La violencia en la RDC se recrudece
Desde el pasado 7 de febrero, las inmediaciones de la ciudad de Sake, en Kivu Norte, han estado sufriendo bombardeos que han dejado a sus espaldas decenas de personas muertas y heridas, además de las 144.000 que se han visto obligadas a huir. Estas bombas caídas en lugares civiles han afectado a los asentamientos de Zaina, en Sake, y Lushagala, en Goma, donde se encontraban 65.000 personas desplazadas internamente.
La artillería pesada y los bombardeos no solo amenazan a poblaciones civiles y desplazadas, sino que está destruyendo edificios que están siendo utilizados como refugios comunitarios. La munición sin detonar, como las minas antipersona, también genera preocupación ya que supone un grave peligro, en especial para la población infantil.
Este conflicto con impacto humanitario, económico y medioambiental, agravado por los recientes bombardeos, dificulta la ayuda y la protección a los 2,5 millones de personas desplazadas en la provincia de Kivu Norte y limita el acceso a poblaciones aisladas para proporcionar asistencia vital.
Violencia de género
Un arma de guerra usada habitualmente en los conflictos armados es la violencia sexual, sobre todo cuando la mayor parte de las personas desplazadas son mujeres, niñas y niños. Solo en la primera mitad del pasado año, más de 10.000 personas accedieron a los servicios de violencia sexual y de género en Kivu Norte. El 66 % de los casos fueron violaciones.
Las denuncias por violencia sexual y de género, como violaciones o explotación sexual, contra mujeres y niñas han aumentado, y aun así eso solo es la punta del iceberg. La ONG Save the Children, colaboradora de ACNUR sobre el terreno, informaba en este mes el registro de al menos 800 casos de violencia sexual infantil.
El recrudecimiento de los enfrentamientos en RDC hace que la violencia en general aumente, lo que conlleva una disminución de acceso a los recursos básicos. Esto supone un grave riesgo para las mujeres y niñas que son las que habitualmente salen a por agua y leña, momentos en los que son más vulnerables a este tipo de agresiones. Cuanto más difícil es acceder a alimentos o a oportunidades para ganarse la vida, más fácil es que mujeres y niñas sufran explotación sexual o se vean obligadas a recurrir al sexo como fuente de ingresos.
Asistencia a las víctimas y prevención de nuevos ataques
Desde ACNUR y junto a entidades locales se busca no solo ofrecer asistencia sanitaria a las víctimas de violencia de género y explotación y abuso sexual, sino apoyar psicológicamente y prevenir nuevos ataques. Se hacen actividades como campañas de concienciación y divulgación segura, y programas de cambio social que fortalezcan la protección comunitaria, incluidos hombres y niños que participen en la prevención de la violencia sexual y de género.
Las intervenciones con las victimas incluyen apoyo psicosocial, y con el tiempo se busca dar soporte al desarrollo empresarial entre mujeres y niñas a través de la implantación de programas socioeconómicos que buscan el empoderamiento de estas últimas.
Como sostiene Chimamanda Ngozi Adichie, escritora, novelista y dramaturga feminista nigeriana, «hoy me gustaría pedir que empecemos a soñar con un plan para un mundo distinto. Un mundo más justo. Un mundo de hombres y mujeres más felices y más honestos consigo mismos. Y esta es la forma de empezar: tenemos que criar a nuestras hijas de otra forma. Y también a nuestros hijos».
Sensibilización y formación al estudiantado universitario
En esta línea, desde ACNUR Euskal Batzordea, la delegación en Euskadi del Comité español de ACNUR, se trabaja por la promoción de una ciudadanía informada, crítica y comprometida con los derechos de las personas desplazadas forzadamente, especialmente los de las mujeres, niñas y personas del colectivo LGBTIQ+, que se han visto obligadas a huir para salvar su vida.
Desde 2019 han implementado el programa ‘Mujeres entre Fronteras‘, que pone el foco en la promoción de los derechos humanos de las mujeres y las niñas que se han visto obligadas a huir para salvar su vida de países que sufren conflictos olvidados en África, como los de República democrática del Congo (RDC).
En concreto, se está llevando a cabo el programa ‘Babesa 4.7‘ para fortalecer la capacidad transformadora del profesorado a la hora de incorporar valores de solidaridad y justicia global a la sociedad vasca. Para ello, se trabaja con el alumnado de los grados universitarios de Educación Primaria y Educación Social (del tercer año) del campus de Bizkaia de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). El objetivo es sensibilizarlo acerca de la realidad de las personas desplazadas forzadas en Euskadi y en todo el mundo, y capacitarlo con herramientas didácticas innovadoras que le permita incorporar el trabajo sobre esta temática en su futura práctica docente.