estudio para medir el estrés en los perros
Para corroborar esta tesis, los investigadores midieron los niveles de cortisol, la hormona del estrés, en los animales tras realizar un entrenamiento: 42 perros fueron entrenados mediante recompensas positivas, como comida o juegos, mientras que a otros 50 se les adiestró con refuerzo negativo, incluyendo gritos, sacudidas en la correa o presión en sus nalgas para que se sentaran.
- Los canes que participaban en programas con refuerzo negativo tenían más comportamientos vinculados al estrés durante el entrenamiento, como lamer o bostezar, y presentaban niveles de cortisol más elevados en comparación con sus niveles habituales en casa.
- Los perros entrenados mediante recompensas o refuerzo positivo no mostraban fluctuaciones en los niveles de cortisol durante el entrenamiento con respecto a los que mantenían en el entorno doméstico.
Además, al evaluar el bienestar fuera del contexto del adiestramiento, los investigadores observaron que los animales educados con refuerzo negativo eran más «pesimistas» en una tarea cognitiva comparados con los perros entrenados con recompensas. Esta condición hacía que estos animales enfrentasen sus rutinas con inseguridad, mostrando agresividad en ciertas situaciones como, por ejemplo, al relacionarse con otros animales. Por el contrario, los perros «optimistas», al ser entrenados con el refuerzo positivo, aceptaban mejor a los cambios y los retos cognitivos que se le presentaban en su día a día.