Gran danés: todo lo que debes saber sobre esta raza

Los grandes daneses tienen una apariencia inconfundible, de dimensiones estratosféricas, que es imposible que pase desapercibida.

De tamaño gigante, cuerpo robusto y estructura equilibrada. Cabeza alargada y estrecha, pecho ancho, y extremidades muy largas y fuertes.

Los machos suelen medir unos 80-90 cm a la cruz (desde la base del cuello al suelo) y pesar entre 50 y 70 kg, mientras que las hembras suelen tener una altura mínima de 72 cm, llegando hasta los 84 cm, y pesan de 45 a 70 kg.

Los ojos del gran danés son de tamaño medio, forma almendrada, y reflejan su naturaleza amable y vivaracha. El color es oscuro pero puede variar según el color del pelaje.

Las orejas son de tamaño medio, inserción alta, forma triangular y, por naturaleza, cuelgan plegadas hacia adelante, acentuando la expresión alerta y noble de la raza.

La cola es de inserción alta, ni larga ni corta, y se estrecha hacia la punta. Su esperanza de vida, como es frecuente en las razas grandes, es corta. Suelen vivir una media de 8 a 10 años.

El pelaje del gran danés es corto, denso, liso y brillante. Bien pegado a su cuerpo musculoso.

El estándar de la raza reconoce varios colores y combinaciones: atigrado, leonado, arlequín (blanco con manchas negras), azul y negro.

A pesar de que su nombre sugiere otro origen, el gran danés es alemán. Desciende del ya extinto bullenbeiser y de otros perros alemanes criados para la caza de jabalíes, que poseían características similares a los mastines ingleses y a los lebreles. Los criadores germanos querían lograr un gran perro que tuviera un equilibrio entre fuerza, velocidad y agilidad.

La historia de su nombre es peculiar. Al principio no existía distinción de razas y todos los perros fuertes y grandes se enmarcaban como dogos. Posteriormente sí se empezaron a categorizar en función del tamaño y el color del manto, pero no fue hasta casi finales del siglo XIX, en Berlín, cuando un comité de expertos decidieron comenzar a llamarles únicamente dogo alemán o deutsche dogge. La razón por la que se le conoce como gran danés es algo que no se sabe con exactitud, porque sus orígenes están, sin duda, en Alemania.

Durante todo el siglo XIX, la raza fue ganando reconocimiento y popularidad en la sociedad aristocrática europea. Seleccionados por su grandioso tamaño y su temperamento equilibrado, estos perros se convirtieron en guardianes de confianza y compañeros leales de la realeza y la nobleza. En 1880, se estableció el primer estándar de la raza en Alemania.

El año de reconocimiento oficial por parte de la Federación Internacional (FCI) fue 1961.

Este moloso tiene un encanto tan grande como su tamaño y una personalidad única y especial.

El gran danés es un extraordinario perro de familia. Su temperamento es bueno, tranquilo, equilibrado y adaptable. Muy cariñoso y apegado a sus seres queridos, es obediente y tiende a establecer fuertes vínculos con ellos.

No lleva nada bien la soledad, necesita la compañía constante de sus dueños. Aburrido o frustrado puede volverse destructor y tomarla con los muebles, enseres y objetos que encuentre a su paso.

Salvo en la etapa de cachorros, que son más juguetones e inquietos, no son perros especialmente enérgicos. Aunque necesitan hacer ejercicio regular, después de pasar un tiempo en el exterior, permanecen calmados en casa.

Por lo general el gran danés es amistoso, pero, si no está bien socializado, puede ser desconfiado e incluso agresivo con gente extraña y mostrar cierta reserva en situaciones que no controla o lugares nuevos que no conoce.

Con esta raza el adiestramiento y la socialización deben comenzar desde que son cachorros y ser firme y constante. Normalmente se prestan bien porque son despiertos e inteligentes y aprenden con rapidez, pero también son perros sensibles, y suelen ser receptivos sólo a la educación en positivo, realizada de manera amable y afectuosa, basada en caricias y premios.

El gran danés destaca por ser un excelente perro guardián. Alerta y protector con los miembros de su familia, no dudará en plantar cara si percibe un peligro o una amenaza. Cuando desarrolla esta función, su temible estatura y su actitud valiente pueden acobardar y hacer desistir rápidamente a cualquier persona con malas intenciones.

Gracias a su naturaleza calmada y afectuosa, hay  ejemplares que se utilizan como perros de terapia para brindar consuelo y apoyo emocional a personas en hospitales, hogares de ancianos y otros entornos.

Si convive con niños desde cachorro establecerá muy buenas relaciones con ellos. Su comportamiento será paciente y tolerante, pero, debido a su gran envergadura y a su fuerza, todas sus interacciones deben ser supervisadas para que los más pequeños no sean lastimados sin querer.

Con una socialización adecuada, el gran danés puede compartir hogar con otros animales domésticos en casa. Su temperamento amigable puede facilitar la adaptación a la presencia de otras mascotas. También le predispone positivamente en sus relaciones con otros perros. No obstante, es importante introducirlos gradualmente y supervisar sus interacciones iniciales. Sobre todo, cuando se relacione con gatos o perros pequeños que pueden salir mal parados por la diferencia de tamaño.

El gran danés puede conservar un aspecto limpio y sano con un mantenimiento relativamente bajo. No necesita muchos cuidados, aunque deben ser regulares para garantizar su bienestar y su salud.

Su corto pelaje es muy fácil de cuidar. Para eliminar el pelo suelto y mantener la piel en óptimas condiciones, bastará un cepillado semanal o cada diez días con un cepillo de cerdas suaves. No pierde mucho pelo de manera continua, pero en épocas de muda quizás sea necesario aumentar la frecuencia del cepillado.

Son perros bastante limpios, lo que ayuda a que los baños sean más dilatados en el tiempo. Hay que bañarlos solo cuando estén sucios, usando un champú especial para perros que no dañe su piel.

Debido a que el gran danés tiene las orejas caídas, es importante revisarlas a menudo para prevenir infecciones. La limpieza de de restos de cera y suciedad en los oídos puede hacerse con un líquido auricular recomendado por el veterinario y una gasa. Después del baño también deben secarse completamente para que no se acumule humedad en ellos.

El estado de los ojos tiene que controlarse periódicamente para detectar signos de irritación, enrojecimiento o secreciones, y para limpiarlos suavemente de cualquier residuo con una gasa y una solución oftálmica.

El cuidado dental es esencial para prevenir problemas en la boca. El cepillado de los dientes debe realizarse varias veces por semana con un cepillo y una pasta recomendados para perros.

Hay que cortar las uñas del gran danés siempre que sea necesario para evitar que crezcan demasiado. Se deben utilizar tijeras o un cortaúñas adecuado para perros.

Por su pelaje corto y la ausencia de una capa interior adecuada, la raza no tolera bien las temperaturas bajas. Son perros hogareños, delicados, y, en los días fríos o lluviosos de invierno, no debe dejárseles nunca a la intemperie.

El gran danés no es un perro atlético pero, igualmente, debe hacer ejercicio de manera regular para mantener su estado de forma y sentirse bien.

Por su gran tamaño es un perro que tiene las articulaciones frágiles y delicadas. Para evitar fracturas y otras complicaciones, el tipo de ejercicio que debe hacer es moderado, ni intenso ni brusco. Teniendo especial cuidado durante la etapa de crecimiento, cuando aún son cachorros, para prevenir problemas óseos o musculares.

En este sentido, lo más acorde para la raza es poder dar varios paseos largos al día, hacer caminatas donde puedan explorar su entorno y las sesiones de juego controlado. Si se dispone de jardín o de un patio pueden disfrutar de juegos de lanzamiento de pelotas o de juguetes.

También se pueden ejercitar en circuitos de agility, con el entrenamiento de obediencia y con otras disciplinas caninas, pero, por su condición, es mejor consultarlo con un entrenador o un adiestrador de perros. Un profesional que conozca la raza puede determinar la idoneidad de cada actividad antes de comenzar a realizarla.

El gran danés es una raza gigante que va a requerir una alimentación que esté a la altura para no comprometer su salud. Tiene que ser adecuada para perros de gran envergadura, de alta calidad y con nutrientes equilibrados. Es muy importante que satisfaga las necesidades específicas que va a marcar cada etapa vital, porque las de cachorros en desarrollo no van a ser las mismas que las de un perro adulto o uno senior.

En lo relacionado con el tipo de alimentación, se puede elegir entre comida comercial (pienso seco o croquetas y latas húmedas) y comida natural, recetas caseras o dieta BARF (alimentos crudos: huesos con carne, verduras, frutas, huevos, etc).

Para los cachorros suele ser aconsejable distribuir los alimentos a lo largo del día en varias comidas, y cuando llegan a adultos limitarlas a dos. Es una raza propensa a sufrir torsión de estómago y para prevenirla es necesario controlar muy bien las raciones e intentar que coman despacio, sin ansiedad.

Los fabricantes aportan información en sus paquetes y envases acerca de los nutrientes y de la cantidad y frecuencia recomendada de las comidas, pero en una raza de este tipo, y por su rápido crecimiento, lo recomendable es contar con el asesoramiento continuo de un veterinario o nutricionista canino que ayude a establecer la mejor dieta para cada momento.

Los grandes daneses son una raza de aspecto robusto pero de salud delicada. Son múltiples los problemas o enfermedades que pueden desarrollar.

• Torsión gástrica: problema grave y común en razas grandes que requiere atención veterinaria inmediata. Se produce cuando el estómago se hincha y acumula gases, líquidos o comida, que quedan atrapados y acaban provocando que éste gire sobre sí mismo.
• Displasia de cadera y codo: habituales en las razas de perros grandes, son malformaciones de esas articulaciones que pueden causar dolor, cojera y dificultad para moverse. Para su detección temprana es fundamental realizar exámenes regulares y radiografías.
• Enfermedades cardíacas: el gran danés puede padecer enfermedades del corazón como la cardiomiopatía dilatada, en la que el músculo cardíaco se debilita, disminuyendo la capacidad de bombeo del corazón. Los síntomas más frecuentes son tos, dificultad para respirar, letargo y falta de apetito.
• Osteosarcoma: como muchas razas de gran tamaño, el gran danés puede ser propenso a este agresivo cáncer de huesos que se encuentra más en los huesos largos. Los síntomas son dolor en las articulaciones, inflamaciones e incluso fracturas.
• Panosteitis: es una afección ósea dolorosa del desarrollo que puede afectar a los ejemplares jóvenes en crecimiento. Produce una inflamación de los huesos largos y causa cojera.
• Hipotiroidismo: enfermedad en la que la glándula tiroides no produce suficientes hormonas. Puede afectar la salud general del perro y provocar síntomas como aumento de peso, pérdida de pelo, anemia y falta de actividad.
• Entropión y ectropión: son problemas oculares que pueden afectar a algunos grandes daneses. En el entropión, el párpado se enrolla hacia adentro y en el ectropión hacia fuera.

El gran danés es una raza de récord. Ostenta el título del perro más alto del mundo del Libro Guinness de los Récords desde hace años. Hay tres ejemplares que han obtenido este reconocimiento. Los ya fallecidos “Giant George”, de unos 110 cm, y “Zeus”, que medía 111 cm, y el gran danés vivo que posee el título actual, que, curiosamente también se llama “Zeus” y tiene una altura de 104 cm.

Erguidos sobre sus patas traseras pueden llegar a alcanzar los 2,10 metros de altura.

“Scooby-Doo”, el famoso personaje animado de la serie americana que lleva su nombre, producida por Hanna-Barbera, está inspirado en un gran danés. La película “Marmaduke” de 2010, que combina imágenes reales y ficción, narra las andanzas de un gran danés que protagoniza situaciones cómicas y aventuras. El personaje está basado en un cómic creado en la década de 1950.

A diferencia de lo que puede parecer por sus enormes dimensiones, estos son perros que sí pueden adaptarse a vivir en un piso por su temperamento tranquilo y reposado en casa.

Algo a valorar bien es que un perro de enorme envergadura como este tiene un coste de mantenimiento muy elevado. Sobre todo en lo relacionado con la comida y los cuidados veterinarios que puede necesitar a lo largo de su vida.

Por su gran hocico y sus belfos o labios colgantes es una raza propensa a babear, y cuando lo hacen, son muchas las babas que pueden ir dejando por el suelo, las paredes y los muebles de la casa. El tamaño del gran danés puede dar vértigo a la hora de elegirlo como primera mascota. Sin embargo, es un perro ideal para familias con niños y puede ser un compañero maravilloso, siempre y cuando se trabaje de manera temprana la socialización y el adiestramiento en positivo sea continuo.