La pizarra verde convencional en la que el profesor escribe con tiza se ha quedado obsoleta. Las pizarras digitales interactivas la superan en posibilidades. Estos artilugios combinan un ordenador con un proyector, que lanza la imagen de la pantalla a un espacio en blanco desde donde se maneja todo el equipo a través de un puntero en forma de lápiz.
Imagen: Jaine P
Las pizarras digitales interactivas, igual que las tradicionales, permiten realizar anotaciones en su superficie. El uso fundamental no cambia y se destina a la educación y a centros de trabajo donde se discutan ideas. Pero además, la digitalización del proceso supone varias ventajas.
Las anotaciones se pueden guardar en un archivo, con lo cual desaparece su característica efímera, que en la pizarra tradicional dura hasta que se borra para volver a escribir encima. Este aspecto abre nuevas posibilidades, como enviar lo escrito por correo electrónico o exportarlo a otros formatos, como imágenes, PDF, HTML o los de los procesadores de textos.
Es posible abrir enlaces o aplicaciones igual que si se manejara un ordenador
El público presente en la clase o en la reunión de trabajo no tiene la obligación de copiar las anotaciones porque puede tener el archivo original con facilidad. El profesor también puede realizarlas con anterioridad y compartirlas de manera instantánea. La pizarra se fusiona con el pase de diapositivas en el mismo elemento.
El ordenador en la pizarra
El puntero con que se maneja y escribe en la pizarra digital sirve a la vez como ratón, por lo que se pueden abrir enlaces o aplicaciones igual que si se utilizara un ordenador. Es posible abrir un navegador y visitar un determinado sitio web o ver un vídeo a través del reproductor multimedia.
Estos dispositivos se completan en general con programas de reconocimiento de caracteres. Así se facilita el traslado automático de las anotaciones a documentos de ordenador. Las más versátiles permiten a varias personas escribir de manera simultánea sobre la pizarra, igual que en las tradicionales.
El único inconveniente de las versiones electrónicas reside en la necesidad de utilizar más elementos que una tiza y la superficie para escribir. Se debe contar con un ordenador, un proyector enfrente o detrás de la pizarra, y la propia pantalla interactiva. Ésta puede ser específica para este cometido o se puede emplear cualquier superficie donde se proyecte la imagen del ordenador. Se conecta al mismo por cable USB o por Bluetooth.
Tipos de pizarras digitales
Hay dos tipos de pizarras digitales. El primero está compuesto por modelos fijos de gran formato, que se conectan a un ordenador y cuentan con una pantalla especial que sirve de pizarra. Son las más similares a las tradicionales, por lo que la adaptación resulta sencilla para quienes estén acostumbrados a usar este elemento.
A las pizarras digitales se les pueden incorporar tabletas gráficas que envían lo escrito en ellas
La más popular, sin embargo, es la pizarra digital portátil. Se maneja a través de un dispositivo similar a una tableta gráfica, aunque también se pueden realizar anotaciones sobre la propia pantalla. Este tipo de pizarras funcionan a través de un software en el ordenador principal y un dispositivo en la pantalla, que conecta con el mismo de modo inalámbrico o por cable. El problema es que los punteros se deben calibrar con mayor frecuencia.
Por otro lado, a las pizarras digitales se les pueden incorporar tabletas gráficas que envían lo escrito en ellas y permiten moverse con libertad a quien las maneja, porque tienen conexión inalámbrica. Se pueden encontrar diversos modelos de pizarra de fabricantes, como Teamboard,Promethean,Mimio,eBeam,Hitachi,Arqueso Numonics, entre otros.
Técnicamente, las pizarras digitales utilizan diversas tecnologías para que el puntero pueda escribir en la pantalla. Algunas emplean el electromagnetismo en la propia pizarra, de manera que detecte el puntero cada vez que la toca. Otras se decantan por ser sensibles a la variación de la resistencia eléctrica. En este caso, la pizarra dispone de varias capas, la exterior se deforma al contacto y permite encontrar el lugar exacto donde se apoya el puntero.
Otras emplean los campos de infrarrojos, de modo que cada vez que el puntero entra en contacto con la superficie de la pizarra, rompe el campo en una zona determinada. Estos rayos permiten captar lo que se escriba a través de dispositivos externos, similares al sensor de la Wii, y no precisan de ninguna pantalla en especial, sino que funcionan sobre cualquier superficie, incluso las pizarras blancas convencionales. Algunas empresas, para lograr una mayor precisión en la detección del puntero, combinan los rayos infrarrojos con las señales ultrasónicas. Es el caso de las pizarras creadas por Mimio. Otros modelos emplean el láser para localizar el puntero.