Construir un robot puede parecer una tarea muy difícil. Sin embargo, los últimos avances tecnológicos permiten simplificar este trabajo y aprovechar el potencial didáctico de la robótica para el aprendizaje de las ciencias y la tecnología en los estudiantes. La denominada robótica educativa se integra poco a poco en los centros escolares de nuestro país y del extranjero como una disciplina para favorecer el desarrollo de competencias esenciales, entre ellas, la creatividad, el trabajo en equipo, la conciencia investigadora y el pensamiento organizado.
Imagen: eyeliam
Los juegos de construcción, cuyo objetivo es ensamblar y encajar piezas hasta conseguir dar forma a un objeto predeterminado, se utilizan con frecuencia como una herramienta didáctica y entretenida para desarrollar habilidades manuales y cognitivas en los más jóvenes. ¿Y si se les pidiera que además de construir estos objetos consiguieran que se muevan y cobren vida automatizada? ¿Es capaz un niño de crear un robot?
Parece una tarea difícil, más propia de un ingeniero o de otros perfiles profesionales especializados en alta tecnología, que de un joven estudiante. Pero hoy en día, los entornos tecnológicos están cada vez más cerca de los alumnos y estos se inician desde edades tempranas en el uso de herramientas informáticas y aplicaciones técnicas que se simplifican para facilitar el acceso de este público.
Robots en educación
Favorece la adquisición de otras competencias esenciales para el progreso académico de los estudiantes
La robótica es una disciplina que aborda el diseño, desarrollo y programación de robots. Comienza a integrarse en las aulas de los centros educativos como una herramienta multidisciplinar que, además de trabajar sobre contenidos curriculares de materias como ciencias, matemáticas, física o tecnología, favorece la adquisición de otras competencias esenciales para el progreso académico de los estudiantes.
La robótica educativa se basa en general en los principios pedagógicos del constructivismo, aplicados hoy en día en numerosos centros de enseñanzas. El enfoque constructivista defiende el aprendizaje práctico a través de la resolución de problemas concretos. Como afirmaba el psicólogo suizo Jean Piaget, uno de los más importantes precursores de esta teoría, «el niño no almacena conocimientos, sino que los construye mediante la interacción con los objetos circundantes».
Aportaciones pedagógicas
El estudiante debe tomar decisiones de forma continua y aportar soluciones creativas
Los nuevos modelos educativos tienden a la aplicación de métodos de enseñanza que faciliten el aprendizaje de conceptos teóricos, pero que también fortalezcan habilidades como la creatividad, el autoaprendizaje, la investigación o el trabajo en grupo. La robótica educativa abre una interesante vía para adoptar este modelo didáctico. Distintas investigaciones sobre los beneficios pedagógicos que aporta la robótica a los estudiantes apuntan a los siguientes aspectos:
Estímulo creativo: planificar la construcción de un objeto con una utilidad concreta favorece el desarrollo de la creatividad del alumno, que debe proponer soluciones basadas en sus conocimientos y habilidades previas de las distintas áreas curriculares implicadas en el proceso. Al ser un aprendizaje activo, el estudiante debe tomar decisiones de forma continua y aportar soluciones creativas a los problemas que se le presenten.
Capacidad de organización: el diseño de un robot exige una planificación detallada del trabajo y una organización de los recursos muy definida. Controlar los materiales de construcción o planificar los procesos de creación son actividades que favorecen la adquisición de habilidades organizativas y de orden en los estudiantes.
Distintas marcas comerciales han creado en los últimos años nuevas líneas de productos con sistemas modulares de construcción de modelos de robots. Sus componentes están diseñados de forma específica para el público más joven y se caracterizan por su durabilidad y calidad excepcional.
Es el caso de LEGO Minstorms, la gama especializada en robótica de esta veterana casa de juguetes de construcción. Minstorms se completa con kits que permiten a los estudiantes, a partir de ocho años, construir y programar soluciones robóticas para problemas reales. Para los más pequeños (desde siete años), la gama WeDo propone modelos con sensores simples y un motor que se conecta a sus ordenadores para configurar comportamientos. También la empresa alemana Fischer, especializada en materiales de construcción, aprovecha sus conocimientos en esta materia para crear FischerTechnik, una línea de productos de robótica enfocados a la educación, para niños a partir de 10 años.