Casi siete meses bajo tierra
Los meses de invierno han sido especialmente terribles, miles de niños y niñas han tenido que refugiarse en sótanos fríos y húmedos, debido a que la escalada de los ataques ha dejado a muchas familias sin calefacción, agua ni electricidad.
Según los últimos datos de un reciente informe de UNICEF, los niños y niñas de las ciudades situadas en las zonas de primera línea del frente ucraniano se han visto obligados a pasar entre 3.000 y 5.000 horas refugiados en sótanos y estaciones de metro subterráneas, mientras las alertas antiaéreas no dejaban de resonar en la superficie: lo equivalente a entre cuatro y casi siete meses de sus vidas bajo tierra.
Desde el recrudecimiento de la guerra en febrero de 2022, los incesantes ataques han provocado unas 3.500 alertas antiaéreas en las regiones de Zaporiyia y Járkov y casi 6.200 en la región de Donetsk, con el consecuente impacto devastador en la salud mental de la infancia y en su educación.
Salud mental
Este miedo constante a la muerte, a sufrir lesiones y a mayores pérdidas se agrava con los ataques diarios contra hogares, escuelas y comunidades y ha dejado a niños y niñas en alto riesgo de contraer depresión, ansiedad y trastorno de estrés postraumático.
Las repercusiones psicológicas de la guerra en la infancia se han generalizado. Según los últimos datos, la mitad de los niños y niñas de 13 a 15 años tiene problemas para dormir y uno de cada cinco tiene pensamientos intrusivos y recuerdos, manifestaciones típicas del trastorno de estrés postraumático. Asimismo, tres cuartas partes de las y los jóvenes de 14 a 34 años aseguran necesitar apoyo emocional o psicológico.
Por otro lado, los padres y madres de toda Ucrania explican que observan elevados niveles de ansiedad, miedo excesivo, fobias y tristeza entre sus hijos e hijas, así como una menor participación en la escuela, sensibilidad a los ruidos fuertes y problemas de sueño. En un momento en que el apoyo familiar es más necesario que nunca, muchos afirman que tienen dificultades para ofrecer a los niños y niñas esa ayuda.
Educación
En todo el país, el 40 % de los niños y niñas no pueden acceder a educación continuada debido a la falta de infraestructuras, lo que se traduce a una pérdida del aprendizaje generalizada. En las zonas más cercanas a la línea del frente, la mitad de los niños y niñas en edad de estudiar no pueden acudir a la escuela.
Así, casi dos millones de estudiantes siguen dependiendo de la educación en línea o semipresencial en todo el país. Además, se calcula que 1,2 millones de niños y niñas en Ucrania y 1,4 millones de niños y niñas refugiados en otros países necesitan apoyo educativo. De hecho, solo entre el 40 y 50 % de las y los menores refugiados en los países europeos de acogida están matriculados en la escuela.
Pobreza y desplazamientos
A medida que la crisis avanza, más familias se enfrentan a la pobreza. En 2022, la tasa de pobreza de Ucrania aumentó, llegando al 24,1 %. Un asombroso aumento de cuatro veces respecto del año anterior, revirtiendo 15 años de progreso económico.
Más de 5,9 millones de personas (el 88 % de ellos, mujeres, niños y niñas) han huido a un lugar seguro en países anfitriones vecinos, protagonizando el mayor desplazamiento de población en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
El trabajo de UNICEF
Desde la escalada de la guerra hace dos años, UNICEF ha ampliado su labor en Ucrania y, en la actualidad, está presente en Kiev, Lviv, Odesa, Dnipro, Poltava, Mykolaiv y Járkov para proporcionar ayuda humanitaria y apoyo esencial a la infancia y a las familias.
El trabajo de UNICEF en Ucrania se centra en garantizar que los niños y las niñas tengan acceso a atención sanitaria, vacunación, apoyo nutricional, protección, educación, agua potable y saneamiento, protección social y atención a la salud mental, así como apoyo psicosocial.
En los países de acogida de refugiados, UNICEF trabaja con los gobiernos, los municipios y los aliados locales para fortalecer los sistemas nacionales que proporcionan a los niños y niñas refugiados y marginados servicios de educación, atención sanitaria y protección de calidad.