La Unión Europea no es inmune a las especies exóticas invasoras, uno de los principales peligros para la biodiversidad en el mundo, según Naciones Unidas. Unas 11.000 especies foráneas se han establecido en ecosistemas europeos, de las que unas 1.400 se encuentran en España. Algunos de estos seres son muy dañinos: acaban con las especies autóctonas, causan plagas, disminuyen la producción de campos y bosques, transmiten enfermedades o provocan daños en edificios, tuberías o diques. El coste de controlar estas invasiones se eleva a miles de millones de euros anuales, según diversos estudios. Los responsables comunitarios señalan a las actividades humanas como causantes del problema y reconocen la necesidad de mayores medidas de control y prevención.
Imagen: Cangrejo de río rojo americano – Wikimedia
El proyecto DAISIE (Delivering Alien Invasive Species Inventories for Europe), en marcha desde 2005 para inventariar todas las especies exóticas introducidas en Europa desde 1492, incluye en su lista a 10.961 especies de animales, plantas y microorganismos. España, el país con más biodiversidad de Europa, es uno de los más afectados, ya que es la residencia de unos 1.400 de estos seres vivos no autóctonos. La amenaza no sólo llega por tierra, sino también por el medio acuático: el Mediterráneo es la zona marina más perjudicada, con 2.500.000 kilómetros cuadrados de superficie afectada y 1.313 especies invasoras registradas.
España es uno de los países europeos más afectados por las especies invasorasSegún los responsables de DAISIE -entre ellos Montserrat Vilà, de la Estación Biológica de Doñana (CSIC)-, un 15% de estas especies invasoras acarrean importantes impactos ecológicos o económicos. Un hongo invasor provoca una enfermedad, la grafiosis, que afecta a los olmos de los bosques centroeuropeos. En Reino Unido, la ardilla gris americana desplaza a la ardilla autóctona y causa graves daños en las coníferas de interés maderero. El mejillón cebra se incrusta en los desagües y afecta a la actividad industrial.
En algunos casos, estas especies conllevan pérdidas anuales millonarias. La Comisión Europea estima que controlar la invasión y reparar el daño provocado cuesta a las economías europeas, al menos, 12.000 millones de euros al año. Sus responsables recuerdan que las islas aisladas, ricas en biodiversidad, son muy vulnerables y pueden sufrir un enorme impacto.
Un estudio publicado en la revista ‘Frontiers in Ecology and the Environment’ cuantifica en cifras económicas las consecuencias de algunas de las principales especies invasoras en Europa. Sus autores, entre quienes figura Vilà como principal firma, indican que la Chrysochromulina polylepis, un tipo de alga unicelular muy extendida en Noruega, provoca un gasto anual de 8,2 millones de euros. El jacinto de agua supone un gasto de 3,4 millones en España y el coipo, 2,8 millones en Italia. Según esta investigación, los vertebrados terrestres y las plantas y animales invasores de agua dulce tienen el mayor impacto ecológico. Por su parte, los invertebrados terrestres son los más dañinos para los cultivos y los bosques. Los artrópodos invasores habrían causado en Reino Unido pérdidas de 2.800 millones de euros en las cosechas, según otros estudios. En España, los datos de DAISIE afirman que el coste de la gestión de las plantas invasoras en la última década ha sido de 50.487.637 euros.
La lista de las especies alóctonas más dañinas es larga. Los científicos de DAISIE destacan a algunos de ellos, como el ganso del Canadá, el mejillón cebra, el ciervo Sika, el salvelino, el coipo, la rata almizclera, el cangrejo rojo o americano y el mosquito tigre. La Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) ha elaborado una base de datos de más de 160 especies o grupos de especies muy extendidas o con consecuencias significativas en los ecosistemas. Las más numerosas son las plantas vasculares, que además de reducir la biodiversidad afectan a la salud humana y a la economía. Según los expertos de esta institución europea, la lista no para de crecer y no hay indicios de que la situación mejore. La globalización y el cambio climático provocarán una mayor circulación de especies a otros hábitats.
Causas de la invasión de especies en Europa
Imagen: Mejillón cebra – WikimediaLa actividad humana es la principal responsable de estas invasiones. Algunas de estas especies se han introducido de forma deliberada con el objetivo de aprovechar sus posibilidades alimenticias y económicas, como la patata o el tomate. Pero en otros casos los resultados no han sido los esperados. La manzanilla bastarda gigante se llevó a Europa en el siglo XIX como planta ornamental. Su propagación ha desplazado plantas autóctonas y provoca dermatitis intensa si entra en contacto con la piel. El coipo y la rata almizclera se trajeron desde América para aprovechar su piel, pero se han convertido en una amenaza para presas, canales y sistemas de regadío.
En otras ocasiones, estas especies se han extendido de forma involuntaria. Escondidas como polizones en diversas mercancías, estos seres viajan desde cualquier parte del mundo, gracias a la globalización del transporte. Según la AEMA, en Europa se pueden localizar especies de diversas partes del planeta, si bien los principales lugares de origen son Asia y América del Norte.
Muchas otras especies invasoras proceden de algún lugar de Europa y se han transportado a otra parte del continente. Es el caso de la «Arion lusitanicus», más conocida como la babosa asesina o española, por ser oriunda de la Península Ibérica. En la actualidad, se la puede encontrar en el centro y norte de Europa, zonas a las que llegó en la tierra de las plantas de tiesto, hace unas tres décadas. Esta babosa es la pesadilla de jardineros y agricultores, que ven cómo su producción de hierbas aromáticas y hortalizas se transforma en un festín para estos seres. Su gran capacidad de reproducción, su resistencia a las medidas de control y su ferocidad (se alimenta incluso de las babosas autóctonas más débiles) la convierten en un enemigo imbatible.
Los expertos comunitarios subrayan que la prevención, seguida de la detección y el control precoz, son la protección más eficaz frente a las invasiones. La Comisión ha propuesto la creación de un Sistema de Información y Alerta Rápida a escala europea, que podría empezar a funcionar en 2010. Por su parte, la AEMA prevé organizar un sistema informativo en su red de países miembros para identificar y responder a las invasiones nuevas y en expansión.
Imagen: Coipo – WikimediaLa aprobación de normas y convenios específicos para este problema puede ser también de gran ayuda. Los responsables de la Comisión aseguran que la legislación europea en materia medioambiental es una de las más avanzadas del mundo. Ahora bien, reconocen que no hay un enfoque armonizado ni un sistema coherente entre países vecinos para el seguimiento y control de las especies invasoras.
Otra medida esencial consiste en investigar los efectos de estas especies en la biodiversidad europea e identificar a las especies más agresivas para centrar los esfuerzos. Éste es el objetivo de proyectos como DAISIE o la base de datos de la AEMA.
La UE subvenciona cada vez más proyectos en los Estados miembros con el objetivo de gestionar este problema. No obstante, sus responsables recuerdan que las medidas para reducir o exterminar especies exóticas, y para restaurar los ecosistemas originales, son difíciles y costosas y no siempre consiguen su objetivo.