Formación, empleo, vida independiente y ocio accesible. Éstas son las cuatro reclamaciones principales de la juventud con discapacidad. Necesitan eliminar barreras para convivir en situación de igualdad. Se autodenominan “ciudadanos invisibles” y exigen participar en la toma de decisiones que les afectan. Piden que no se limiten sus derechos y que se atienda a la diversidad porque una sociedad sin barreras es una sociedad para todos.
El Manifiesto por los Derechos de la Juventud con Discapacidad resume las principales reivindicaciones de este grupo, cuatro puntos claves que abogan por mejorar los planes de formación, el acceso al empleo, la vida independiente y el ocio accesible. El objetivo es fomentar la integración de estos jóvenes en la sociedad, eliminar diferencias y alcanzar la igualdad.
En el I Encuentro Estatal de Juventud con discapacidad, organizado por el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) en enero de 2005, los jóvenes se autodenominaron «ciudadanos invisibles» y reclamaron tener voz en los asuntos que les atañen. Fue precisamente en este encuentro donde surgió la idea del Manifiesto, que vio la luz unos meses después.
El Manifiesto por los Derechos de la Juventud con Discapacidad critica las «graves carencias y omisiones» a las que se enfrentan los jóvenes
En su contenido, el texto hace referencia a los jóvenes con discapacidad entre 16 y 35 años. Afirma que soportan «graves carencias y omisiones» que afectan a su desarrollo integral y critica una limitación en derechos relacionados con la igualdad de acceso a una educación de calidad, el empleo, la salud, el medio ambiente, la participación en la vida social y política, la toma de decisiones, la tutela efectiva, la información, la familia, la vivienda, el deporte y la cultura en general.
Como plan de choque, los jóvenes proponen que sean ellos mismos, junto con sus familias y las organizaciones en las que se integran, quienes reclamen estos derechos. Abogan por generar información, conciencia y opinión sobre las demandas y necesidades «reales», con el fin de construir una sociedad para todos.
Atención a la diversidad
El presente debe centrarse en la atención a la diversidad para que en el futuro se mantenga esta tendencia. Los jóvenes con discapacidad reclaman planes de estudio que tengan en cuenta este aspecto porque facilitarían el acceso a un empleo digno y de calidad. Contar con las adaptaciones y recursos necesarios en materia de formación permite que la discapacidad deje de ser un límite.
Una sociedad sin barreras hace posibles nuevas formas de trabajo y de relación social. Por ello, los jóvenes con discapacidad quieren estar presentes en el diseño de las políticas que les afecten. Su principal apoyo está en la unión de esfuerzos a través de un asociacionismo que promueva «la sensibilización, formación e información de los derechos de la juventud con discapacidad».
Uno de los aspectos a los que se quiere dar prioridad es la accesibilidad y capacitación en nuevas tecnologías. Dentro de este capítulo, se prima a los jóvenes del ámbito rural por considerar que se enfrentan a una triple discriminación «de juventud, discapacidad y aislamiento». Se exigen para ellos planes específicos de alfabetización y capacitación tecnológica.
Vida independiente
Los jóvenes con discapacidad aspiran a lograr su autonomía. En los últimos años se han impulsado programas de transición a la vida independiente, con resultados exitosos. Incluso, algunas entidades ofrecen la posibilidad de compartir vivienda con jóvenes discapacitados, en un intento por normalizar su situación.
Para acceder a los recursos y apoyos necesarios es imprescindible tener información sobre ellos
Conseguir los apoyos necesarios fomenta, según la Comisión de Juventud del CERMI, «la capacidad de decidir con libertad y por nosotros mismos en todos los ámbitos de nuestra vida». No obstante, es imprescindible tener información sobre los recursos y apoyos a los que se puede acceder.
Respecto a la vivienda, los propios jóvenes creen fundamental que, para fomentar la independencia, debe estar cercana a su puesto de trabajo, con una ubicación geográfica céntrica y buenas comunicaciones, es decir, en zonas donde el transporte público sea «suficiente y accesible».
El diseño para todos está previsto, entre otras cosas, para facilitar el ocio accesible. El acceso sin barreras fomenta la participación y ésta, a su vez, aumenta las posibilidades de disfrutar. “El acceso normalizado a la cultura, la creación, el ocio y el tiempo libre por parte de la juventud con discapacidad, es indispensable”, defiende el CERMI.
La equiparación de oportunidades es básica para superar las barreras, no sólo arquitectónicas, sino también sociales. Como soluciones, los jóvenes con discapacidad proponen:
- Campañas de concienciación y sensibilización social.
- Informar sobre las pautas para interactuar con jóvenes discapacitados.
- Cumplir la normativa en materia de accesibilidad y adaptar los locales de ocio y el transporte público.
En este último punto se pide, además, que sean los propios usuarios quienes “comprueben la funcionalidad real de las medidas de adaptación”. “El ocio para personas con discapacidad, así como el asociacionismo de éstas, debe asumir que la diversidad, la convivencia y el aprendizaje en grupo es la mejor forma de beneficiar a todos los participantes”, concluye el CERMI.