Numerosos abuelos cuidan cada día de sus nietos. Les llevan al colegio y les recogen, juegan con ellos, son maestros improvisados y suplen, en mayor o menor medida, la ausencia de los padres. Sin embargo, a menudo no reciben la misma atención que ellos dan a sus familiares. ¿Cómo cambiar esta situación? A través de la comunicación. Es fundamental hablar con ellos, preguntarles por sus intereses y asegurarse de que el servicio que prestan no les limita para llevar a cabo sus propias aficiones o para tener el descanso necesario a determinada edad.
Se desviven por sus nietos y no siempre reciben la misma recompensa. Los abuelos son los principales cuidadores de los pequeños y, aunque disfrutan con los niños como nadie, hay que preocuparse por su estado. A menudo, los mayores sacrifican su tiempo libre y de ocio para ejercer de abuelos. Dejan de lado sus gustos o sus aficiones para no descuidar las de sus familiares. Pero merecen un cambio.
El Teléfono de la Esperanza les ha dedicado este año el Día de la Escucha, una celebración anual de esta entidad. En su propuesta, destaca que, como cuidadores de los nietos, «muchos abuelos asumen compromisos que hipotecan, hasta extremos poco razonables, su propia vida». Recuerda que renuncian incluso a sus vacaciones y pueden sobrepasar, «hasta la extenuación, sus capacidades físicas o psicológicas».
Lo mismo ocurre en otras partes del mundo. UDP subraya que un 27% de los emigrantes bolivianos dejan a sus hijos bajo la tutela de los abuelos, según un estudio de las organizaciones Acobe y Amibe. Ellos adquieren de nuevo las riendas de la familia, después de criar a sus hijos, y deben afrontar la situación, en ocasiones, pese a sentirse solos. «Tienen una gran necesidad de que les escuchen», indican desde el Teléfono de la Esperanza.
Hay que evitar que se comprometan con tareas que ponen en riesgo su libertad y, en casos extremos, su salud
Es fundamental hablar con los abuelos, preguntarles acerca de su estado, en lugar de dar por hecho que su ayuda está siempre disponible. Hay que evitar que se comprometen a realizar tareas de cuidado que les superen y que ponen en riesgo su libertad y, en casos extremos, su salud. «Algunos son incapaces de decir ‘no puedo’ o, mucho menos, ‘no quiero’ -detalla la entidad-, aunque hagan caso omiso de sus naturales y crecientes limitaciones».
Las autoras del estudio «Doble dependencia: abuelos que cuidan nietos en España», Nuria Badenes Plá y María Teresa López, estiman que uno de cada cuatro abuelos españoles cuida de sus nietos, frente a la media de los países europeos, que asciende a uno de cada tres. Esta dedicación supone más de siete horas diarias (cinco horas en otros países de Europa). Los motivos son el trabajo de los padres, sobre todo de las madres, con la consiguiente dificultad para conciliar la vida familiar y laboral.
El valor de los abuelos
Los abuelos reúnen un conjunto de valores para sus nietos. El hecho de haber sido padres con anterioridad les permite tener ventaja y saber de antemano cómo comportarse ante determinadas situaciones. Disfrutan de sus nietos, como en su momento no pudieron disfrutar de los hijos y les transmiten su experiencia y conocimiento sobre ciertos aspectos de la vida.
CEOMA organiza cada año el concurso «Háblame de tu abuelo/a. Háblame de tu Nieto/a», para que cada uno ponga por escrito o en imágenes las virtudes del otro. Es un modo de acercamiento y reconocimiento a la relación que se crea entre ambos.
Los mayores sienten que rejuvenecen gracias al contacto con sus nietos, que reciben a la vez un amor especial definido como muy satisfactorio «porque los abuelos son una fuente inagotable de experiencia en el arte de vivir, de generosidad y de cariño». Sin embargo, los padres deben evitar que esta pasión recíproca deje en manos de sus hijos el control de la relación con los abuelos. Las relaciones intergeneracionales, tan valoradas en la actualidad que incluso algunos colegios reclaman la presencia de los mayores para transmitir recuerdos de infancia o instruir en determinados valores, deben ser siempre equilibradas.