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Existe una regla general para guiar esta decisión. Si la rentabilidad de una inversión supera la tasa anual equivalente (TAE) de una hipoteca, resulta más rentable optar por invertir. En caso contrario, puede ser más conveniente la amortización del préstamo.
Rentabilidad frente a coste hipotecario
Para tomar una decisión adecuada, deben analizarse las alternativas disponibles. En la actualidad, se ofrecen rendimientos del 3,34 % en bonos españoles a 25 años, mientras que los depósitos bancarios aseguran un 3,20 % TAE, aunque esta rentabilidad está limitada a un año y es probable que vayan a la baja en los próximos meses. En contraste, en la renta variable, el índice S&P 500 de Estados Unidos ha registrado una rentabilidad media anual histórica del 10 %.
Sin embargo, deben asumirse riesgos considerables con estos productos, ya que su alta volatilidad puede ocasionar pérdidas de capital. Por lo tanto, deben evaluarse cuidadosamente las posibilidades de inversión frente al coste de la hipoteca, considerando siempre los objetivos personales y la tolerancia al riesgo.
Amortizar para ahorrar en intereses
Para quienes priorizan la estabilidad financiera, la amortización de la hipoteca sigue siendo considerada una alternativa sólida. Al reducirse el capital pendiente, se disminuyen los intereses futuros, permitiendo, además, ajustar las condiciones del préstamo, ya sea acortando el plazo o reduciendo las cuotas mensuales.
Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que algunas hipotecas incluyen comisiones por amortización anticipada, lo que puede impactar en los beneficios. A pesar de esto, en la mayoría de los casos, el ahorro generado por la reducción de intereses compensa estas penalizaciones.
Ventajas fiscales en hipotecas con desgravación
Un caso especial ocurre con las hipotecas formalizadas antes del 1 de enero de 2013, ya que con ellas se permite una desgravación fiscal del 15 % de lo pagado anualmente, con un tope de 9.040 euros sobre el que se puede aplicar la deducción. Es decir que, como máximo, se ahorrarían 1.356 euros. Esta ventaja convierte a la amortización en una opción aún más ventajosa, ya que no existe ningún producto de inversión que garantice un retorno del 15 % sin riesgo.
En situaciones como esta, se recomienda combinar la amortización con la inversión. Puede destinarse, por ejemplo, una parte del capital extra a amortizar lo necesario para alcanzar el máximo deducible de 9.040 euros anuales. El resto del dinero puede invertirse en función del perfil del ahorrador, desde productos seguros como depósitos hasta opciones más arriesgadas como acciones o fondos de inversión.
Una decisión personal pero fundamentada
La decisión entre amortizar o invertir debe tomarse considerando factores individuales, como las condiciones del préstamo hipotecario, el perfil de riesgo y los objetivos financieros a largo plazo.
- Si se busca seguridad y estabilidad, la amortización podría ser más apropiada.
- Si, en cambio, se desea maximizar el potencial de retorno asumiendo ciertos riesgos, la inversión puede ser una opción a considerar.
Eso sí, para garantizar la mejor elección, debe analizarse cada alternativa con detenimiento y, de ser necesario, consultar a un experto.