En el Año Internacional del Braille se ha hecho balance. Los actos festivos han dado paso a la reflexión sobre el futuro de este sistema de comunicación. Las apuestas dan a las nuevas tecnologías como vencedoras en la carrera por la adaptación, pero otros ámbitos son también centro de atención de las personas con problemas de visión. La accesibilidad engloba a áreas tan variadas como el urbanismo, los medicamentos o el ajedrez.
Este año se ha celebrado el bicentenario del nacimiento de Louis Braille, inventor del modo de comunicación más utilizado por miles de personas ciegas. Como cierre a los actos organizados durante este año, Madrid se ha convertido en la capital mundial del braille, al menos, durante varios días. Del 3 al 7 de noviembre se reunieron allí miembros de los tres principales organismos internacionales que regulan esta disciplina: el Consejo Mundial del Braille, el Consejo Iberoamericano y la Comisión Braille Española.
El objetivo de estas instituciones ha sido unificar el braille y mejorar su adaptación internacional a las nuevas tecnologías. Tras permitir a las personas con discapacidad visual acceder a la información, ahora debe conseguir que avancen en este camino. La era de la información debe dar paso a la era de la informatización.
Pequeños pasos, grandes logros
Las nuevas tecnologías se han adaptado a las personas con problemas de visión, pero no de manera suficiente. Gracias al uso de síntesis de voz, pueden utilizar los ordenadores sin mayor inconveniente. Pero como recuerda la ONCE, «el braille es imprescindible en la alfabetización y en el aprendizaje de muchas materias», como la informática.
Para quienes además tienen problemas de audición (personas sordociegas) el uso de medios informáticos «les ha abierto múltiples posibilidades laborales, de educación o de ocio«. La conexión con la máquina se establece a través del braille: periféricos que transforman la información de la pantalla en este tipo de caracteres, anotadores digitales que cumplen la misma función o teclados en braille son los elementos más destacados.
Reclaman libros infantiles con dibujos y texto en braille, además de bibliotecas y la enseñanza de este sistema en países en vías de desarrollo
En Madrid se dieron cita representantes de 15 países, que debatieron sobre los temas que más preocupan a las personas con discapacidad visual. Mientras se fomenta la accesibilidad en las vías urbanas o en espacios de ocio, la comunicación mantiene todavía importantes barreras. Reclaman libros infantiles con dibujos y texto en braille para que los más pequeños accedan a la literatura, una base de datos que sobre e-bibliotecas y bibliotecas internacionales que prestan libros en braille, así como su enseñanza y uso por parte de niños ciegos o con discapacidad múltiple y adultos que acaban de perder la visión.
Otras propuestas planteadas para mejorar la calidad de vida en los países desarrollados han sido el uso del braille en productos básicos como alimentos y fármacos. Los organismos participantes han pedido que se impulse la rotulación del nombre y fecha de caducidad. La propia Ley del Medicamento, de julio de 2006, establece que en todos los envases deben figurar impresos en braille «los datos necesarios para su correcta identificación» (Artículo 15). En los países en vías de desarrollo, creen fundamental que este sistema se enseñe en las escuelas.
La importancia de la lectoescritura ha llegado al Congreso de los Diputados, donde esta misma semana se entregó un ejemplar en braille del orden del día de una de las sesiones plenarias más destacadas del año, correspondiente al debate sobre el dictamen de la Comisión del proyecto de Ley de los Presupuestos Generales del Estado para 2010. También se han editado varias guías para que las personas ciegas aprendan a jugar al ajedrez (denominación de las piezas, ejemplos de jugadas y partidas, etc.) o la signografía útil en su día a día.
El braille es válido en todo el mundo, pero con matices. Por ello, se ha recomendado a la UNESCO que apoye la celebración de una conferencia internacional para fomentar la unificación de los códigos braille. Alrededor de 160 millones de personas padecen ceguera o discapacidad visual en el mundo. Es imprescindible que todas ellas compartan un modo común de comunicación. “El braille se usa en todos los idiomas, incluidos el chino, el japonés, el árabe y lenguas más minoritarias. Esto hace necesaria la figura de un organismo internacional fuerte que trate de regular su utilización”, precisa la ONCE.
El braille se usa en todos los idiomas, incluidos el chino o el japonés, por lo que conviene regular su utilización
Esa figura podría ser el Consejo Mundial del Braille, creado en el seno de la UNESCO en 1950. Su función entonces se centró en mantener los puntos comunes de este código en varias lenguas. Ahora esta tarea debe reforzarse. Las otras dos piezas claves para lograr la unificación universal serían el Consejo Iberoamericano del Braille y la Comisión Braille Española. Si se consigue, una de las primeras acciones que se reclaman es la aplicación a las nuevas tecnologías de algunos signos comunes.