A menudo, el teléfono móvil vincula al usuario con sus superiores, sus responsabilidades profesionales y, en general, con todo lo referente al mundo laboral. Por eso sería bueno dejarlo en casa durante las vacaciones. No obstante, este dispositivo también sirve para estar en contacto con la familia o para comunicar mensajes importantes o urgentes. Incluso se utiliza, en el caso de los aparatos con acceso a la red de datos, para realizar consultas en Internet, una posibilidad muy útil cuando se está de ruta turística, ya que permite asesorarse sobre restaurantes, hoteles, monumentos, etc. Ahora bien, si en vacaciones se viaja fuera del país de origen, hay que fijarse en los precios. Tanto las llamadas efectuadas como las recibidas tienen un coste que conviene conocer para evitar o, al menos, buscar alternativas que abaraten el gasto.
Las tarifas que las operadoras imponen cuando se llama o se reciben llamadas desde el extranjero -itinerancia oroaming– aconsejan que el teléfono móvil esté lo más inactivo posible durante la estancia fuera del país de origen. Lo mismo ocurre en el acceso a la red de datos en el extranjero, cuyo precio provoca que cada consulta pueda superar el euro.
Tarifas «anti-turista»
En estos casos, resulta más económico realizar búsquedas en una guía clásica de papel que en el móvil, a pesar de que los desarrollos de mapas,navegación GPS y servicios de recomendación de locales y lugares turísticos hayan tenido un gran impulso en los últimos tiempos. Las tasas que se imponen en itinerancia a las consultas on line vía redes 3G y 3,5G hacen que todos los servicios sean «intocables» si no se quiere pagar una factura elevada a final de mes.
Resulta más económico realizar búsquedas en una guía de papel que en el móvil, pese a los desarrollos de mapas, navegación GPS y servicios de recomendación de locales
Mientras que una tarifa plana de red de datos puede costar en España de 12 a 18 euros al mes con límites de 200 megabytes, cuando se está en roaming el precio pasa a ser, con los principales operadores, de hasta un euro por cada megabyte consumido, con el añadido de que no se puede contratar el consumo por euros, sino que se ofrece en distintos paquetes diarios.
Aunque la intención es poner freno a la situación, en el entorno de la Unión Europea, se pagan cinco euros al día por el consumo de 5 megabytes, en el caso de la tarifa más asequible de Vodafone, y diez euros al día por 10 megabytes, si se contrata la tarifa de Orange o Movistar, los más caros. Los megabytes se facturan en paquetes que varían entre 10 y 100 kilobytes (la décima parte de un megabyte) y no son acumulativos, de modo que si no se consumen en un día, al día siguiente se paga la misma tasa desde cero. Orange ofrece una tarifa mensual de 100 Megabytes al mes por 60 euros, pero si se supera el consumo se pasa a facturar la tarifa de 10 euros por día.
Por el contrario, si el usuario supera el límite de consumo establecido, se le cobra otra tasa diaria hasta que la sobrepase de nuevo. Escuchar un disco en streaming cuando se está en roaming en un servicio como Spotify, cuyo consumo puede alcanzar o superar los 70 megabytes, implica pagar en Vodafone unos 30 euros extra, sin contar el IVA, y en los otros operadores supera los 70 euros, IVA incluido.
En el entorno de la Unión Europea, se pagan seis euros al día por el consumo de 15 megabytes, en el caso de la tarifa más asequible
Pero no solo en el acceso a los datos es elevado. El mero hecho de recibir una llamada puede suponer la activación del servicio de roaming y el cobro de un euro diario. Incluso, por tener el móvil activo y localizable en el extranjero, se paga un euro cada día con Orange. Con Movistar esto sucede solo cuando se haga o se reciba una llamada o se envíe un SMS. En las condiciones de uso no se especifica si «recibir» significa contestar o no la llamada, por lo que es preferible tener apagado el móvil.
No ocurre así con Vodafone, que gracias a su tarifa passport tiene ofertas más asequibles, aunque se paga más de un euro (IVA incluido) por el establecimiento de cada llamada que se hace (el coste por minuto es el nacional) y 1,15 euros por cada veinte minutos de conversación en las llamadas recibidas.
Recomendaciones al usar el móvil
La primera recomendación es tener apagado el móvil cuando se está de vacaciones.
Si no se puede evitar su uso, hay que estudiar las diferentes ofertas de la operadora del usuario antes de salir de viaje. Es posible encontrar algún plan de voz o datos que satisfaga sus necesidades y que se pueda contratar por anticipado, con el fin de evitar otros que se ofrecen por defecto y que en general son más caros. Algunos proponen rebajas si las llamadas o las consultas se hacen en horario nocturno, cuando hay menos tráfico.
Al llegar al destino vacacional, la operadora predominante de la zona, o con la que tenga acuerdos la empresa del usuario, enviará un mensaje para activar el modo roaming. Hay que informarse de las tarifas antes de hacerlo.
No usar nunca el acceso a la red de datos y, si se puede, desactivarlo cuando se está en el extranjero. Los principales móviles del mercado tienen la opción de desactivar la itinerancia de datos, como es el caso del iPhone.
Desactivar los servicios de correo automático, si se usa un dispositivo Blackberry, desde el menú de configuración. También los de correo «push» en el iPhone. Estos correos automatizados activan la itinerancia y suponen costes no deseados ni requeridos. De este modo, se previene al usuario contra gastos imprevistos.
Ponerse de acuerdo con la familia y las amistades para que no se hagan llamadas, salvo emergencias, durante la estancia en el extranjero. Si se recibe alguna llamada no esperada, conviene no contestar y acudir a una red wifi para ponerse en contacto con la persona en cuestión vía correo electrónico o por servicios de VoIP para móvil.
Elegir apartamentos, hoteles y albergues con áreas wifi gratuitas. Los teléfonos con acceso wifi pueden usarse sin problemas para descargar o cargar archivos, hacer consultas y comunicarse por mensajería instantánea, por correo electrónico o por servicios de VoIP, como Skype, con la familia y las amistades. En el hotel o en el apartamento, se puede dedicar un rato al principio o al final del día a estas tareas y, el resto del tiempo, se puede tener el móvil apagado.
Las operadoras se escudan en que el uso intensivo y asimétrico de los teléfonos en las épocas veraniegas colapsa sus redes y les obliga a ampliar el número de antenas para prevenir posibles picos de consumo. Además, estos picos solo se registran en determinadas épocas del verano o navidades, por lo que el resto del año su estructura está sobredimensionada e infrautilizada.
Alegan que el gasto es excesivo y se amortiza mal, por lo que deciden compensarlo mediante el cobro a los turistas de elevadas tasas de rentabilización de sus inversiones. Por su parte, la Comisión Europea ya estableció en 2007 unos límites a las tarifas de roaming que aplican las operadoras para proteger a los consumidores europeos.
Fijó un máximo de 49 céntimos el minuto para las llamadas efectuadas y 24 céntimos por minuto para las recibidas. La Comisión consideraba que con estos topes las operadoras podían amortizar sus inversiones, pero estas no lo vieron así y llevaron al organismo ante el Tribunal Europeo. Ahora este ha fallado en favor de la Comisión y la llamada “eurotarifa” queda protegida por ley. Sin embargo, la misma solo se refiere a las llamadas de voz y no alcanza a los mensajes cortos SMS, los MMS y las cuotas de acceso a las redes de datos, que es donde los operadores cargan los costes.