El fenómeno de “la nube”, también conocido como “cloud computing“, aligera el ordenador del usuario porque aloja en Internet numerosos programas. Esto implica que archivos o datos personales se puedan quedar en los servidores de las empresas que los ofrecen. Cuando el usuario guarde información en estas plataformas, que disponen de cláusulas y condiciones de uso diferentes, es preferible que se asegure antes del contenido de las mismas.
Imagen: Per Ola Wiberg
El avance de la banda ancha y la capacidad tecnológica de los equipos informáticos ha posibilitado que muchas herramientas que hasta ahora sólo se ofrecían mediante aplicaciones de escritorio estén disponibles a través de Internet. Este cambio, conocido como «cloud computing», permite a los usuarios tener su información personal -cuentas de correo, fotografías, vídeos o registros de conversaciones de mensajería instantánea- alojada en servidores web de las empresas que habilitan los servicios.
En ocasiones, estos son mixtos y no se distingue la línea que separa el escritorio del ordenador del servidor de la plataforma proveedora. En estos casos, consisten en una versión de escritorio muy simple que permite acceder a la información on line de forma más rápida y personalizada que si se realizara desde el navegador.
Dejar en manos de otros determinados asuntos, como el almacenaje de información o la gestión de las comunicaciones, genera vulnerabilidad en caso de fallos
Las ventajas son evidentes, ya que se puede llegar a la información deseada desde cualquier lugar sin necesidad de contar con un equipo propio, o estar en un sitio determinado, y con la tranquilidad de disponer de una versión siempre actualizada de los datos. Incluso si el ordenador del usuario sufriera una pérdida masiva de archivos por un virus o un problema en los componentes físicos del equipo, sería posible recuperarlos de inmediato.
Además, el «cloud computing» ahorra costes al no necesitar infraestructura propia para facilitar al público determinados servicios complejos, ya que la misma se alquila a terceros. Para los usuarios, este tipo de plataformas simplifica la colaboración y sincronización entre diferentes equipos, de modo que el ordenador portátil, o el móvil inteligente, tenga la misma información que el de sobremesa.
Excesiva dependencia
Entre las limitaciones y contrapartidas de los servicios de «cloud computing», la más destacada es que pueden generar una gran dependencia. Dejar en manos de otros determinados asuntos, como el almacenaje de información o la gestión de las comunicaciones, puede ser muy cómodo, pero genera vulnerabilidad en caso de fallos.
A principios de año, Gmail, el correo electrónico de Google y que se usa también como disco duro virtual, tuvo una caída de dos horas y media. Este hecho implicó que muchas empresas y usuarios no pudieran acceder a buena parte de sus archivos ni a la comunicación con clientes o proveedores.
Algunos usuarios temieron haber perdido datos importantes, ya que la única copia que tenían de los mismos estaba alojada en el servicio de una empresa externa que en ese momento no estaba disponible. Google compensó «por las molestias» a los clientes de la plataforma de pago Google Apps Premier Edition, con 15 días de servicio gratuito.
En los servicios web nunca se garantiza que el acceso vaya a estar disponible el 100% del tiempo o que las condiciones y licencias de uso no vayan a modificarse
Al utilizar plataformas de «cloud computing», es recomendable leer las condiciones de uso, ya que a pesar del alto grado de viabilidad de este tipo de servicios, nunca se garantiza que el acceso vaya a estar disponible el 100% del tiempo o que las condiciones y licencias de uso no vayan a modificarse. En el caso de versiones beta, es decir, cuando la empresa proveedora aún no ofrece una versión estable, hay que tener en cuenta que el programa puede dejar de funcionar o tener cortes debido a actualizaciones de software o a problemas desconocidos por los desarrolladores.
La mayoría de los de servicios on line los ofrecen empresas situadas en el extranjero. Por tanto, es aconsejable conocer si las condiciones de uso establecidas se basan en la legislación local donde se encuentre la compañía, ya que, en caso de litigio, los tribunales de ese país se encargarán del procedimiento.
Licencia de uso
Las redes sociales o sitios de alojamiento de archivos compartidos como Facebook, la plataforma para alojar fotografías Flickr o la red de vídeos Youtube, entre otros, reúnen una serie de condiciones de uso que limitan el tipo de contenidos que los usuarios pueden subir. En el caso de Flickr, determinadas imágenes se califican como inapropiadas o inmorales según el criterio de los propietarios del servicio, sin que el usuario pueda rebatir tales valoraciones.
La ley está a favor de estas redes y plataformas, siempre que el usuario acepte las condiciones del contrato. Una coleccionista de diseños de paquetes de cigarrillos que había colgado sus fotografías de los mismos (de gran valor cultural por su antigüedad y rareza) en Flickr, estuvo a punto de ver cómo éstas se borraban por considerar que incitaban al tabaquismo.
En el caso de Facebook, la empresa ha tenido que cambiar las condiciones de uso en los últimos meses debido a las presiones de los internautas y diversos organismos gubernamentales. El objetivo ha sido hacer más claros determinados aspectos como la titularidad y la privacidad de la información que se comparte y que alberga el servicio.
Pérdida de datos en «la nube»
Cuando una de estas plataformas cierre sus puertas, sería recomendable conocer las opciones para recuperar los datos almacenados, antes de que se desconecte de la Red y la información se pierda para siempre. Este mismo año, servicios como Mag.nolia, un gestor de favoritos on line, y Swurl, un agregador de la actividad digital de los usuarios, pusieron fin a su actividad sin dar tiempo para rescatar los datos almacenados en sus servidores.
En el caso de que un servicio cierre sus puertas, sería recomendable conocer las opciones para poder recuperar los datos almacenados antes de que la plataforma se desconecte
En octubre, la plataforma de «cloud computing» que provee de aplicaciones al terminal telefónico Sidekick, que ofrece el operador teutón T-Mobile en Estados Unidos, tuvo un problema técnico y perdió todos los datos de sus clientes almacenados en servidores remotos. Desde la agenda de contactos a los calendarios, las notas, los tonos de llamada o las fotografías.
Microsoft, la empresa responsable de los servicios en «la nube de Sidekick», comprobó que carecía de una copia de seguridad de esa información y T-Mobile ha dejado de prestar este servicio y ha ofrecido una compensación de 100 dólares a los usuarios que reclamen por la pérdida de datos.
Es recomendable conocer si la plataforma que se utiliza permite hacer copias de seguridad de los teléfonos de los contactos, o exportarlas en algún tipo de formato estándar que posibilite su recuperación.
Estos peligros e inconvenientes han generado algunas reticencias al «cloud computing», ya que se considera este tipo de servicios como una cesión de la libertad individual. Richard Stallman, padre y líder espiritual del movimiento del Software libre, cree que los usuarios deben almacenar los datos en sus propios equipospara no perder el control sobre los mismos y tener libertad plena de acceso a ellos.